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El Gobierno culpa a "un medio quebrado" de los ataques contra el presidente
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SEIS MESES DESPUÉS DE LA 'OPERACIÓN RESCATE' A PRISA

El Gobierno culpa a "un medio quebrado" de los ataques contra el presidente

“Ese cuaderno ni existe ni ha existido. Y no es mi letra”. El rechazo frontal de Luis Bárcenas, extesorero del PP, a las informaciones publicadas por

Foto: El Gobierno culpa a "un medio quebrado" de los ataques contra el presidente
El Gobierno culpa a "un medio quebrado" de los ataques contra el presidente

“Ese cuaderno ni existe ni ha existido. Y no es mi letra”. El rechazo frontal de Luis Bárcenas, extesorero del PP, a las informaciones publicadas por el diario El País ha reforzado el discurso de los dirigentes populares, que han puesto al periódico en el centro de la diana. Al punto que sotto voce no se reprimen a la hora de cargar contra su editora, el Grupo Prisa. “Estamos recibiendo un ataque por parte de un medio que está quebrado”, se apunta sin ambages en fuentes del propio Consejo de Ministros. Y se asegura que lo más doloroso es que se haya puesto en cuestión la honradez del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Como publicó ayer El Confidencial, el Partido Popular ha decidido acelerar las acciones legales para defenderse de las acusaciones de cobrar y repartir entre sus dirigentes dinero negro, con tres objetivos declarados: el mismo Bárcenas, el abogado Jorge Trías y El País, a quien ya demandó por su cuenta José María Aznar el pasado viernes. Sin embargo, conspicuos dirigentes del partido sumaron ayer al frente legal toda una campaña de descrédito de las informaciones difundidas, con alusiones incluidas a la precaria situación financiera de Prisa. No en vano el grupo acumulaba una deuda de 3.132,54 millones a 31 de septiembre de 2012.

La mención lleva una enorme carga de profundidad. De hecho, la firma encontró aire gracias a lo más granado del establishment nacional hace apenas seis meses. Corría junio del pasado año y gigantes como Telefónica, Santander y La Caixa daban un paso al frente para entrar en el accionariado de la editora de ‘El País’, una suerte de operación rescate de las grandes multinacionales españolas a la compañía fundada por Jesús Polanco. Los bancos, después de años de refinanciaciones imposibles, cambiaban 334 millones de deuda por capital. Junto al HSBC, sumarán un 20% de la sociedad cuando se hagan efectivos los acuerdos el año que viene. Por su parte, la compañía de César Alierta se comprometía a comprar 100 millones de euros en bonos. Tendrá en torno a un 7% de la firma. 

Las referencias populares a las estrecheces de la compañía de Juan Luis Cebrián encierran sobre todo frustración –con ciertas dosis de autocrítica- por la falta de una política de medios arbitrada desde Moncloa. Fuentes del entorno de Mariano Rajoy insisten en que el presidente siempre ha sentido como algo ajeno el mundo de los medios de comunicación y subrayan que nunca ha considerado ni remotamente forjar un grupo mediático afín al Gobierno. Una postura que le aleja de la aspiración que sí tuvieron en otro tiempo –e incluso pusieron en práctica- los González, Aznar o Zapatero. “Tiene vocación de inhibirse en estas cuestiones y mantiene una enorme distancia con los tradicionales gurús de la derecha”, exponen estas fuentes.

La ‘edad de la inocencia’

De hecho, no falta quien subraya la autorización de la fusión Antena 3-La Sexta como ejemplo último de esa ausencia de orientación en la política de medios del Ejecutivo. No en vano el Consejo de Ministros daba luz verde a finales de agosto a la absorción por parte de José Manuel Lara de la cadena de los Roures, Contreras o Écija pese a que la Comisión Nacional de Competencia (CNC) había puesto a las partes condiciones inasumibles para cerrar la operación. En las propias filas del PP muchos no entienden que Rajoy diera árnica a la cadena más crítica con el partido, al punto de que a día de hoy no ha movido un ápice su línea editorial. Eso sí, el caso Bárcenas parece haber puesto fin a la ‘edad de la inocencia’. “Nos dicen que somos muy buenos, pero eso se ha acabado”, se zanja desde el cónclave de los ministros.

El cambio de tono que han experimentado en privado algunos miembros del Gobierno enlaza con lo que entienden como una “arremetida política” contra Rajoy por parte de El País. El sentimiento lo ponía de manifiesto el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, cuando ayer en el Congreso salía en defensa de la honestidad del presidente del Ejecutivo. "No sé qué opinan ustedes de ustedes mismos, pero le puedo asegurar que todos los ministros que nos sentamos en este banco azul y todos los senadores de mi grupo parlamentario estamos absolutamente convencidos de la honestidad, de la responsabilidad y orgullosos de nuestro presidente del Gobierno, y eso nos va a acompañar durante toda la acción de legislatura", respondió al senador socialista y ex ministro José Montilla.

En esta línea, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Alfonso Alonso, cuestionaba ayer la veracidad de los papeles del extesorero y aplaudía la decisión de la Fiscalía Anticorrupción de llamarle a declarar. “Bárcenas dice que no es el autor de unos papeles que ya se conocen como los papeles de Bárcenas. Esto es un lío (…) Nos parece muy bien que el fiscal cite a Bárcenas y requiera los famosos papeles para que se vea en qué consisten porque cada vez hay más dudas sobre esto”, precisaba. Horas antes, el diario El País anunciaba la entrega  a la Policía Judicial de los papeles en cuestión por orden de la Fiscalía Anticorrupción, según desvelaba el propio director del diario, Javier Moreno.

“Ese cuaderno ni existe ni ha existido. Y no es mi letra”. El rechazo frontal de Luis Bárcenas, extesorero del PP, a las informaciones publicadas por el diario El País ha reforzado el discurso de los dirigentes populares, que han puesto al periódico en el centro de la diana. Al punto que sotto voce no se reprimen a la hora de cargar contra su editora, el Grupo Prisa. “Estamos recibiendo un ataque por parte de un medio que está quebrado”, se apunta sin ambages en fuentes del propio Consejo de Ministros. Y se asegura que lo más doloroso es que se haya puesto en cuestión la honradez del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.