Es noticia
El truco de 15 minutos para sacar notas mucho mejores, según Stanford
  1. Alma, Corazón, Vida
LA CLAVE ESTÁ EN LA METACOGNICIÓN

El truco de 15 minutos para sacar notas mucho mejores, según Stanford

No basta con disponer de multitud de recursos, apoyo personal o ser inteligente. Es necesario hacernos unas cuantas preguntas, y no te preocupes, no te va a llevar tiempo

Foto: ¿Estudiar para el examen... o por algo más? (iStock)
¿Estudiar para el examen... o por algo más? (iStock)

¿Quieres aprender más? ¿Quieres sacar mejores notas o, mejor aún, que tus hijos o alumnos mejoren su rendimiento? ¿Necesitas que tu centro saque mejores calificaciones en las pruebas que se están realizado estos días? Por supuesto, no hay fórmula mágica, pero puestos a probar, hay un posible enfoque muy sencillo que utilizamos todos, aunque no lo sepamos. De hecho, ya forma parte de los programas educativos de la mayor parte de países.

Lo expone la investigadora de la Universidad de Stanford Patricia Chen en un artículo publicado en 'Psychological Science': la clave está en la metacognición. Vamos, en la capacidad de cada ser humano de reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje y conocimiento; aquello que, según las competencias clave de la ley educativa española, forma parte del conocido como “aprender a aprender”.

Los estudiantes se lanzan a estudiar antes de haber trazado una estrategia sobre qué utilizar y sin saber qué recursos usarán

Según comprobó la autora a través de dos experimentos, la diferencia entre poner en marcha esta metacognición y no hacerlo se puede cuantificar en hasta una tercera parte de cada uno de los distintos niveles de calificación. Es decir, la diferencia entre un sobresaliente bajo y un notable alto o, puestos a reducirlo al absurdo, un suspenso por los pelos y un aprobado raspado. Pero no conviene dejarse llevar por lo sonoro del término: el hallazgo de Chen quiere decir, básicamente, que debemos saber qué hacemos y por qué lo estamos haciendo. Como explica, “a menudo los estudiantes se lanzan a estudiar sin pensar antes de haber trazado una estrategia sobre qué utilizar, sin entender por qué están empleando cada recurso, y sin planificar cómo van a utilizarlos para aprender de forma eficiente”.

El estudio diferenció a dos grupos de alumnos 10 días antes de hacer un examen. A unos tan solo les dijeron que el examen estaba próximo y que debían ponerse a estudiar; la otra mitad recibió un breve test que les ayudó a la hora de preparar esta prueba. Estos últimos, que antes de realizar el examen habían obtenido notas semejantes a sus compañeros, lo hicieron mucho mejor que el grupo de control.

Entre las actividades que el grupo de alumnos “metacognitivos” se vio obligado a realizar se encontraba un test de 15 minutos sobre el examen al que estaban a punto de enfrentarse, en el que debían reflejar la nota que querían obtener en el mismo, la importancia ulterior que tendría este resultado en su carrera estudiantil y la probabilidad que preveían que tenían de conseguir este resultado. A continuación, debían reflexionar sobre la clase de preguntas que se esperaban encontrar, cuál de los 15 recursos presentados en la clase querían utilizar para estudiar (libro de texto, ejercicios, tutoría privada, etc.), una respuesta que debía estar justificada.

Conocerse a sí mismo

Este sencillo programa de autoconocimiento estimulado de forma externa fue decisivo para que estos estudiantes obtuviesen una mejor nota. Por una parte, porque era una sencilla manera de conseguir que, antes de lanzarse a hacer lo que la mayoría de estudiantes suele hacer –“a ver qué dice la primera página de la primera lección, y luego ya veremos”–, les empujaba a establecer un criterio, una metodología y una selección de recursos.

Los que habían sido asesorados de esta manera estaban menos nerviosos de cara al examen y tenían un mayor control

Pero también porque les ayudaba a encontrar sentido en lo que estaban haciendo; en lugar de estudiar por estudiar, gracias a las preguntas del test, conseguían encontrar una motivación interna para sacar buenas notas. O, aunque no lo hiciesen, tenían más claro por qué se comportaban de la manera en que lo hacían. No solo eso, sino que aquellos que habían sido asesorados de esta manera estaban menos nerviosos de cara al examen y sentían una mayor sensación de control.

La moraleja es clara: no hay nada como saber por qué haces algo para hacerlo mejor, tanto porque optimizas tus recursos como porque obtienes una motivación extra, más allá de la mera imposición externa. De esta manera, conseguimos elaborar un método personal para enfrentarnos a nuestro objetivo; nos ayuda a conocernos a nosotros mismos. Y lo sorprendente de este caso concreto es que basta con 15 minutos para marcar una gran diferencia.

Pienso que pienso

Como ocurre a menudo, esta expresión acuñada por el psicólogo del desarrollo John H. Flavell a finales de los años 70 sirve para designar algo en realidad tan antiguo, por lo menos, como el hombre. Es algo que, como la autoconciencia, nos distingue de los animales –al menos de la mayoría de ellos, pues se han encontrado procesos semejantes en los delfines o los macacos– y que aparece a medida que el niño madura: que esta sea consciente de que se le dan mejor unas asignaturas que otras o que necesita más o menos tiempo para aprender algo son formas básicas de metacognición.

Una de las citas más célebres de Bertrand Russell hace referencia a esta capacidad de dudar de todo: “El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”. La capacidad de dudar del propio conocimiento es también parte de la metacognición. En muchos casos se trata de la principal diferencia entre un buen y un mal estudiante, por mucho que este último sea tremendamente inteligente: saber organizarse, seleccionar lo esencial y motivarse es lo que puede separar el éxito del fracaso escolar. Como advierte la investigación, no solo importan los recursos de los que disponemos, sino también enseñar a los estudiantes a emplearlos correctamente.

¿Quieres aprender más? ¿Quieres sacar mejores notas o, mejor aún, que tus hijos o alumnos mejoren su rendimiento? ¿Necesitas que tu centro saque mejores calificaciones en las pruebas que se están realizado estos días? Por supuesto, no hay fórmula mágica, pero puestos a probar, hay un posible enfoque muy sencillo que utilizamos todos, aunque no lo sepamos. De hecho, ya forma parte de los programas educativos de la mayor parte de países.

Alumnos
El redactor recomienda