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Shisha Kanko: el 'mindfulness' japonés que es el más auténtico
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Shisha Kanko: el 'mindfulness' japonés que es el más auténtico

En nuestro afán por mirar a extremo oriente en pos de la autoayuda, hemos transformado sus costumbres más profundas haciendo de ellas lo que no son

Foto: Algunas prácticas rituales japonesas están directamente integradas en la vida cotidiana. (iStock)
Algunas prácticas rituales japonesas están directamente integradas en la vida cotidiana. (iStock)

El propósito del mindfulness es concentrar la atención y la conciencia de manera plena en lo que ocurre en el presente. Cuando este concepto pasó de la tradición budista a nuestra cultura llegó exclusivamente bajo la apariencia de la meditación extraída del zazen.

La realidad es que estamos confundiendo forma y fondo. El profesor emérito de Medicina de la Universidad de Massachusetts, Kabat-Zinh, recuerda en declaraciones a la 'BBC' que el mindfulness “no va de sentarse en la posición del loto imitando una estatua del Museo Británico. En síntesis, el mindfulness es la conciencia momento a momento”.

Los trabajadores japoneses que practican el 'sisha kanko' cometen un 85% menos de errores

Para comprender lo que se esconde tras una idea tan abstracta, es necesario volver la mirada al país del sol naciente donde el hábito no se lleva a cabo solo durante cinco minutos al día. Muy al contrario de lo que se cree, el trabajo desde la atención aparece allí en frecuentes quehaceres y rutinas. Veamos, pues, la curiosa práctica que llevan a cabo todos los días algunos empleados japoneses del sector de los transportes.

Conducir un tren al modo zen

Si algún turista ha utilizado alguna vez la red ferroviaria nipona, probablemente se haya sorprendido ante el curioso ritual que despliega el maquinista antes de poner en marcha el tren. El conductor comienza a hablar en voz alta mientras realiza una serie de tareas al tiempo que señala con el dedo a diferentes partes del tren y del andén.

Lo que el trabajador esta efectuando es el así llamado ‘shisa kanko’, literalmente apuntar y decir, también conocido como ‘shisa kakunin kanko’ o ‘yubisashi koshō’. Se trata de un método que tiene más de un siglo de antigüedad y que se introdujo por primera vez entre los trabajadores del sector ferroviario. El propósito de este llamativo procedimiento es el de evitar errores, comprobando que todo esté correcto mientras se nombra aquello que se verifica. Se trata, en definitiva, de un diálogo con uno mismo en el que la faena deja de ser mecánica para volverse manifiesta.

La técnica funciona tan bien que, según la Asociación Japonesa para la Salud y la Seguridad Industrial (JISHA), los trabajadores que se dedican a tareas sencillas suelen efectuar un 2,38% de errores por cada 100 operaciones, mientras que aquellos que recurren al 'shisa kanko' solo se equivocan en un 0,38%, es decir, reducen sus yerros en un 85%.

"Aprovecha el momento" a la japonesa

La queja más frecuente que desde el mundo oriental se realiza hacia nuestra cultura es que desde Occidente necesitamos conceptualizar y tener una explicación verbal de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Los esfuerzos para traer las ideas indefinidas de esta parte de Asia se han traducido en las obras de autores como Eugen Herrigel y su ‘Zen en el arte del tiro con arco’ o ‘Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta’ de Robert M. Pirsig.

Acercarnos, sin embargo, a estos conceptos con nuestras herramientas es una labor desde la que es imposible llegar hasta el fondo. Tales ideas están tan dentro de la psique oriental que allí apenas se verbalizan estos aspectos que tanto nos fascinan, sino que nociones como la conciencia momento a momento se practican sin más, manifestándose de mil modos diversos, día tras día, en casa o en el trabajo, a través de técnicas como el 'sisha kanko'.

Lo que se pretende es acabar con el modo de piloto automático que activamos sin querer y trasladar la atención a las cosas que pasan desapercibidas

Frente a la idea más difundida, la atención al presente de la que tanto se habla en el mindfulness de autoayuda, no es pasiva, sino que se encuentra en la acción y en ejercer y entrenar una disciplina. Las expresiones más obvias son las así llamadas artes zen, entre las que se encuentran la ceremonia del té, el haiku, el arte floral ikebana, el cuidado de los bonsais, el teatro Nō, el karate o la esgrima japonesa (kendo).

Todas ellas, como el 'sisha kanko', están contextualizadas como un ritual que, sin embargo, no se encuentra ajeno a lo cotidiano. Tomemos como ejemplo la ceremonia del té donde se dedica un tiempo a saber apreciar la decoración de la sala o de la cubertería, incidiendo sobre la verdad de que ese instante, con esos objetos y rodeados de aquellos que nos acompañan, no se va a volver a repetir nunca.

El estudio de estas disciplinas busca acabar con el modo de piloto automático que activamos sin querer y trasladar la atención a las cosas que equivocadamente nos pasan desapercibidas. Aun a riesgo de caer en el error del que hablábamos anteriormente de traducir el concepto con nuestro lenguaje, de algún modo, la conciencia momento a momento tiene algo del ‘carpe diem’ de Horacio, sin el componente nostálgico que nuestra civilización arrastra desde su génesis.

El propósito del mindfulness es concentrar la atención y la conciencia de manera plena en lo que ocurre en el presente. Cuando este concepto pasó de la tradición budista a nuestra cultura llegó exclusivamente bajo la apariencia de la meditación extraída del zazen.

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