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Fiesta y alcohol en el parlamento: "Se bebe mucho, es de locos"
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Un chupito antes de votar 'sí'

Fiesta y alcohol en el parlamento: "Se bebe mucho, es de locos"

¿Cómo es el consumo de alcohol entre la clase política? ¿Está generalizado? ¿Es igual en todos los países? La polémica vuelve a estar de actualidad por un nuevo caso

Foto: Nigel Farage, uno de los políticos que más veces ha sido fotografiado bebiendo. (Reuters)
Nigel Farage, uno de los políticos que más veces ha sido fotografiado bebiendo. (Reuters)

“¡No puedes conducir un coche cuando tomas dos cervezas, pero puedes votar leyes que afectan a la vida de las personas cuando estás borracho! Es un escándalo”. Son palabras de Moira Walsh, diputada en la Rhode Island State House (el capitolio de este Estado de la nación de las barras y las estrellas) en un programa de radio de la estación local WPRO.

Miembro del Partido Demócrata, Walsh se ha hecho famosa por su particular estilo directo que le ha llevado a perder incluso algunos trabajos en su época de estudiante. La joven política reconoce que la mayor sorpresa que se ha encontrado en su nuevo cargo es la pasión por la bebida de ciertos legisladores: “Se bebe muchísmo, es de locos”. Según ella, se consume alcohol incluso durante las sesiones parlamentarias, siendo escandaloso ver cómo en los despachos "los archivadores están repletos de bebidas”.

Hay una sensación de que esto siempre ha sido así y no hay por qué cambiarlo

Cuenta Walsh que existen fiestas para recaudación de fondos donde las reuniones giran alrededor del alcohol y lamenta: “¿Cómo puede alguien aguantar cuatro noches seguidas? Mi hígado es incapaz”.

La polémica se ha desatado en este Estado. Considerando que el próximo 17 de marzo es el Día de San Patricio y habrá una celebración especial entre los miembros de dicha cámara, algunos políticos han salido a defender su honor. El demócrata Joseph Shekarchi ha declarado al medio ‘Providence Journal’ que nunca había visto a nadie borracho en un pleno o ni en un estado de ebriedad que le hubiese impedido votar: "Si hubiera pasado algo anormal la gente de la prensa, de la radio o de la televisión hubiera dicho algo".

Legislar con alguna copa de más

No es la primera controversia que aparece en la política local de este país sobre de este asunto. El pasado año, la diputada Sheila Solon propuso que la bebida y el alcohol fueran prohibidas en el capitolio de Misuri, una costumbre que según ‘The Kansas City Star’ es una vieja tradición: “Hay una sensación, de que esto siempre ha sido así y no hay por qué cambiarlo”, señala Solon.

No sé cuantos se habrán dado cuenta de que el padre de nuestra nación tenía una destilería de Whisky operando en Mount Vernon

Sin embargo, algunos políticos no se muestran, en este sentido, muy partidarios de las prohibiciones. Para el republicano Ron Richard: “Si un representante elegido por el pueblo quiere tomar una cerveza en su despacho o fumarse un cigarrillo, esa es su elección. No voy a censurar su comportamiento. Son personas adultas”.

“Parece que los legisladores hemos adquirido este derecho porque somos personas especiales”, afirma Solon. “Los trabajadores no pueden beber y fumar en el edificio, así que ¿por qué podemos hacerlo nosotros? Este es un lugar de trabajo. ¿A cuántas personas se les permite beber y fumar en su puesto?”.

Alcohol y grandes estadistas

Es escritor Mark Will Weber cuenta en sus dos volúmenes ‘Drinking with the Republicans’ y ‘Drinking with the Democrats’ los particulares gustos de los principales líderes de los dos partidos que pugnan cada cuatro años por hacerse con el poder en Estados Unidos.

Desde el “Beer Summit” de Barack Obama en la Casa Blanca, pasando por la afición de Richard Nixon al licor chino de lujo Maotai hasta las pasiones alcohólicas de otros presidentes históricos como Warren G. Harding o Andrew Johnson, parece que el binomio alcohol y política merece más atención de la que se le ha prestado hasta el momento.

¿Quién impone unos principios a la hora de beber a los que votan las leyes sobre el alcohol?

Weber ilustra la unión de los dos con la historia personal del propio George Washington: “No sé cuantos se habrán dado cuenta de que el padre de nuestra nación tenía una destilería operando en Mount Vernon. En su momento de mayor apogeo, había allí cinco alambiques produciendo cantidades ingentes de whisky”.

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(Efe)

¿Es distinto el panorama entre los mandatarios europeos? Según ‘The Telegraph’, en Reino Unido, Nigel Farage ha sido fotografiado con frecuencia con una pinta en la mano, David Cameron confesó su particular deferencia por la cerveza amarga ‘Doom Bar’, Tony Blair ha admitido en sus memorias que utilizó el alcohol como una ayuda para aliviar el estrés de su cargo, y en su duras noches de trabajo, Margaret Thatcher se servía una copa de whisky para reponer fuerzas.

La política nacional nos ha brindado también interesantes episodios. Desde los Gin Tonics a menos de cuatro euros en el bar del Congreso hasta apariciones públicas de políticos en las que se ha puesto en duda su estado de sobriedad, pasando por las polémicas declaraciones de José María Aznar sobre conducción y bebida. Si las leyes sobre el alcohol están en sus manos, ¿quién impone unos principios a los que votan las normas sobre su consumo?

“¡No puedes conducir un coche cuando tomas dos cervezas, pero puedes votar leyes que afectan a la vida de las personas cuando estás borracho! Es un escándalo”. Son palabras de Moira Walsh, diputada en la Rhode Island State House (el capitolio de este Estado de la nación de las barras y las estrellas) en un programa de radio de la estación local WPRO.

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