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Los signos de que te haces viejo, y los ven todos menos tú
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Los signos de que te haces viejo, y los ven todos menos tú

Listiculo, no entradilla

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Signos de que te haces viejo

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No es que queramos arruinarte el día hablando de la llegada de la vejez, pero un reciente estudio publicado en 'Frontiers in Neurology' ha vuelto a sacar el tema a la palestra. Sí: hay claros signos que indican que te estás haciendo mayor. Puedes ignorarlos, pero están ahí. Algunos son objetivos, y otros no tanto. Pasa las flechas de la derecha y te contamos las señales que reflejan lo que tu calva hace años te viene diciendo entre líneas.

1) Tienes leves mareos

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La citada investigación señala que una de las primeras señales de que te estás haciendo mayor se refleja en tu sistema vestibular, es decir, aquel relacionado con el equilibrio y el control espacial.

Tras hacer pruebas a personas sanas de entre 18 y 80 años, los expertos señalaron que aquellas mayores de 40 eran más propensos a fallar en pruebas de equilibrio que los de menor edad. Es decir, si percibes que últimamente tienes leves mareos o que te cuesta mantenerte recto –sobre todo cuando caminas por superficies irregulares como hierba o arena– es una clara señal de que te estás haciendo mayor. Ojo, no es grave: los investigadores afirman que solo deben preocuparse aquellos que realicen deportes de alto rendimiento.

2) Te llaman "señor"... siempre

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Al principio eran solo los niños y adolescentes, pero últimamente todo el mundo se refiere a ti como "señor" o "señora". Sí, ya has dejado atrás el "joven", asúmelo. Eres un señor, y más para aquellos que tienen menos edad que tú. También te llaman don García. Y, amigo, que se acerquen a ti por el apellido y de esa forma tan señorial solo indica que... te estás haciendo mayor.

3) No soportas a los jóvenes ni adolescentes

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Hace años veías a los jovencitos llenos de vitalidad en el metro, por la calle, en tu portal... y pensabas "oh, qué monos, bendita juventud". Pero desde hace un tiempo te molesta su presencia. Siempre tan felices, tan despreocupados, tan faltos de responsabilidades, tan delgados... Les miras y solo piensas en cómo pueden tener esa vitalidad. Esa misma que hace años que te abandonó a ti.

4) En tu casa hay vino, no cerveza

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¿Vino? ¿Qué era eso? Ah, sí, lo que echabas con la Coca-Cola para convertirlo en calimocho. Ahora tu relación con esta bebida alcohólica ha cambiado considerablemente. Comes con vino tinto, brindas con vino blanco... y en tu casa siempre hay botellas reservadas a tus noches de soledad o a las citas románticas. Seamos sinceros: a todos nos llega una edad en la que ya no es de recibo ofrecer "una birra" a tu invitado. Y menos si la cita es de nuestra edad. Ahí, amigo, es cuando te das cuenta de que los años están pasando por ti.

5) No entiendes la música actual

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No entiendes la música de ahora, de hecho, todas las canciones te suenan igual. No eres capaz de diferenciar el reggae del reggaetón, y no entiendes por qué en las discotecas hay música indie. Tú eres más de rock o de piano bar. Y para escuchar eso o te quedas en tu casa o acudes a garitos donde el más joven tiene canas y barriga cervecera.

6) Acudes a conciertos... pero sentado

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"¿Platea? ¿WHAT? ¿Y pasarme dos horas de pie aguantando empujones y con dolor de piernas? Ni hablar". Esa época pasó para ti. Ahora o vas a un concierto sentado o no vas. Es que ni te planteas escuchar a tu adorado Bruce Springsteen de pie. Por Dios, te cansas solo de pensarlo.

7) Tu piel da pena

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Tu envejecimiento no solo se refleja en las cosas que haces, sino también en tu apariencia física. Hace meses que te miras en el espejo y ves arrugas y flacidez donde antes había piel grasa y tersa. Incluso podías percibir algún signo de acné. Ahora solo tienes arrugas, líneas de expresión marcada, uniformidad en el color del rostro, falta de luminosidad, sequedad... y no seguimos, que tampoco es plan de que te eches a llorar (no vaya a ser que aumenten tus marcas de expresión).

8) Tienes botiquín en casa

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En el momento en el que te das cuenta de que tu improvisado cajón de las medicinas se ha convertido en un señor botiquín, te desmoronas. Es un claro signo de que te estás haciendo mayor. Tienes de todo: desde tiritas hasta jarabe para la tos, pasando por ibuprofeno o pomada para las rozaduras.

9) Las resacas te duran días

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Beber mucho una noche te sale caro. Y no por el precio de las copas (trabajas, puedes permitírtelo), sino por la resaca que tienes al día siguiente. Ya no es como antes que, como mucho, te duraba el malestar y dolor de cabeza hasta la hora de comer de la jornada siguiente. Ahora te encuentras hecho un trapo hasta la noche del día siguiente. Te pesa todo el cuerpo y apenas puedes moverte.

10) Tus planes son "de tranquis"

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Dado que las resacas te duran días, tu plan suele ser "salir de tranquis". Es decir, ir a tomar algo, SENTADO, con amigos o conocidos. Nada de irte de discoteca hasta las tantas de la mañana. Y qué decir de conocer gente... ¡qué pereza! Tienes, incluso, bares y garitos de confianza en los que ya se conocen hasta tu nombre. Estás (casi) acabado.

11) Ni te planteas salir entre diario

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Tus salidas nocturnas son "de tranquileo" y en fin de semana. Nada de irte de copas un martes. "¡Que el miércoles hay que madrugar! ¿Estamos locos?". Como mucho sales a cenar entre semana, pero de ahí a tomarte una bebida alcohólica... hay un mundo. ¿Las excusas? Que si hace mucho frío, que qué necesidad tienes tú de estar en la calle a esas horas pudiendo estar cómodo en el sofá o en la cama durmiendo tan a gusto, arropado.

12) Infravaloras el sexo

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Si tienes que elegir entre una buena comida o practicar sexo, te quedas sin duda con lo primero. De hecho, sueles pensar que las relaciones sexuales están sobrevaloradas, y que no hay nada como una jornada tranquila con buena comida y bebida. Ojo, que si hay que hacer el amor lo haces, pero que si te dan a elegir entre un buen asado o un coito improvisado... prefieres llenar tu barriga.

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