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Los riesgos que preocupan a las élites en 2017
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SEGÚN UN INFORME DEL WEF Y ZURICH

Los riesgos que preocupan a las élites en 2017

La edición de este año del Global Risks Report muestra que la complejidad es cada vez mayor, y que la economía ya no es lo que quita el sueño a los grandes líderes

Foto: ¿Hacia dónde nos dirigimos? (iStock)
¿Hacia dónde nos dirigimos? (iStock)

En el gráfico que abre la edición de este año del Global Risks Report, un esquema en forma de estrella une en un puñado de pasos –como si del juego de los grados de separación se tratase– los fenómenos meteorológicos extremos, los ataques terroristas a gran escala, la migración involuntaria y la creciente desigualdad económica. Es una muestra muy visual de la creciente interdependencia entre los riesgos globales, un efecto mariposa más brutal que nunca. Como señaló durante la presentación del informe Cecilia Reyes, directora de Riesgos del Grupo Zurich a nivel mundial “la complejidad está aquí para quedarse”.

Dicho de otra manera, una sequía ocasional puede conducir al ascenso de un político populista en el otro extremo del mundo. Uno puede trazar dicho recorrido a través de los ítems que este informe, elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF) en colaboración con Zurich Seguros, analiza: una condición meteorológica adversa (como la sequía en Siria) puede precipitar la guerra, y con ella, la migración global. Asociada a esta, los mercados de trabajo cambian, lo que puede terminar causando la llegada al poder de un político populista que promete poner fin a la situación.

La desigualdad cristaliza en un incremento del sentimiento nacional, antiglobalización y 'antiestablishment'

De ahí que en esta nueva edición el cambio climático en particular y las amenazas naturales en general hayan pasado a ser una de las primeras preocupaciones para los 750 consultados, expertos cuyas opiniones recogen el pulso de las economías globales (y que en esta ocasión encajan en un perfil más joven que en otras ediciones). Tan solo las superan la desigualdad económica y la distribución de la riqueza.

Como señala el informe, “el lento ritmo de la recuperación económica desde 2008 ha intensificado las disparidades locales de ingresos, con un impacto mayor en muchos hogares de lo que los datos de ingresos nacionales agregados podrían sugerir”. Se trata de la polarización de la sociedad a la que se refirió durante la presentación Silvia Magnoni, jefa de Sociedades Civiles del Foro Económico Mundial, y que cristaliza en “un incremento del sentimiento nacional, la antiglobalización y el 'antiestablishment'”.

Entre los temas que mayor preocupación originan por el impacto se encuentran las armas de destrucción masiva, los eventos meteorológicos extremos y la crisis del agua (la disponibilidad puede reducirse en un 20% los próximos años), elementos potencialmente disruptores. Como recordó Reyes, es la primera vez en los 12 años que se ha realizado el informe que en el primer puesto de los riesgos más probables se encuentra un evento meteorológico extremo.

La pertinaz cuestión del dinero y el paro

El informe también se ha centrado en los problemas endémicos de diferentes naciones, entre los que se encuentra España. ¿Qué pasa en nuestro país? El informe señala algunas particularidades del último año, como las dificultades para formar gobierno o los altos niveles de desempleo y subempleo. Como explica Reyes a El Confidencial, “desde una perspectiva de negocio, el empleo y las entidades financieras no son tan saludables como deberían”.

Los americanos son más conscientes del peligro de la ciberseguridad que los europeos porque han sufrido más sus consecuencias

Se trata de riesgos relevantes, añade, porque España (al igual que ocurre con otros países de la periferia europea) sigue siendo un país muy vulnerable y sensible al sentimiento de los inversores. “Estos riesgos son relevantes y están muy asociados al caso español”, señala. “Creo que debemos mejorar el entorno macroeconómico en España, para mitigar algunos de los riesgos que tenemos”. Es el caso, por ejemplo, de los niveles de paro total cercanos al 20% (casi un 50% en el juvenil).

Foto: No se puede dormir tranquilo cuando millones de personas te odian. (iStock)

Llama la atención que, entre los riesgos que más preocupan al mundo de la empresa, los propiamente económicos ya no se encuentren en los primeros puestos, como sí ocurrió durante los años posteriores a la crisis. “Se trata de una encuesta de percepción de los encuestados”, matiza la representante del Foro Económico Mundial. “Como ha mejorado el entorno macroeconómico en varias regiones, vemos que los riesgos económicos son menos prominentes en el último informe. Habiendo dicho esto, sigue habiendo tendencias importantes, como el aumento de la desigualdad en ingresos económicos y la inestabilidad social”. Son parte más del carburante del descontento social, el epicentro en el que confluyen todos esos factores potencialmente desestabilizadores.

Una historia con moraleja

Las diferencias entre lo que preocupa en Europa y EEUU pueden ser leídas como una buena advertencia para navegantes: mientras que en los países de nuestro entorno sobresalen las amenazas relacionadas con la inmigración o el desempleo, al otro lado del Atlántico salta hasta la primera posición la ciberseguridad y el robo de datos informáticos. ¿La moraleja? Muchas empresas no reaccionan hasta que no sufren en sus propias carnes una de estas amenazas.

La tecnología crea empleos, pero no lo hace inmediatamente, ni en el mismo lugar, ni requiriendo las mismas habilidades

“Lo que de verdad me quita el sueño por las noches es la ciberseguridad”, confesó Reyes durante la presentación. “Los ejecutivos americanos son más conscientes de estos riesgos, quizá porque han sido más afectados por ellos”. En el amplio capítulo de amenazas tecnológicas se encuentran también la inteligencia artificial y la robótica, la bioingeniería, la geoingeniería o el 'blockchain'.

Una vez más, todo está relacionado: la aceleración tecnológica está cambiando el mercado laboral, y como recordó Magnoni, aunque estos cambios tienden a producir los suficientes trabajos como para compensar la desaparición de empleos, “no lo hacen inmediatamente, ni en el mismo lugar, ni con las mismas habilidades”. No hay respuestas aún, y esto debe preocuparnos en un entorno en el que el alto nivel de desempleo afecta directamente a la desconfianza de la población civil.

Una dificultad añadida. La mayor parte de estas cuestiones –desde el cambio climático hasta las migraciones masivas, pasando por el auge de la economía compartida– son transversales, y por lo tanto, no está en la mano de los Estados, ni siquiera en la de las organizaciones supranacionales, hacerles frente. Como señaló durante la presentación Magnoni, hay una mayor desconfianza entre gobiernos respecto a las relaciones multilaterales, y cada nación tiende a cerrarse sobre sí misma, algo que unido al cortoplacismo de empresas y gobiernos, dificulta aún más la posibilidad de atajar dichos problemas, aunque se hayan producido avances como el acuerdo de París sobre cambio climático.

“Es cierto que estamos viendo falta de confianza, ya que parece que nuestras instituciones no son capaces de abordar estos acuciantes problemas”, concluye Magnoni. “Necesitaríamos instituciones que fuesen más ágiles, que asumieran su responsabilidad y que sean capaces de pensar a largo plazo, pero no es así por el momento; también sabemos que lo que más importa es la capacidad de dichas instituciones de colaborar con otras”. En definitiva, el informe no solo mete un poco de miedo –como motor para tomar medidas antes de que sea demasiado tarde– sino que, como señala la italiana, aboga por la cooperación global como escudo de defensa ante la creciente incertidumbre y complejidad.

En el gráfico que abre la edición de este año del Global Risks Report, un esquema en forma de estrella une en un puñado de pasos –como si del juego de los grados de separación se tratase– los fenómenos meteorológicos extremos, los ataques terroristas a gran escala, la migración involuntaria y la creciente desigualdad económica. Es una muestra muy visual de la creciente interdependencia entre los riesgos globales, un efecto mariposa más brutal que nunca. Como señaló durante la presentación del informe Cecilia Reyes, directora de Riesgos del Grupo Zurich a nivel mundial “la complejidad está aquí para quedarse”.

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