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Hablamos con Erika Lust, la mujer que va a cambiar el cine porno desde España
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ENTREVISTA CON ERIKA LUST

Hablamos con Erika Lust, la mujer que va a cambiar el cine porno desde España

Erika Lust (1977) lleva casi una década y media intentando ofrecer películas eróticas diferentes, que puedan gustar a las mujeres y que sean una alternativa al porno sexista

Foto: Erika Lust lleva su productora junto a su marido, Pablo Dobner. (Erika Lust Films)
Erika Lust lleva su productora junto a su marido, Pablo Dobner. (Erika Lust Films)

Este viernes se estrena en Netflix la serie 'Hot Girls Wanted: Turned On', una serie de documentales producidos por Rashida Jones sobre el sexo moderno en el que aparece una cara que resultará conocida a muchos españoles. Se trata de la sueca Erika Lust, la directora de cine pornográfico afincada en Barcelona desde hace 20 años que se ha convertido en una de las referencias a nivel mundial del porno ético. De ahí que aparezca en el episodio 'Women on Top' junto a las fotógrafas Suzy y Holly Randall como una de las mujeres que mueven los hilos del cine erótico alternativo.

Su primera obra, el cortometraje 'The Good Girl', fue tan solo el primer paso en una carrera en la que también se cuentan libros –'Porno para mujeres' (Melusina), 2008– o el proyecto XConfessions: en él, las mujeres confiesan sus fantasías a la directora, que las convierte en cortometrajes. ¿Su objetivo? Demostrar que otra representación del sexo es posible o, mejor dicho, que se entienda que el porno y el sexo no son lo mismo y, que, como recuerda a El Confidencial, aunque el sexo esté por todas partes en forma de 'marketing', superemos nuestro miedo a él.

Hay mucha gente que, cuando hablas de porno alternativo, se imagina que es algo muy suave, romántico, pero no siempre es así

El último proyecto de Lust es The Porn Conversation, una guía para padres que quieran mantener con sus hijos una conversación sobre el consumo de porno, y que ofrece distintas pautas según la edad de los retoños. “Tengo que hablar a mis hijas del porno de igual forma que del tabaco o de las drogas, porque si no les explico nada, no estarán preparadas”, explica Lust, madre de dos niñas de 6 y 9 años. Con el objetivo de que cuando sean mayores vivan en un mundo donde el porno no esté basado en la humillación de la mujer y el mero placer del hombre está pensada la obra de la sueca, como nos explica en esta entrevista.

P. ¿Cuál es la clase de escena que nunca vamos a ver en sus producciones?

R. Es una pregunta un poco difícil de responder. Lo que nunca verías son cosas que no me gustan, no me ponen o no me resultan interesantes, y nunca jamás algo ilegal o al límite. Pero hay mucha gente que, cuando hablas de porno alternativo e independiente, se imagina que es algo muy suave, romántico. Ahí sí que tengo que decir que no siempre es así, el cine que yo hago habla sobre sexo, trata todos los fetichismos, fantasías y aventuras posibles. Lo que no vas a ver son tramas machistas, racistas, homófobas o cosas feas a un nivel estético como se ve hoy en día los 'tubes' pornográficos.

Pero sí puedes encontrar un BDSM elaborado, donde una mujer se puede permitir ser sumisa, pero siempre lo vas a ver en un contexto donde entiendes que ella ha dado el consentimiento a estas acciones. Trato de entender los personajes, quiénes son, de dónde vienen, cuáles son sus pasiones, por qué se atraen; quiero explicar una situación sexual, no solo ver lo anatómico, la penetración, sino entender la motivación.

P. Conocemos bien los tropos del cine porno convencional, dirigido a hombres. Pero ¿cuáles son los que prefieren las mujeres?

R. Hoy en día lo que ves mucho es a las mujeres estimulándose a sí mismas, sobre todo para llegar al orgasmo, que es algo poco frecuente en el cine porno convencional. Siempre se ve la penetración en la que la mujer chilla de placer, pero todas sabemos que para correrte necesitas tocarte, que es algo que el porno no nos muestra. Es un detalle que yo veo con las actrices con las que trabajo: para que lo pasen bien, se tocan a sí mismas.

También quiero ver el cuerpo masculino, no solo el órgano. A mí me resultan atractivos los hombres, quiero ver sus cuerpos de igual manera que se ven los cuerpos femeninos. Quiero ver sus expresiones, su piel, la sensación de un cuerpo tocando al otro. Como un diálogo. A mí lo que me interesa es la acción que un personaje realiza con otro, y luego la reacción de este. La pornografía tradicional no tiene este tipo de planteamientos, está tan centrada en el hombre que lo que vemos es el cuerpo femenino, y después al hombre penetrándolo. Es una imagen muy básica, como de máquina, y muy poco humana.

No quiero que los actores se pongan a interpretar, porque imitan lo que han visto en otras películas; quiero que tengan sexo

P. Su manera de rodar tiene más que ver con el lenguaje del cine convencional que con el del porno. ¿Cuál es su criterio a la hora de elegir su puesta en escena?

R. No escondo nada, realmente los actores están teniendo sexo, pero de una manera mucho más natural. Yo siempre digo a mis actores que no quiero que hagan una 'performance' pornográfica, que no quiero que se pongan a interpretar, que es lo que suelen hacer: lo han visto en otras películas y lo imitan. Quiero que tengan sexo. Luego es mi trabajo y el de mi equipo buscar las imágenes que nos parezcan interesantes. Lo veo más como una coreografía, hay más tipos de movimientos que me interesan.

P. Una de las consecuencias de la proliferación del porno es que muchos hombres (y mujeres) comiencen a comportarse como si fuesen actores porno.

R. Esto es porque en los últimos 10 años ha habido una revolución en el porno. Anteriormente existía pero no era tan habitual como ahora, no era tan fácil encontrarlo. Ahora lo tenemos en el bolsillo todo el día, en nuestro móvil. Vamos caminando por la ciudad con el porno a un click. Antes era un producto por el que tenías que pagar, el consumo era distinto porque tenías que buscarlo, adquirirlo y tener intención de verlo. Hoy en día es algo que la gente hace con mucha menos intención, es como comida rápida.

Lo que nos ha faltado quizá es la madurez de ser un poco más responsables como consumidores, porque hay mucha gente que ni siquiera piensa en lo que está viendo, si le gusta, si le da placer, si le parece que las personas que ahí aparecen están tenido placer, sobre todo las mujeres, no investigan de dónde viene, no les importa… Siempre le digo a la gente que tiene que investigar el origen del porno que ven, o quién es el responsable, con nombres y apellidos.

Yo soy una consumidora responsable en general. Elijo mi porno de igual manera que los huevos o la carne en el supermercado. Cuando hablo con hombres veo que muy pocos han tenido esta clase de planteamiento, pero cuando abren los ojos y se ponen a mirar se dan cuenta de que mucho de lo que ven es completamente anónimo. Es una cuestión de concienciarnos como sociedad: ¿qué queremos y qué no? Todos tenemos perversiones e ideas curiosas, fetichismos, pero tiene que estar bien hecho, se tiene que cuidar a los actores, que sus papeles de salud estén al día, que lo hayan podido comprobar, que estén contentos con sus compañeros, que no les han presionado otros directores para que hagan cosas que no quieran hacer…

No conozco demasiado la industria porno general, pero sí que estoy en contacto con actores y actrices que trabajan para la gran industria, y las historias que oigo me dan miedo muchas veces. Es un mundo poco reglado, en manos de cierto tipo de hombres…

P. ¿Cuáles?

R. Si piensas en la clase de hombre que hace porno hoy el día, suelen ser hombres que les gusta el porno muy sucio: ¡tetas, culos, cubatas, cochazos! Es ese rollo. La gente me pregunta: ¿cuáles son las diferencias con el porno normal? Imagínate que Nacho Vidal te invita a cenar, e imagina las otras personas, el mantel, los platos, la bebida, todo lo que él elige es su mundo. Si yo te invito a cenar va a ser bien distinto: los productos, la gente… Cuando hacemos una película la hacemos desde nuestro punto de vista, y pongo todos los valores de lo que soy como persona.

La gente tiene hambre de sexo, de ver películas que retraten relaciones o tendencias. Que muestren sexo real, porque no lo hay

Ahí es donde veo que el panorama del porno es un poco triste por la clase de hombre que lo está haciendo hoy en día. Si tuviésemos hombres con otra inteligencia y creatividad sería diferente, pero se ha reducido a un tipo de hombre bien triste. Por supuesto, falta la mirada femenina. No somos más de 20 mujeres haciendo esto. Vamos a ser sinceros: algunas de las mujeres creadoras no hacen otra cosa que reproducir lo que han aprendido de la industria, no tienen una perspectiva nueva y fresca, hacen un producto que ya existe.

La gente tiene hambre de sexo, de ver películas que retraten relaciones, tendencias, que muestren sexo real, porque no lo hay. Por un lado está el porno, que ya sabemos todos que es una ilusión bastante sexista, y por otro tienes cine y televisión que muestran muy poco sexo, cuando aparece apenas es un plano en el que se quitan la ropa con iluminación un poco tenue. Es utilizado en publicidad, pero la gente tiene mucho miedo del sexo real, y creen que si tienes fantasías diferentes a lo típico eres raro. Si escuchamos a nuestras voces interiores eróticas, todos somos un poco raros, hay momentos en los que no entendemos las cosas que nos ponen.

Lo he escuchado decir a muchas mujeres jóvenes feministas que me escriben o con las que hablo, y que me dicen que no tienen muy claro dónde están políticamente, porque saben que son feministas, pero en su vida sexual no se sienten muy dominantes. Yo les digo que no tiene absolutamente nada que ver, ser feminista no quiere decir que tengas que ser una dominadora en la cama. Si a ti te gusta no pasa nada, simplemente ten cuidado con quién lo haces, elige a alguien a que te respete y que te escuche en cualquier momento cuando pienses que has llegado a tu límite.

P. Imagino que de igual manera que tiene muchas espectadoras, también habrá muchos hombres, aburridos del porno tradicional, que consuman sus películas.

R. Completamente. Tengo un público masculino enorme. Hay más hombres que mujeres en mi site online, un 60% de hombres y un 40% de mujeres. Esto de que un producto más ético y bonito solo le guste a las mujeres es 'bullshit'. Hay muchos hombres a los que les gusta, que quieren algo más de trama y personajes o una fotografía más bonita, y que disfrutan de ver más diversidad de cuerpos, formas, edades, colores…

Cuando hago el 'casting' intento elegir a gente con personalidad, no a estrellas porno perfectas, no me interesan nada. Me interesa gente que transmita algo, que sean simpáticos, divertidos, atractivos, pero esto no quiere decir que sean modelos o muñecas Barbie.

La gran mayoría de los jóvenes, en realidad, reproducen lo que han aprendido en la industria del porno, porque no conocen otra alternativa

P. No solo hay muchos más consumidores, sino también más productores. Hay una gran cantidad de contenido 'amateur' en los portales de internet. Pero esto no parece haber cambiado nada en el lenguaje del cine pornográfico.

R. Ojo, cuidado con eso porque no es totalmente cierto. Da la sensación de que son 'amateur', pero la mayoría de esos vídeos han sido producidos por empresas, hay poco material 'amateur' propiamente dicho.

La gran mayoría de esos jóvenes, en realidad, reproducen lo que han aprendido en la industria del porno, porque no conocen otra alternativa. La nueva generación sí ha abierto sus propias productoras y hacen su propio material, pero no están en las grandes plataformas, en YouPorn ni Pornhub, sino en otras de encuentros o 'webcamming' y pequeños blogs que han creado ellos mismos. Ahí sí que ha habido un pequeño cambio en la industria a pequeños directores y productores que hacen su propio contenido y empieza a haber un circuito cada vez más grande de cine pornográfico independiente. Lo que pasó en Hollywood está ocurriendo ahora en el cine pornográfico.

P. El cine no consiste solo en lo que ocurre delante de la cámara, sino también detrás. Es decir, en las condiciones laborales. En los últimos años han surgido casos como el de los abusos de James Deen a Stoya. ¿Cuáles son los estándares de Erika Lust Films para que los actores y actrices se sientan protegidos?

R. Preguntar a la gente con quién quieren trabajar, que es muy importante porque resulta siempre un añadido de seguridad, presentarles antes del rodaje, contarles quién es el actor o la actriz que se propone para que puedan opinar o mirar su perfil y charlar entre ellos, el 'testing' de salud y ETS, que haya un intercambio entre los actores antes de rodar, hablar del uso de juguetes y lubricantes para que se aclaren entre ellos qué quieren usar y qué no, decidir el tipo de sexo que va a haber para saber cuáles son los límites de cada actriz y actor y ser muy conscientes detrás de la cámara de cómo se sienten.

Si algo no está funcionando 100%, hay que parar la acción, preguntar si necesitan tiempo… Son cosas tan claras que me parecen totalmente lógicas. Pero cuando oigo historias de lo que pasaa en otros sets de porno más tradicional, me da miedo porque oigo muchas historias de productores porno que invitan a sus amigos al rodaje, que están ahí bebiendo cervezas alrededor, o un amigo decide entrar delante de la cámara sin haberlo aclarado antes, o una chica con la que se ha acordado una cosa se le pide que haga otra… Esta clase de situaciones me parecen malas prácticas. No es justo, no es forma de comportarse, tienes que acordar las cosas antes. Delante de la cámara, con o sin ropa, siempre eres más vulnerable, sobre todo en una situación sexual.

Este viernes se estrena en Netflix la serie 'Hot Girls Wanted: Turned On', una serie de documentales producidos por Rashida Jones sobre el sexo moderno en el que aparece una cara que resultará conocida a muchos españoles. Se trata de la sueca Erika Lust, la directora de cine pornográfico afincada en Barcelona desde hace 20 años que se ha convertido en una de las referencias a nivel mundial del porno ético. De ahí que aparezca en el episodio 'Women on Top' junto a las fotógrafas Suzy y Holly Randall como una de las mujeres que mueven los hilos del cine erótico alternativo.

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