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¿Puedes saber si alguien es pobre o rico por su cara? Sí, según una nueva investigación
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LA VIDA DEJA MARCAS EN NUESTRO ROSTROS

¿Puedes saber si alguien es pobre o rico por su cara? Sí, según una nueva investigación

Somos muy buenos a la hora de identificar los orígenes sociales de los demás simplemente a través de sus rasgos faciales. Esto puede perjudicar sus perspectivas de futuro

Foto: Aunque ponga cara de póker, sabes perfectamente de dónde viene. (iStock)
Aunque ponga cara de póker, sabes perfectamente de dónde viene. (iStock)

No se debe comenzar un artículo con un refrán, pero en este caso haremos una excepción: la cara es el espejo del alma. Y del bolsillo, añadimos. Tanto es así que una reciente investigación ha mostrado que somos capaces de identificar la categoría social de una persona con tan solo con mirar su rostro, eso sí, siempre y cuando este mantenga una expresión neutral. En otras palabras, nuestra faz refleja nuestro pasado mucho más de lo que pensamos, incluso cuando somos adolescentes.

La investigación, llamada 'The Visiblity of Social Class from Facial Cues', ha sido publicada en el último número del 'Journal of Personality and Social Psychology'. A través de seis experimentos diferentes, los investigadores, liderados por el profesor Nicholas Rule de la Facultad de Arte y Ciencia de la Universidad de Toronto, preguntaron a un grupo de voluntarios cuánto dinero tenían las personas que aparecían en unas fotografías; en concreto, si percibían al año menos de 60.000 dólares o más de 100.000. Los resultados eran consistentes, y mostraban que el grado de acierto era estadísticamente significativo.

El transcurso de la vida, especialmente en lo que se refiere a la felicidad o el sufrimiento, deja rastros en nuestros rostros

Con una salvedad: que las personas observadas sonriesen o hiciesen otros gestos, lo que según los investigadores sirve para enmascarar los rasgos asociados con nuestro 'background social'. El transcurso de la vida, especialmente en lo que se refiere a la felicidad o el sufrimiento, deja marca en nuestros rostros. Como recuerda Rule, “a lo largo del tiempo, tu cara termina reflejando permanentemente tus experiencias”. Se trata de algo inconsciente, pero que toma forma en lo que llaman “los vestigios de dichos sentimientos”, como si se tratase del Fantasma de las Navidades Pasadas de Charles Dickens.

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(Researchgate)

Estos signos aparecen en nuestras caras incluso a una edad temprana, mucho antes de llegar a la treintena. El profesor desvela que “hemos visto estudiantes que apenas tienen entre 18 y 22 años que han acumulado una experiencia vital suficiente para cambiar visiblemente sus rostros hasta el punto de que puedes determinar cuál es su nivel socioeconómico o clase social”. Estos resultados eran independientes de la raza y el género de los participantes, al igual que del tiempo que los participantes dispusieron para evaluar las fotografías; con medio segundo era suficiente. Los rostros bellos, felices o tranquilos suelen estar asociado con un mayor nivel social.

Los prejuicios nos acompañan

La presente investigación resulta relevante para entender de qué manera las primeras impresiones determinan nuestra actitud hacia los demás. Si podemos identificar el origen social de alguien en un primer vistazo, nuestro comportamiento estará condicionada por dicha información. Sobre todo porque, como también se comprobó en esta serie de experimentos, el nivel social percibido en los rostros estaba asociado a otros prejuicios, como una mayor o menor posibilidad de ser contratados para un trabajo específico.

Los signos en tu cara sobre tu clase social influyen en tus relaciones y en las oportunidades que tienes a lo largo de tu vida

Estos prejuicios inconscientes pueden funcionar como un efecto pigmalión en el que se favorece, aun inconscientemente, a los candidatos de las clases más altas, en perjuicio de los que provienen de un entorno social más desfavorecido. Un círculo vicioso que contribuye a perpetuar la situación. “Indica que algo tan sutil como las señales que tu cara muestra sobre tu clase social la pueden perpetuar”, han explicado los autores. “Estas primeras impresiones pueden convertirse en una especie de profecía autocumplida. Va a influir en tus relaciones y en las oportunidades que tienes”.

El estudio pone de manifiesto la importancia que las señales visuales tienen en nuestro conocimiento del mundo que nos rodea en general y de las convenciones sociales en particular. Según Rule, buscamos caras por todas partes (como recuerdan algunas divertidas cuentas de Twitter) puesto que es lo primero que reconocemos cuando miramos a alguien. “Vemos caras en las nubes, vemos caras en las tostadas”, recuerda. “Estamos programados para buscar estímulos con forma de cara. Es algo que la gente entiende rápidamente. Y son es algo consistente, por eso resula estadísticamente significativo”.

El círculo de la pobreza

Este estudio es, según sus autores, una muestra más de cómo se perpetúa el conocido como “círculo de la pobreza”, que provoca que aquellos que han nacido en entornos socioeconómicos más desfavorecidos tengan enormes barreras para salir de ellos. En este caso los estereotipos cognitivos, difíciles de contrarrestar, juegan un papel muy importante. “La gente realmente no es consciente de los indicios en los que se fijan cuando hacen estos juicios”, explica la investigadora Thora Bjornsdottir. “Si les preguntas, te dirán que no saben. No tienen conciencia de por qué lo hacen”.

Foto: Si quieres llegar lejos, más te vale haber nacido en una familia con contactos y dinero. (Corbis)

Los prejuicios, por lo tanto, son en un alto grado inconscientes. Ya en 1987, una investigación publicada en 'Psychology and Aging' defendía que los 43 músculos faciales podían resultar alterados rápidamente a partir de las experiencias personales de sus portadores. “Los individuos que han disfrutado un bienestar subjetivo mayor suelen recibir un mayor afecto y por lo tanto, exhibir expresiones más positivas”, recuerda el presente estudio. “La musculatura facial de una persona puede hipertrofiarse y su piel, plegarse de formas que reflejen esas expresiones repetidas”. En otras palabras, la cara de pobre no solo existe, sino que condiciona tu futuro mucho más de lo que imaginas.

No se debe comenzar un artículo con un refrán, pero en este caso haremos una excepción: la cara es el espejo del alma. Y del bolsillo, añadimos. Tanto es así que una reciente investigación ha mostrado que somos capaces de identificar la categoría social de una persona con tan solo con mirar su rostro, eso sí, siempre y cuando este mantenga una expresión neutral. En otras palabras, nuestra faz refleja nuestro pasado mucho más de lo que pensamos, incluso cuando somos adolescentes.

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