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La prostitución masculina desde dentro: "No soy chapero, soy escort"
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La prostitución masculina desde dentro: "No soy chapero, soy escort"

Hemos pasado la tarde con Álvaro, un brasileño de 45 años que ejerce la prostitución y que nos cuenta en primera persona lo que se siente y cómo ha evolucionado el trabajo

Foto: La imagen que tenemos del scort, un estereotipo. (iStock)
La imagen que tenemos del scort, un estereotipo. (iStock)

Es brasileño, tiene 45 años y escort. Lleva diez años en España, y ha decidido hablar con nosotros con la condición de salvaguardar su anonimato. Le llamaremos Álvaro, como él mismo ha decidido. Cuando muchos imaginan el mundo de la prostitución masculina, piensan en hombres fornidos, musculados, atractivos... Pero nos encontramos ante un hombre normal: alto, delgado y vestido en chandal, muy de estar por casa. Para nada el estereotipo de trabajador del sexo que muchos tendrían en mente.

Juan Moreno, un integrador social que trabaja en la ONG Imagina Más, nos ha puesto en contacto con él. Acudimos a su domicilio en pleno centro de Madrid, cerca de Callao, porque además Juan debía entregarle unas cajas de preservativos para repartir en las saunas. Contactar con él no ha sido fácil, sus horarios no están estipulados y casi nunca sabe cuando podrá: "Este trabajo es lo que tiene, que no sabes cuándo puedes quedar con amigos o hacer planes", nos comenta. Cuando nos ha recibido en casa, ha sido muy hospitalario y ha intentado en todo momento que nos sintiéramos cómodos. Tiene una casa muy ordenada con cocina americana y una habitación con un armario empotrado enorme. Álvaro nos sienta en su cama para comenzar la entrevista; a Juan lo tenemos apoyado en una mesa donde destaca una corona con plumas.

Hay meses que he podido ganar entre 3.000 y 5.000 euros y otros casi nada, por lo que el mes que es mucha cantidad lo tengo que administrar bien

Nada más aterrizar en nuestro país, estuvo 8 meses trabajando en un restaurante sin papeles, pero tras una demanda tuvo que dejarlo. Una noche de lujuria fue a una sauna para divertirse (locales exclusivos para hombres donde puedes tener relaciones, tomar algo, ver cine X...) y le confundieron con un escort. Él prefiere llamarlo así, "el término chapero no me gusta", nos comenta. Allí, le preguntaron cuánto cobraba -aunque nunca lo había hecho- y confiesa "no fue fácil", al verse necesitado y sin trabajo, aceptó y ahí comenzó todo. La mayoría de los hombres que trabajan en las saunas madrileñas son latinoamericanos (53,9%), sobre todo brasileños (25,3%). Después, españoles (13,6%), rumanos y búlgaros (13%) y africanos (15.6%); del 3.9% restante se desconoce su cuya nacionalidad. La edad de los hombres atendidos en estos locales se concentra entre los 25-35 años (81%), 18-24 años (18%) y por último 36-45 años (1%), según datos del área de gobierno de Equidad, Derechos Sociales y Empleo del Ayuntamiento de Madrid.

Cuando comenzó su andadura en el difícil camino de la prostitución vio que "la cosa era muy difícil". No encontraba trabajo en otros sitios, y sin papeles era imposible cerrar un contrato. "Empecé a depender de ese dinero al que llaman fácil, y al haber tanta competencia busqué una franja en la que apenas había otros chicos para que me salieran clientes. Así que decidí hacerlo por la noche, donde tampoco había mucha gente, pero los que estaban me los llevaba yo", asegura.

placeholder Los latinoamericanos, los que más la ejercen. (iStock)
Los latinoamericanos, los que más la ejercen. (iStock)

Sus primeros anuncios los puso en chueca.com y fue creándose una clientela. Tuvo que organizarse con sus compañeros de piso para cuadrar y poder tener sus citas en casa. Ahora lleva 8 años solo y trabaja en su propio domicilio cerca de Callao dando diferentes tipos de masajes, que se adaptan al cliente y sus petición particulares.

"Antes la gente sí acudía a tener sexo, pero ahora se lo piensan dos veces, ya que prefieren gastar su dinero en sus necesidades básicas. La crisis la hemos sufrido todos. Hay meses que he podido ganar entre 3.000 y 5.000 euros y otros casi nada, por eso cuando es mucho debo administrarlo bien", confiesa a El Confidencial.

El público que utilizaba sus servicios era principalmente gay, pero con las crisis, y tras disfrazarse en el Orgullo Gay en 2009 de transformista por primera vez, su clientela creció notablemente. "No lo tenía pensando, simplemente surgió. Tras ese día puse anuncios para heterosexuales y bisexuales y me empezaron a llamar. Mi nombre para ese personaje es Samantha, y desde entonces me he ido olvidando del público homosexual y me centro en el hetero".

Redes sociales

Este escort culpa también a las aplicaciones móviles y páginas de internet de la disminución del trabajo. El sexo es más accesible, los precios han bajado y los trabajadores sexuales tienen que esforzarse más por encontrar su público. Normalmente, Álvaro no elige a sus clientes en la primera toma de contacto, pero si no le ha gustado o se ha comportado mal y le vuelven a llamar, prefiere que no haya una segunda cita.

"Me gusta estar con personas mayores o discapacitados. Ellos tienen sus necesidades sexuales igual que los demás. La gente piensa que por estar en una silla de ruedas o en una cama no tienen ganas de sexo, y no es así. Todos las tenemos. Los más jóvenes buscan dinero fácil y solo piensan el cliente para el momento. No se fijan en el futuro y en que ese cliente quizá algún día, si has trabajado y comportado bien, quiera repetir. Los de 20 años son los peores, son unos maleducados y no saben comportarse; ante todo hay que tener una actitud correcta. Hay muchos que se pelean entre ellos por conseguir un cliente, y estos no son de nadie, son ellos los que eligen, no tú. Algunos roban, sobre todo en las saunas, y por su culpa muchos tenemos la lacra de ladrones, pero no es así", explica

"Hace poco he estado dos semanas con un hombre de Dubai que me arregla el mes, sus peticiones son un tanto inusuales y siempre voy transformado de Samantha, pero con lo que me paga podría tirarme varios meses sin trabajar, así que decir no es imposible", asegura.

Soledad

Estos últimos días se ha hablado mucho en la prensa sobre la soledad gay. Álvaro asegura que la padece muchas veces. "Quedas con mucha gente pero no puedes enamorarte, estás completamente solo. Tener pareja es imposible, el 90% de las que he tenido también se dedicaban a esto y al final no sale bien, y cuando te presentan a alguien y te preguntan a qué te dedicas, la mayoría no quiere saber más por sus prejuicios: masajista y brasileño, mal. Así que al final no salgo y estoy en casa sin hacer nada".

Álvaro se ha convertido en toda una referencia para otros escorts más jóvenes. Le tienen respeto y le piden consejo cuando tienen dudas sobre sexo, relaciones o métodos anticonceptivos, y por eso colabora con la Asociación Imagina Más, una ONG que tiene como objeto principal trabajar en la salud, educación, formación, prevención, reducción del estigma y discriminación, exclusión social y laboral, así como fomentar la igualdad y diversidad principalmente en los colectivos más vulnerables.

El recurso residencial al que pueden acceder personas en riesgo de exclusión social y que ejercen la prostitución está financiado por el IRPF

Su función se llama educador de pares (figura de educador con componentes semejantes al público al que ayuda), por lo que reparte condones, aconseja y deriva los problemas más graves de los chicos a la asociación. Además, suele acoger en su casa a algunos hombres que lo necesitan. "A veces unos días y otros unos meses, depende, les dejo estar aquí sin pagar nada, solo por ayudarles, y porque si no al final querrían tener derechos sobre la casa, y eso tiene que quedar claro que es mía", explica

Asimismo suele acercarse a los locales nocturnos para dar profilácticos a los chicos, la mayoría latinoamericanos, un total del 79%, un 37% más que el año anterior, procedentes de Brasil, República Dominicana, Venezuela, Cuba y Colombia. Los siguientes son los españoles con un 14,29%, aumentando tres puntos en cuanto al año anterior. En relación a la edad de los hombres atendidos en locales, casi la totalidad tiene una edad comprendida entre los 25-35 años (93%), seguidos de los de 18-24 años (7%).

Hay muchos chicos que trabajan en pisos independientes y que pagan parte de sus beneficios al casero o donde estos saben de las actividades de sus inquilinos y aunque no se lucran directamente de ellos, se aprovechan y les cobran más por ejercer dentro de sus casas. En los pisos privados, en 2016 ha descendido el número de hombres procedentes de Latinoamérica (38,74%), aunque dentro de este grupo destaca el aumento de los hombres procedentes de Venezuela, seguidos de españoles (19,08%), países africanos (1,49%) y un grupo de nacionalidad desconocida (40,69%).

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(iStock)

Recurso residencial de Imagina Más

La asociación presentó varios proyectos en diferentes convocatorias de empresas privadas y subvenciones que da el Estado y este recurso residencial (el primero dirigido a este colectivo en España) está financiado por las ayudas del IPRF y consta de cinco plazas más una de emergencia. Está destinado a personas en riesgo de exclusión social que viven en la calle o se van a quedar sin casa y que ejercen la prostitución. Hombres y mujeres transexuales con un mínimo de independencia económica pueden convivir en este piso de 6 a 9 meses con el alquiler, luz, agua y necesidades básicas pagadas además de una ayuda con una compra mensual.

Para acceder a este recurso hay que pasar una entrevista previa con los educadores y una psicóloga. Estos hacen visitas semanales al piso donde controlan la convivencia y crean y supervisan planes de acción con trabajadores del sexo. También, periódicamente, se hacen visitas sorpresa para controlar que todo está correcto y que no hay droga en el piso, algo que está totalmente prohibido.

Gracias a ellos, algunos tienen la oportunidad de ejercer su profesión sin estar en la calle, pero esa suerte no la tienen la mayoría que ejercen en la Puerta del Sol y acaban haciendo sus trabajos en los baños de los centros comerciales. La mayoría de ellos son de Rumanía (84%). Le siguen los procedentes de Colombia (4%), Marruecos (4%), España (4%) y República Dominicana (4%). El número de hombres de Europa del Este, concretamente rumanos, continúa siendo el mayor, mientras que se ha detectado un descenso de hombres de otras nacionalidades respecto al año 2015. En cuanto a las edades, estas oscilan entre los 25-35 años (54%), seguidos de los 18-24 años (33%) y 36-45 años (13%).

Principalmente los trabajadores del sexo son latinoamericanos (53,9%), españoles (13,6%), Europa del Este (13%) y africanos (15,6%)

Además, esta asociación, junto con el Ayuntamiento de Madrid, lleva desde 2013 un programa de atención llamado Prostitución Masculina y Transexual Madrid mediante el cual se ha perseguido reducir las desigualdades en la salud dentro del colectivo que ejerce prostitución, a través de la implementación de una serie de medidas dirigidas a facilitar el acceso al sistema sanitario de este colectivo especialmente vulnerable, en el que coexisten realidades como la inmigración irregular, usuarios de drogas y el ejercicio del sexo.

Esta iniciativa es pionera en todo el territorio nacional, supone una respuesta innovadora y efectiva por la igualdad de oportunidades para un colectivo duramente estigmatizado. Se ofrece una carta de servicios sociales y sanitarios para cubrir las necesidades básicas que pudieran agudizar la vulnerabilidad y exclusión de las personas en situación de prostitución masculina y transexual (personas sin hogar, sin recursos económicos, en situación administrativa irregular, con VIH y/u otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), diversas problemáticas de salud como tuberculosis o enfermedades mentales, consumo de sustancias o ludopatía).

Es brasileño, tiene 45 años y escort. Lleva diez años en España, y ha decidido hablar con nosotros con la condición de salvaguardar su anonimato. Le llamaremos Álvaro, como él mismo ha decidido. Cuando muchos imaginan el mundo de la prostitución masculina, piensan en hombres fornidos, musculados, atractivos... Pero nos encontramos ante un hombre normal: alto, delgado y vestido en chandal, muy de estar por casa. Para nada el estereotipo de trabajador del sexo que muchos tendrían en mente.

Prostitución Activismo LGTB ONG Ayuntamiento de Madrid
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