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¿Por qué toda España usa mal el imperativo? La culpa es del rotacismo
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¿Por qué toda España usa mal el imperativo? La culpa es del rotacismo

Nos enfadamos porque la RAE ha aceptado 'iros', pero usar un infinitivo como imperativo es un error recurrente en la gramática española. La Academia señala un culpable: el rotacismo

Foto: Peppa, de ti no nos lo esperábamos.
Peppa, de ti no nos lo esperábamos.

Después de la paella, hay pocas cosas que estemos maltratando tanto en España como el imperativo. Para los despistados, el imperativo es esa forma verbal semidesconocida que se emplea para ordenar o pedir algo, que termina en 'd' y no en 'r' y que ha recibido tantas patadas que ahora es fácil imaginársela hecha un ovillo en una esquina. Fundéu, en su cruzada por defender el buen uso del lenguaje, señala que uno de los errores más frecuentes, sobre todo en lengua oral coloquial, es el de formar el imperativo con el verbo en infinitivo. Básicamente, el imperativo es ese amigo al que se deja detrás del grupo en una acera demasiado estrecha.

Tampoco tenemos que sentirnos mal por confundir estas formas verbales. No porque no sea una aberración, que lo es. A muchos les sangran los ojos, de hecho, cuando se enfrentan a una frase con un infinitivo saludando con la mano en el lugar en el que debería estar el imperativo. Desgraciadamente, parece que no hay figura pública que se libre de este horror. Y no, no hablamos de Lola Flores y su “si me queréis, irse” (frase que debería ser la única aceptada por la RAE en un futuro en el que nos dominen los infinitivos).

No se libra nadie

Dentro de nuestra clase política, nadie ha destacado tanto en su uso del imperativo como el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en sus célebres tuits de hace años. Pero ni mucho menos es el único en haber patinado. Desde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hasta Gabriel Rufián, pasando por Tania Sánchez, todos aportaron su granito de arena al 'bullying' del imperativo.

Otras figuras conocidas, como Gerard Piqué o Jesús Calleja (que además tuvo especial inquina añadiendo varias erres), tampoco consideran al imperativo un ser digno de respetar. Y en una entrevista previa a su actuación en Eurovisión, Manel Navarro animaba a los espectadores a ver la gala con un “estar atentos” que chirrió casi tanto como su posterior gallo.

En el campo de la cultura, la querida Wonder Woman (Gal Gadot) quiso anunciarnos con toda su buena intención el estreno de la película en España, que acompañó con un desalentador “disfrutar”. En la música, también Mecano nos instigaba a “ir cantando este blues” con un fallido imperativo en ‘El blues del esclavo’ y Extremoduro predecía la reciente decisión de la RAE de aceptar la, hasta ahora, forma incorrecta de “iros” con su disco ‘Iros todos a tomar por culo’.

Una tragedia cotidiana

Pero día a día somos víctimas del infinitivo que se camufla de imperativo como dos niños dentro de una gabardina haciéndose pasar por un adulto. No solo en las cuentas de políticos, un clásico del género. También en los carteles públicos del tren o en los colgados con furia en el baño de un bar, en los 'mails' de profesores (oh, no), en una foto de Peppa Pig (OH, NO), en los 'stories' de tu 'instagramer' favorito o incluso en medios de comunicación o en las cuentas oficiales de marcas publicitarias. Sí, España tiene un serio problema con los imperativos y la infección ya se ha extendido. Ejemplos no faltan:

La culpa es del rotacismo

¿Pero qué tenemos en contra del imperativo? ¿Qué nos ha hecho para que le ignoremos más que al que llega nuevo al trabajo sin traer picoteo de bienvenida? Según ha explicado la RAE, en el español europeo se tiende a insertar una 'r' en la segunda persona del plural de los imperativos. Este proceso se conoce como rotacismo, es decir, “la conversión en una consonante rótica [la 'r'] de un fonema que no lo es”. Por eso, aunque la versión correcta es con 'd' (“sed malos”), nosotros, por fuerza mayor, insistimos en decirlo con 'r' (“ser malos”). Y cuando somos conscientes de esto, nos sangran los ojos con el “suscribiros a mi canal” del 'youtuber' de turno.

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“Pero ahora la RAE ha aceptado ‘iros’, ¿se va a aplicar también a los demás verbos?”. No, por dios. Aunque 'iros' podrá ser utilizado de forma válida como imperativo a partir de octubre por la expansión de su uso coloquial, la Academia sigue prefiriendo su forma correcta de 'idos'. Sin embargo, señala que no se debe extender a las formas de imperativo de los demás verbos. “El motivo de esta distinción es que muchos hablantes cultos que aceptan la forma ‘iros’ rechazan formas como ‘marcharos”, explican en la nota de prensa publicada tras su decisión.

Algunos no le encuentran el sentido y le han declarado la batalla a la RAE vía redes sociales. Pero cabe preguntarse, ¿de verdad nos sigue sorprendiendo algo de una institución que aceptó la palabra 'cederrón'?

PD: para terminar, os dejamos con una colección de perlas con muchas erres innecesarias que siguen sin ser aceptadas por la RAE (de momento):

Después de la paella, hay pocas cosas que estemos maltratando tanto en España como el imperativo. Para los despistados, el imperativo es esa forma verbal semidesconocida que se emplea para ordenar o pedir algo, que termina en 'd' y no en 'r' y que ha recibido tantas patadas que ahora es fácil imaginársela hecha un ovillo en una esquina. Fundéu, en su cruzada por defender el buen uso del lenguaje, señala que uno de los errores más frecuentes, sobre todo en lengua oral coloquial, es el de formar el imperativo con el verbo en infinitivo. Básicamente, el imperativo es ese amigo al que se deja detrás del grupo en una acera demasiado estrecha.

RAE Mariano Rajoy Pedro Sánchez