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Así se llega a ser rico (pero depende de si eres de clase media o alta)
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EL SECRETO DEL ÉXITO

Así se llega a ser rico (pero depende de si eres de clase media o alta)

Los millonarios no solo tienen más dinero, sino que perciben las posibilidades vitales y el éxito de manera distinta que el resto de clases sociales

Foto: "¿Cómo me hago millonario?". (iStock)
"¿Cómo me hago millonario?". (iStock)

“Déjame que te hable sobre los ricos”, dijo el novelista F. Scott Fitzgerald en los años 20. “Son diferentes de ti y de mí”. “Sí, claro, tienen más dinero”, respondió su amigo y rival Ernest Hemingway, con lo que daba a entender que la riqueza no cambiaba mucho las cosas.

Si bien esta conversación podría formar parte de una leyenda literaria, Hemingway tal vez no estuviese del todo en lo cierto. La desigualdad entre pobres y ricos sobrepasa al ámbito económico. No solo tienen más dinero, sino que perciben las posibilidades vitales y el éxito de manera distinta que la clase media o baja.

Trabajo duro y dedicación

Pongamos de ejemplo a Jack Ma, el CEO de Alibaba y el hombre más rico de China, según la revista Forbes. Ma proviene de una familia humilde y durante su juventud no fue muy buen estudiante. Entonces, ¿cuál es el secreto de su éxito? El mismo que has escuchado en boca de tantos otros millonarios: trabajo duro y dedicación. “No tenemos a ningún padre rico o tío poderoso. Tan solo nuestros clientes nos apoyan”, aseguró el empresario en un debate a Chelsea Clinton, y señaló que Alibaba es la prueba de que el “80% de la gente en China puede alcanzar el éxito”.

Una vez se atesora fortuna, se tiende a pensar que la riqueza se debe a las cualidades individuales como el empeño y el espíritu emprendedor

Ma no es el único que cree que cualquiera puede salir de la pobreza a través del esfuerzo. El sueño americano –desde Bill Gates hasta Pitbull– deslumbra al mundo. Los nuevos 'popes' del triunfo económico elogian las oportunidades que el sistema ofrece para convertirse en ‘una persona hecha a sí misma’. “Started from the bottom, now we’re here (comencé desde abajo y ahora estoy aquí)”, resume el rapero estadounidense Drake en un videoclip en el que pasa de ser un mero reponedor a viajar en jet privado.

Una vez se atesora fortuna, se tiende a pensar que la riqueza personal se debe a las cualidades individuales como el empeño y el espíritu emprendedor. Así lo demuestra una encuesta de 2011 que varios medios internacionales están recogiendo de nuevo en sus páginas. El Obshestvennoe Mnenie Fund, una empresa que estudia las actitudes y los valores de la sociedad rusa, preguntó a personas de diferentes clases sociales cuáles son los ingredientes del éxito.

Para empezar, ninguno de los tres grupos (clase alta, media y baja) cree que en el talento o la buena suerte radique el secreto para triunfar económicamente. La clase alta, como ya hemos comentado, se centra en las cualidades individuales. Como Don Quijote, aseguran que "la diligencia es madre de la buena ventura”. Debe ser que el Ingenioso Hidalgo de la Mancha tenía, además de lanza en astillero, algunos millones escondidos que lo aupaban en la escala social.

En cambio, para la clase baja es todo lo contrario: uno tiene éxito en la vida a base de contactos, engañar a la gente y la presencia de capital anterior. Entre los más humildes existe, por tanto, cierto reparo –algunos lo calificarán como prejuicio– ante la idea del emprendedor victorioso. Según la encuesta, ven al rico como a un Donald Trump ataviado con mentiras, contactos interesados y herencias paternales.

En una ocasión, la primera ministra británica Margaret Thatcher calificó la pobreza como un “defecto de la personalidad”

La clase media, el zócalo social -ahora en declive- que ha mantenido el Estado del Bienestar en Europa, sostiene que lo determinante es la buena educación, los contactos y el trabajo duro. Una mezcla entre los dos estratos tan diferenciados y que, por tanto, refleja el optimismo de la posibilidad: "Yo también puedo llegar a ser rico".

Los conservadores hablan de carácter

Sin embargo, si damos la vuelta al argumento optimista de la clase alta nos encontramos con el socorrido “eres pobre porque quieres”. En una ocasión, la primera ministra británica Margaret Thatcher calificó la pobreza como un “defecto de la personalidad”. Aunque muy pocos políticos llegarían a ese extremo, la creencia de que la solución reside en el individuo no es una excepción.

Este argumento lo resume a la perfección un discurso del político Marco Rubio frente al Senado de EEUU: “Nunca hemos sido una nación de ricos y pobres. Somos una nación de ricos y posibles ricos, de personas que ya lo han conseguido y otras que lo van a conseguir. Y necesitamos que esto siga siendo así”. El senador de Florida recibió críticas por no aceptar la dura realidad de la clase baja en su país, pero hay que reconocer que tanto en América como en Europa la noción de que la pobreza es un problema que la gente tiene que superar por su cuenta está muy arraigada.

Esta diferencia de percepciones no solo radica según clase social, sino que, como señala el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, también depende de la visión política: "La división intelectual entre liberales y conservadores es más evidente cuando se trata de la persistencia de la pobreza en una nación rica. Los liberales se central en el estancamiento de los salarios reales y la desaparición de los empleos que ofrecen ingresos de clase media, así como la inseguridad constante que viene de no tener puestos de trabajo o bienes. Para los conservadores, sin embargo, todo se reduce a no esforzarse demasiado”, asegura.

“Déjame que te hable sobre los ricos”, dijo el novelista F. Scott Fitzgerald en los años 20. “Son diferentes de ti y de mí”. “Sí, claro, tienen más dinero”, respondió su amigo y rival Ernest Hemingway, con lo que daba a entender que la riqueza no cambiaba mucho las cosas.

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