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¿Cuánto cuesta realmente un perfume?

El sector tradicional de la perfumería se establece sobre un modelo en el que el marketing, el 'packaging' y los márgenes de beneficios encarecen el precio de las fragancias

Un perfume de marca requiere un importante desembolso económico. En la gran mayoría de los casos una fragancia de marca no baja de los 70 euros. Por eso es el regalo estrella de navidades, cumpleaños y aniversarios de toda índole y, desde el mes de noviembre, hasta San Valentín, los anuncios de colonias invaden las parrillas televisivas de todas las cadenas.

Para encontrar el origen del perfume hay que remontarse a la prehistoria, ya que muchas culturas antiguas utilizaban inciensos y sustancias que quemaban para disfrutar de una fragancia agradable. Sin embargo, uno de los primeros precedentes del marketing del perfume lo asentaron los griegos. Parece casi visionaria la utilización de unos frascos llamados ‘lécitos’ en los que guardaban el perfume y que eran símbolo de un alto estatus social.

Pero, ¿cómo se hace un perfume para que alcance esos precios? Las nuevas tecnologías, como en todos los ámbitos han facilitado en gran medida la fabricación de perfumes. Ahora se utilizan fórmulas químicas que imitan las esencias naturales, que son las materias primas que más pueden encarecer la elaboración de este tipo de productos.

Con la producción automatizada (las máquinas, como en cualquier proceso de fabricación, facilitan la tarea) y las esencias que en la mayor parte de los casos se fabrican en los laboratorios, el precio final del contenido, según el Daily Mail representa sólo el 3% del precio total. Es decir, que si nuestra colonia cuesta 70 euros, el líquido con que nos rociamos cuesta alrededor 2,10 euros.

¿Qué pasa con los casi 68 euros restantes que no te estás echando cada mañana antes de salir de casa? En el mercado tradicional de perfumes, el de las grandes marcas, influyen otros aspectos como el marketing, el ‘packaging’ y el margen de beneficio que se quedan la marca y los distribuidores.

Las campañas de marketing y publicidad son casi el santo y seña de las grandes marcas, y, a pesar de que sólo el 6% de los compradores tomen su decisión gracias a un modelo en bañador que aparece en un barco en la costa italiana (por ejemplo), la partida del presupuesto de estos departamentos es muy elevada. Según un informe de AT Kearney sobre el sector, cada año se destinan 800 millones de dólares a acciones de marketing de perfumes.

Son muchas las teorías acerca de estas inversiones en campañas publicitarias y de marketing. Sin embargo, por muchos anuncios que se emitan, si al comprador no le gusta el olor no va a tener éxito. Muchos expertos afirman que la misión, aparte de mantenerse en el mercado ante la fortísima competencia y no caer en el olvido, es crear imagen de marca y continuar fidelizando a su cliente.

Hasta hace unos años este modelo era el único que existía en el mercado, pero la crisis agudiza el ingenio y en 2011 surgió la primera cadena de perfumes monomarca. Equivalenza puso la primera piedra, aunque después han venido otras. Su éxito radica, precisamente, en llevarle la contraria a las empresas tradicionales de perfumes. Se prescinde de las caras campañas de publicidad y marketing y el ‘packaging’ lujoso.

Los nuevos perfumes de estas compañías, clasificados por familias olfativas, consiguen rebajar el precio y mantener la calidad a través de frascos de cristal con un único diseño sencillo que los clientes pueden rellenar cuando se les termina su perfume.

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