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No usé jabón (ni gel) durante dos semanas. Esto es lo que pasó
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No usé jabón (ni gel) durante dos semanas. Esto es lo que pasó

Numerosos estudios aseguran que la piel se adapta al entorno y a sus cambios. Es decir, que si no nos lavamos, nuestro cuerpo se acostumbra. Una joven lo ha probado

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Estamos expuestos a millones de bacterias cada día. Muchas de ellas llegan a nosotros a través de la piel. Por eso, lavarse a diario se convierte en algo sumamente necesario. Enjuagarse las manos antes de comer con jabón o darse (mínimo) una ducha diaria nos protege de los gérmenes. A ninguno de nosotros, a estas alturas, se nos ocurriría prescindir de esta limpieza que entendemos imprescindible. Y todo ello a pesar de que numerosos estudios científicos han comprobado que la epidermis se adapta al entorno y sus cambios. Es decir, que si no nos lavamos, nuestro cuerpo se acostumbrará, y nosotros también.

Una redactora de 'Men's Health' ha decidido comprobarlo. La joven Concetta Smith narra en la web, en primera persona, su peculiar experimento: prescindir completamente del jabón (y de todo limpiador corporal) durante nada menos que dos semanas. Lo ha hecho ahora, justo en verano, cuando el calor abrasador hace necesarias unas dos duchas diarias para la mayoría de mortales.

Fue particularmente difícil no utilizar el gel cuando llegaba a casa después de hacer ejercicio, empapada en sudor

"Cuando le comenté a mis amigos lo que iba a hacer, se quedaron alucinados. Tal vez, el verano no sea el mejor momento para no lavarse con jabón. El calor y la humedad convierten a uno en un caldo de cultivo de infecciones. Pero me pregunté si con agua sería suficiente", cuenta Smith, quien se refiere a las declaraciones de una importante dermatóloga neoyorquina: "El agua por sí sola eliminará las impurezas de la piel".

Así que, con ganas de poner a prueba el agua, esta joven estuvo dos semanas duchándose sin utilizar ningún limpiador corporal. A continuación, explicamos cómo lo hizo, lo que ocurrió y lo que aprendió con la experiencia. No pierdas detalle, igual te da alguna idea.

1) Tomé duchas muy calientes

Durante los primeros días, se esforzó mucho en recordar que no debía utilizar gel. Es algo que hacemos inconscientemente, de forma automática. "Esto fue particularmente difícil cuando llegaba a casa después de hacer ejercicio, empapada en sudor y crema. Me apetecía darme una ducha fría, pero en lugar de eso la ponía al máximo de temperatura, ya que el agua caliente era mi única opción para combatir la suciedad".

Después de unos días realizando esta rutina de duchas ardientes en pleno verano, a Smith le comenzaron a gustar: "Pronto me deleitaba en la especie de sauna en la que se convertía mi cuarto". Está claro que el que no se consuela es porque no quiere.

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2) Sentí la piel más sana

Tras una semana lavándose con agua caliente y sin gel ni jabón, la protagonista comenzó a experimentar cambios en su piel. "Antes tenía una especie de capa seca, y ahora estaba reluciente. Es sabido que los jabones deshidratan la dermis, pues eliminan los aceites de la piel". En cambio, relata la joven, ducharse solo con agua no solo equilibra los aceites de la piel, sino que se vuelve más suave, y todo "por no utilizar los productos químicos presentes en la mayoría de geles de baño".

3) Ahorré tiempo y dinero

"Dejé de usar productos de aseo adicionales como cremas hidratantes y exfoliantes. No los necesitaba, ya que no me estaba deshaciendo de los aceites naturales con jabones irritantes. Mi piel no requería tanta atención", señala.

Podrías hacer algo bueno para tu piel y darle unas merecidas vacaciones de jabón de vez en cuando. Yo lo recomiendo

4) No olía (tan) mal

La joven cumplió con el plan sin mayores problemas. Solo se le pasó por la cabeza inclumplir lo prometido al dirigirse a una entrevista de trabajo, pues le daba miedo oler mal y, por lo tanto, dar una pésima impresión. Pero resulta que no fue así, no desprendía un aroma a rosas, pero tampoco apestaba a calcetín sudado.

"Resulta que bañarse con solo agua es suficiente para eliminar los malos olores. Con perfumes y desodorantes, descubrí que el jabón no desodoriza realmente. Simplemente añade una suave capa superior de fragancia, que se evapora a las pocas horas.

Tras los quince días, Smith recomienda a todo el mundo que lo pruebe: que deje el gel y el jabón. "Me ha sorprendido enormemente los beneficios que he tenido al dejar estos productos. Podrías hacer algo bueno para ti y darle unas merecidas vacaciones de jabón de vez en cuando".

Y tú, ¿lo has hecho en alguna ocasión? ¿Te animas?

Estamos expuestos a millones de bacterias cada día. Muchas de ellas llegan a nosotros a través de la piel. Por eso, lavarse a diario se convierte en algo sumamente necesario. Enjuagarse las manos antes de comer con jabón o darse (mínimo) una ducha diaria nos protege de los gérmenes. A ninguno de nosotros, a estas alturas, se nos ocurriría prescindir de esta limpieza que entendemos imprescindible. Y todo ello a pesar de que numerosos estudios científicos han comprobado que la epidermis se adapta al entorno y sus cambios. Es decir, que si no nos lavamos, nuestro cuerpo se acostumbrará, y nosotros también.

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