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Por qué las ensaladas que comes te engordan (aunque no lo sepas)
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Por qué las ensaladas que comes te engordan (aunque no lo sepas)

1) Pones demasiadas verdurasYESAunque algunos alimentos frescos son esenciales dentro de una dieta saludable, hay algunos que te hinchan como un globo. Es

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10 errores que cometes con tu ensalada y te hacen engordar

Comes ensalada muchos días con el objetivo de cuidarte por dentro y por fuera, pero no lo consigues, ni una cosa ni la otra. Aunque este combinado de vegetales es de las opciones más sanas que puedes tomar a la hora del almuerzo, la diferencia la marcará lo que añadas. No es lo que parece, sino lo que es. Por eso debes tener mucho cuidado con lo que le echas a tu menú hipersano, porque puede que lo estés convirtiendo en una bomba calórica sin precedentes.

Pasa las flechas de la derecha para descubrir por qué tu ensalada, a pesar de ser sana, te está haciendo engordar sin que te des cuenta.

1) Pones demasiadas verduras

La verdura es supersana, pero quizá no es lo que necesitas ahora para bajar de peso. Al menos, no tanta cantidad. Las ensaladas que están repletas de vegetales crudos entran en el marco de una dieta saludable, pero has de saber que te hinchan como un globo.

Si notas que tu vientre adquiere dimensiones desproporcionadas tras comer, o te sientes más pesado desde que comes ensaladas con verduras crudas, limita su consumo o ingiérelas de forma diferente, esto es, cocinadas. El aporte nutricional será el mismo, pero la versión hervida o asada ocupará menos espacio en tu tracto gastrointestinal, el conjunto de órganos responsable de la digestión de los alimentos, y así evitarás esa sensación de inflamación en el cuerpo.

Por tanto, aunque llenar tu ensalada de vegetales crudos es una opción muy sana, no es lo que más te conviene ahora mismo. La lechuga es un alimento altamente indigesto debido a su alto contenido en fibra insoluble. Puedes opta por ensaladas de tomate o camperas.

2) Comes la lechuga incorrecta

Si tu problema no es la hinchazón, sino solo el aumento de peso, a lo mejor el problema de tu ganancia de peso o del fracaso de tu dieta esté en la clase de lechuga que eliges. La peor en este contexto es la iceberg, ya que retiene mucho el sodio en el cuerpo. Puedes cambiar estas hojas por espinacas, por ejemplo; son una opción más rica desde el punto de vista nutricional, ya que tienen ácido fólico y vitaminas K, A y C. Otras opciones válidas son la lechuga romana y la de hoja de roble.

3) Eliges mal los carbohidratos

Una dieta equilibrada se compone de entre un 35-45% de carbohidratos, 20-35% de proteínas y 15-25% de grasas. Es decir, que si estás tratando de perder peso tienes que elegir los carbohidratos adecuados.

Las ensaladas con pasta y/o arroz son muy habituales, y aunque no son una opción demasiado mala, has de saber que no es la mejor. Si estás a dieta, lo mejor es que reduzcas su consumo, sobre todo si son carbohidratos refinados (pasta, arroz blanco, pan...). En su lugar, debes optar por carbohidratos integrales (arroz integral, quinoa...), tal y como recomienda Michael Roussel, el creador de un exitoso programa de pérdida de peso que recoge en su libro 'The MetaShred Diet'.

No es necesario que elimines los hidratos de tu dieta. Los necesitas. No obstante, si estás a régimen lo recomendable es que la proporción sea pequeña, e ir cambiándolos durante la semana. Un día puedes poner patata cocida, por ejemplo, y al otro un poco de quinoa.

4) Ojo con los frutos secos

Es habitual comer ensaladas con frutos secos o frutos deshidratados. Están deliciosos, son saciantes y son ricos desde el punto de vista nutricional, pero si estás tratando de perder peso has de tener cuidado con ellos. En concreto, con la cantidad. Estando a dieta no deberías tomar más de un puñadito de frutos secos en total al día.

Como ocurre con los hidratos, no debes eliminarlos de tu dieta por completo, pero sí tener cuidado, ya que puedes estar inflándote a calorías sin saberlo. En 'Sheknows' recomiendan guiarse por la regla de la palma de la mano: en cada plato come solo lo que quepa sin que se caiga. La misma cantidad vale para semillas y pipas (no acumulable, que nos conocemos).

Lo mismo ocurre con los frutos rojos deshidratados, como los arándanos, tan de moda en las dietas para adelgazar. Aunque son buenos, tienes que mirar bien la etiqueta, porque a veces llevan gran cantidad de azúcar y conservantes. Las uvas y las frambuesas suelen tener menos añadidos que los arándanos (más ácidos y más difíciles de conservar) y son por tanto alimentos más fiables.

5) Te pasas de 'salao'

Aunque comas verde, si bañas tu ensalada en sal, no te va a servir de nada. Es más, te estás echando piedras sobre tu propio tejado. La sal retiene líquidos, lo que te hace estar más hinchado. Para adelgazar debes limitar tu ingesta de sodio a una cucharadita o menos (2.300 mg) al día. Eso debería ayudarte a bajar tu peso en agua de forma rápida.

No tienes que reducir en exceso el consumo de sal, ya que es un elemento químico necesario para el mecanismo del cuerpo humano, utilizado para producir energía y regular la hidratación, y es un ingrediente que no puede faltar en la preparación de los alimentos de cualquier cocina. Pero has de vigilar la cantidad.

6) La acompañas con pan

A pesar de las bondades de sobra conocidas del pan, las cuales han sido detalladas por numerosos libros, como 'Comer o no comer: falsedades y mitos de la alimentación' (Planeta), debes tener cuidado con la cantidad si estás tratando de perder peso porque retiene muchos líquidos.

Si eliminas el pan conseguirás disminuir tu peso rápidamente. Sin embargo, esta pérdida no viene a raíz de eliminar grasa, sino de líquidos, de agua. Los hidratos de carbono se almacenan en el cuerpo en forma de glucógeno y estas reservas energéticas contienen una abundante cantidad de agua, por lo que al eliminar el pan de nuestra dieta estas reservas desaparecerán, bajaremos peso y nuestro organismo perderá agua, indica la nutricionista y entrenadora Marie Spano a 'Women’s Health’.

Ojo, no tienes por qué eliminarlo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud aconseja consumir entre 275 y 375 gramos de este alimento. Así que córtate un poco a la hora de acompañar tu ensalada con pan.

7) Le das a las salsas

Es habitual aderezar las ensaladas con salsas como mayonesa, lo que es muy poco recomendable para adelgazar. Estos acompañamientos tienen mucha grasa (incluso en las lights puede llegar a ser un 50% del total) y sal.

Las salsas para ensalada ya preparadas no son mucho mejores que las de la zona de productos 'sanos' de supermercado o las de los restaurantes de autoservicio. Suelen tener muchos aceites que en el fondo son endulzantes repletos de azúcares escondidos bajo otros nombres, leche o directamente nata.

8) Te pasas con el aceite

Las bondades del aceite de oliva para la salud son evidentes. De hecho, es uno de los pilares de nuestra dieta mediterránea, que lo utiliza como grasas principales, lo que reduce considerablemente el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Así lo determinó un estudio publicado en Predimed.

No obstante, hay que tomarlo con moderación. Una sola cucharada de aceite de oliva tiene 119 calorías, de las cuales 13,5 son de grasa. La mayoría de los ácidos grasos son monoinsaturados, que son excepcionalmente buenos para la salud, por eso no debes eliminarlo de tu dieta, pero sí controlar las cantidades.

9) Pollo, embutidos y latas

Hay que echar proteína a las ensaladas, pero cuidado con lo que eliges. El pollo y el embutido que viene en las ensaladas listas para tomar del supermercado no suele ser el de mejor calidad. Entre otras cosas, porque las salsas enmascaran el sabor a plástico. Hazte siempre que puedas una ensalada casera con pavo comprado en la pollería y hecho a la plancha.

Además, importante: evita las ensaladas con más de un ingrediente proteínico. Es decir, si esta tiene frutos secos, no debe llevar pollo. Y si lleva pollo, que no lleve bacon ni atún. Haz que sea un plato vegetariano por completo o casi y será más fácil combinarlo con el resto de alimentos del día en una dieta variada.

En cuanto a las conservas son una buena opción, siempre y cuando no estén enlatadas en aceites. En cuanto al atún, has de tener cuidado si lo consumes en exceso debido al mercurio que contiene: podrías envenenarte, con riesgo de padecer presión arterial alta, endometriosis y dolores de cabeza.

10) Te sobras con el queso

La mayoría de las personas añaden queso a sus ensaladas. Es de sorba conocido que este lacteo engorda aunque esté cortado en pequeños tacos. Media taza de queso puede suponer más de 250 calorías y 20 gramos de grasa. No muy lejos de algunas porciones de tarta. No te prohíbas todo el queso, pero vigila la cantidad u opta por su versión light.

Adelgazar OMS