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El ocaso de la familia Polanco
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CEBRIÁN APUNTA A LA PRESIDENCIA

El ocaso de la familia Polanco

Javier Díez Polanco siempre tuvo habitación en la finca de la familia en Huelva. Una cercanía al núcleo duro que avalaba su candidatura a tomar las

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El ocaso de la familia Polanco

Opas, ternera y tormentas perfectas

“La opa sólo se explica desde el conocimiento del personaje -explicaba a este periódico durante una comida quien fuera próximo al consejero delegado-. Tú y yo pediremos hoy un entrante y media ración de ternera porque no tenemos demasiada hambre. En la misma situación, él pediría tres entrantes y dos raciones de ternera por cabeza. Es un hombre excesivo, que te puede deslumbrar en los primeros diez minutos. Luego…”. Cebrián se defiende del affaire Sogecable. “La enfermedad y muerte de nuestro presidente y primer accionista, Jesús Polanco, retrasaron algunos meses aquella operación, bien diseñada por nuestros bancos y en gran medida solicitada por los inversores. Apenas dos meses después de ponerla en marcha, en enero de 2008, se cayeron los mercados internacionales”, dixit a sus accionistas.

Y es que como asegura Octave, alter ego de Jean Renoir en La Règle du Jue (1939), “lo malo de este mundo es que cada cual tiene sus razones”. Y el también consejero de Le Monde no es una excepción. Argumenta ante quien quiere escucharle que no puede ser visto como un outsider cuando ha hecho todo el camino de la mano de Jesús Polanco; que no hay nadie más de la casa que él. Sobre los problemas con los bancos, Prisa ha sido víctima de la “tormenta financiera perfecta”. Y tampoco ve como un desatino la dilución accionarial de la familia. “Si se quier ser global hay que tener tamaño y eso es imposible con una familia o un grupo de amigos”, dice. Sostiene que siempre es mejor un porcentaje pequeño de una compañía que cotiza en EEUU y aspira a entroncar con Univisión que el 70% de un paquidermo reducido al negocio tradicional.

Convicción esta última que no deja mucho recorrido a Ignacio y Manuel en el futuro de Prisa. El flamante presidente de El País, siempre voluble, ya corteja otros escenarios que le son golosos. Admite ahora que no sabe ejercer de consejero delegado y que hay que profesionalizar la gestión en Prisa. Una reflexión asumida con hechos tras la llegada a la casa como su segundo de Fernando Abril Martorell, ex Credit Suisse y banquero de nivel. El que fuera primer ejecutivo de Telefónica ya ha debido pedir ayuda a algún operario que no esté en huelga para que retiren los vídeos y las teles de tubo del despacho de Díez Polanco. A partir de ahora será el lugar donde pase más horas. A él le corresponderá en seis meses, en cuanto se familiarice con la casa, llevar a buen puerto el día a día de la empresa. Esto es, las tareas de un consejero delegado.

¿Y Cebrián? Él sugiere a sus allegados que ya ejerce de presidente y consejero delegado. No hay más que acercarse a una Junta de Accionistas para detectar el cartón piedra del que está hecho el trono de Ignacio PolancoNacho se perfila como uno de los presidentes de honor más jóvenes de la historia. Claro que ya no manda en su casa. Para ello necesita las bendiciones de quien fuera su empleado. Y los dos, el plácet de Liberty.

Juan Luis Cebrián Fernando Abril-Martorell Ignacio Polanco