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Por qué la gente que mueve los hilos en el mundo es cada vez más vieja
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NO SE HABLA DE ELLOS, PERO TIENEN EL PODER

Por qué la gente que mueve los hilos en el mundo es cada vez más vieja

Frente al mito de los 'millennials', la mayor parte de nuestros líderes políticos y empresariales nacieron durante la primera mitad del pasado siglo. ¿Qué está pasando?

Foto: Hacen mucho menos ruido que los jóvenes, pero tienen tu futuro en sus manos. (iStock)
Hacen mucho menos ruido que los jóvenes, pero tienen tu futuro en sus manos. (iStock)

Durante las últimas décadas se ha popularizado el estereotipo del joven emprendedor que funda desde la nada una empresa tecnológica (es casi imprescindible que haya sido en el garage de su casa) y la ha convertido en un rentabilísimo monopolio global. Probablemente esté pensando en Mark Zuckerberg, y habrá dado en el clavo. Pero también podría haberlo hecho en David Karp de Tumblr o, subiendo un poco el listón de edad, Elon Musk, que fundó PayPal antes de los 30.

¿Son de verdad ellos los que mueven los hilos del poder? Es muy probable que la tendencia sea precisamente la opuesta y que, de hecho, las personas que deciden nuestros designios sean cada vez mayores. Donald Trump es el presidente con más edad al entrar a la Casa Blanca, a sus 70 años y 220 días. Si Hillary Clinton le hubiese derrotado, también habría estado a punto de batir el récord, ya que solo habría sido superada por Ronald Reagan. Sin embargo, Theodore Roosevelt o JFK llegaron al poder con tan solo 42 y 43 años, respectivamente.

La media de edad de los 10 hombres más ricos del mundo es de 70,8 años. La esperanza de vida global es de 71,4

Basta con echar un vistazo a la lista de las personas más ricas del mundo para ver cómo los jóvenes son, en todo caso, un caso aparte. Bill Gates, el más acaudalado, tiene 61 años. Amancio Ortega, el segundo, 80. Les acompañan en la lista Warren Buffett (86), Jeff Bezos (una de las excepciones, con 53), Charles Koch (81), David Koch (76), Carlos Slim (77), Mark Zuckerberg (otra excepción, con 32), Larry Ellison (72) e Ingvar Kamprad (90). La media de edad de los 10 hombres –no hay ninguna mujer– es de 70,8 años. La esperanza de vida global, según los datos de la OMS, se encuentra en 71,4 años.

Foto: El empresario Amancio Ortega en una imagen de archivo. (Gtres)

Se puede aducir que es lógico que la riqueza se encuentre en manos de ancianos, ya que han tenido más tiempo para acumular patrimonio haciendo bueno el dicho de “dinero llama a dinero”. Pero tampoco los políticos son precisamente jóvenes: las principales potencias mundiales están en manos de personas que han superado los 60 años, como Narendra Modi (India), Vladimir Putin (Rusia), Xi Jinping (China), François Hollande (Francia), Angela Merkel (Alemania) o Shinzo Abe (Japón). Aunque el poder ha sido tradicionalmente gerontocrático, esta tendencia no puede ser mera casualidad.

Viviremos más y mejor

Hay una razón meramente demográfica para explicar por qué los jóvenes turcos no están ocupando los puestos de responsabilidad: la esperanza de vida se ha disparado sensiblemente. En España, por ejemplo, según los datos del INE la esperanza de vida al nacer ha pasado de 74,4 años a 80,1 en los hombres y de 81,6 a 85,6 en las mujeres durante los últimos 20 años. Pero es que según los cálculos de la época, la esperanza de vida del conjunto de la población se encontraba en 34,76 a principios del pasado siglo. En otras palabras, y teniendo en cuenta que las clases altas tienen una mejor proyección vital, muchas de estas personas habrían muerto hace décadas.

El significado de 'viejo' está cambiando, sobre todo gracias a los avances en los tratamientos médicos para las enfermedades crónicas

Hay otro factor relacionado íntimamente con este, que desvela en su columna semanal el veterano periodista Dominic Lawson de 'BBC', 'Financial Times' y editor de 'The Sunday Telegraph'. No solo la gente vive más, sino que lo hace en mejores condiciones. ¿Qué tienen en común los personajes antes listados? Como el propio lector habrá comprobado al sorprenderse por su edad, que aparentan tener muchos menos años de los que realmente tienen y se caracterizan por una vitalidad que en otros tiempos habría sido impensable a su edad.

El ejemplo que utiliza es el de su propio padre, el periodista y político británico Nigel Lawson que formó parte del gabinete de Margaret Thatcher y que a sus 84 años, y pesar de sus achaques, sigue activo en política. “Tiene –y siempre ha tenido– una energía sísmica, casi tan grande como para curvar el espacio que le rodea”. En opinión del autor, no es tan solo una cuestión física, sino también de carácter, y por lo tanto, algo que no se pierde con la edad. Hoy en día, además, estos líderes imparables tienen la medicina de su lado.

“El significado de 'viejo' está cambiando, sobre todo gracias a los avances en los tratamientos médicos para las enfermedades crónicas”, explica el analista. “Pero todavía la mayor parte de la gente se retira alrededor de los 65 años, y por lo tanto, la edad media de jubilación tiene poco en cuenta nuestras expectativas de tener una vida larga y saludable (en la que podríamos contribuir a la economía, más que convertirnos en beneficiarios pasivos)”.

Es el viejo argumento a favor del retraso en la edad de jubilación, pero que pone de manifiesto una peculiar realidad. Mientras que en los entornos laborales cotidianos prolifera cada vez más el “edadismo” (“ageism”), la discriminación a aquellos trabajadores que se consideran demasiado viejos para su puesto, aquellas posiciones en las que se concentra el poder (empresarial, político, financiero) se benefician de los avances médicos que permiten vivir más, mejor, con más energía… y, de esa manera, perpetuarse en sus puestos.

Los jóvenes pueden ser emprendedores en mentalidad, pero quien de verdad lo lleva a cabo es la generación de sus padres

Un ejemplo utilizado por el autor es el de la oferta que el gigante alimentario Kraft Heinz realizó para comprar a su rival Unilever, por valor de unos 140.000 millones de dólares (134.559 de euros). Aunque finalmente se haya retirado, este movimiento, que habría cambiado por completo el rostro de la industria global, habría sido decidido por dos hombres que suman entre ambos 163 años de edad: Warren Buffett, máximo accionista de Kraft Heinz, con 86 años (Charlie Munger, su socio, tiene 93) y el brasileño Jorge Lemann, de 77.

Los multimillonarios de 20 años

Si esto es así, ¿por qué parece que vivimos en un mundo pensado por y para los talentosos veinteañeros? En primer lugar, porque es un estereotipo muy atractivo, tanto para periodistas como para el mundo de la empresa pasando por la cultura popular. Si hoy se habla de un emprendedor, tendemos a pensar en un joven ambicioso, con grandes ideas y que no parará hasta ver sus sueños cumplirse. Como señalaba un reportaje de 'The Atlantic', la realidad es completamente distinta en el supuesto paraíso del emprendimiento, EEUU, donde la cantidad de jóvenes que dirigen una compañía ha caído en un 65% durante los últimos 30 años.

“Los jóvenes pueden estar liderando el país en emprendimiento como mentalidad”, señalaba el artículo. “Pero cuando se trata del emprendimiento como actividad, las generaciones mayores están haciendo la mayor parte del trabajo”. En otras palabras, y aunque suene poco atractivo, las personas al frente de la mayoría de negocios no son “jóvenes con sudadera y un patín bajo el brazo, sino su papá o su mamá”.

Es posible que esta confusión venga de la diferente visibilidad de ambas generaciones. Las historias de jóvenes exitosos son atractivas, mientras que las de hombres de mayor edad que amasan dinero y poder día tras día son mucho menos románticas. En otras palabras, ¿alguien se acordaba de Donald Trump y de su patrimonio antes de que se presentase a candidato republicano? ¿Cuántos lectores han tenido que comprobar si Buffett seguía vivo? En muchos casos, apenas conocemos detalles de la vida personal de los multimillonarios que cierran los grandes tratos en todo el mundo, ya que su presencia mediática es limitada, aunque su peso en los negocios y la política global sea mucho mayor.

¿Cuánto aguantarán los jóvenes en sus puestos después del relevo generacional, dado que vivirán aún más y mejor que sus padres?

Eso contradice la mayor parte de discursos que existen sobre el futuro, y que señalan que son los jóvenes (los supuestos nativos digitales) quienes deben liderar los cambios que están por venir a corto plazo. Hace apenas unos días, Jack Ma (52 años), fundador de Alibaba, recordaba que hoy en día deberíamos fijarnos en las personas que tienen 30 años, “la generación de internet”. “Son ellos los que van a construir el nuevo mundo”, añadía. Pero su afirmación plantea grandes preguntas: ¿cuándo ocuparán el lugar de sus predecesores? Es más, ¿cuánto tiempo aguantarán en sus puestos después del relevo, dado que vivirán aún más y mejor que la generación inmediatamente anterior?

Durante las últimas décadas se ha popularizado el estereotipo del joven emprendedor que funda desde la nada una empresa tecnológica (es casi imprescindible que haya sido en el garage de su casa) y la ha convertido en un rentabilísimo monopolio global. Probablemente esté pensando en Mark Zuckerberg, y habrá dado en el clavo. Pero también podría haberlo hecho en David Karp de Tumblr o, subiendo un poco el listón de edad, Elon Musk, que fundó PayPal antes de los 30.

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