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Lo que hacen los dependientes cuando te portas mal con ellos
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Qué esconden detrás de esa sonrisa

Lo que hacen los dependientes cuando te portas mal con ellos

A juzgar por las historias de venganza que cuentan camareros y empleados de tiendas de moda, merece la pena ser amable con ellos

Foto: Algunos empleados suelen ofrecer descuentos a aquellos que les tratan bien. (iStock)
Algunos empleados suelen ofrecer descuentos a aquellos que les tratan bien. (iStock)

Sirviendo en un restaurante de un hotel de lujo, Tyler Durden, impecable en su esmoquin blanco y pajarita negra, se desabrocha los pantalones y orina sobre la comida de sus adinerados comensales. “Era el terrorista más activo de la industria del catering. Aparte de aderezar la sopa de langosta, escupía en los merengues, estornudaba sobre las endivias al vapor y en cuanto a la sopa de champiñones… bueno, imagináoslo”, decía el protagonista de 'El club de la lucha'. Por supuesto, no es común practicar terrorismo culinario para acabar con la clase alta ni combatir el capitalismo. Pero seguro que alguna vez has escuchado o, quizás, experimentado alguna de estas historias vengativas de camareros y dependientes de tiendas contra sus clientes.

Normalmente suelen ser contra un comprador maleducado o demasiado exigente. Lo confirman empleados anónimos que han intercambiado sus experiencias en el portal Whisper y han revelado las ventajas que ofrecen a los clientes que les tratan con respeto. Y, como no, también las faenas a los impertinentes y groseros… Después de todo, tu madre tenía razón, los buenos modales merecen la pena.

Una rebaja inesperada

“Si un cliente es majo y no me trata como a un esclavo, le doy mi descuento de empleado”, dice uno de los comentarios. Qué maravilla, la rebaja inesperada. “Me encanta ver sus caras cuando les dices que, por ser ellos, van a tener un descuento del 25%”, dice una dependienta de Macy's. “Aunque no lo creas, nos damos cuenta, y actuamos según nos caigas”, advierte otro.

En los restaurantes suele ser corriente que te pongan algo más en el pedido. Quizá te llenen a rebosar el envase de patatas o, como asegura un trabajador de McDonald's, te puedan poner un nugget extra en la caja. Asimismo, una empleada de un café relata que cuando un cliente es majo, no le pone leche caducada. Qué detalle. Otros dicen haber pospuesto el pago de facturas a los más agradables.

Cuando un cliente es agradable, muevo cielo y tierra para encontrar lo que están buscando. Si son maleducados, 'lo siento, no lo tenemos'

La mejor, sin duda, es esta historia: “Mi tienda iba a cerrar y tuvimos unas rebajas enormes. El ambiente era muy loco y frenético y a mis jefes ya no les importaba nada, así que me 'olvidé' accidentalmente de escanear una alfombra carísima a un cliente amable”. Y no es por tu cara bonita, es por tratar a los dependientes como seres humanos.

“Cuando un cliente es agradable, muevo cielo y tierra para encontrar lo que están buscando, en el almacén, por internet, en otras tiendas… Si son maleducados, 'lo siento, no lo tenemos'”, dice un empleado de una tienda de moda. “A los más amables, la salsa gratis. A los no tan amables: 0,25 por la salsa y 0,5 por maleducados”, relata un trabajador en una cadena de comida rápida. Como se puede deducir, las represalias existen, pero no llegan al nivel de nuestro citado Durden.

Aunque te saluden con una sonrisa de oreja a oreja y un servicio impecable, no es fácil descifrar qué piensan los empleados de sus clientes, o sea, de ti. Una vez más, acudimos a los foros de internet, esta vez Reddit, para conocer los pensamientos más íntimos de los dependientes durante su jornada laboral.

"Los clientes impacientes y groseros no obtienen un mejor servicio. Nos burlamos de ellos sin piedad", desvela uno. Tenlo en cuenta.

“Trabajé 10 años en una tienda de moda. Los adolescentes, especialmente en grupos, son vigilados todo el tiempo que están en la tienda. Si tienes un perfil económico determinado, si pareces estar en bancarrota, hay una cámara contigo todo el tiempo”.

No voy a arrojarme a tus pies y rogarte que te quedes con lágrimas en los ojos porque ya no tenemos las bombillas que te gustan

“Lo que hace a un cliente molesto no es qué compran (si quieren leche desnatada o algo más de canela en el café), sino cómo lo piden: su actitud y nivel de respeto hacia las personas que les sirven. Cambiaré con gusto cualquier aspecto de su bebida si dices 'por favor'”.

No, el cliente no siempre tiene la razón

Ellos avisan: eso de hacerte el indignado por no encontrar algo y decir que irás a otra tienda no funciona. “No voy a arrojarme a tus pies y rogarte que te quedes con lágrimas en los ojos porque ya no tenemos las bombillas que te gustan. Si puedes encontrarlo en otra tienda, adelante”.

Sé amable. Porque trabajan muchas horas, porque suelen tener sueldos bajos, porque soportan mucha grosería, porque ellos no ponen el precio de esas palomitas tan caras, porque la niña llorosa de 17 años a la que le estás gritando no decide la política de la compañía.

Puede que el comercio online esté al alza, pero las tiendas analógicas -y sus empleados- tienen todavía mucha vida por delante. Por tanto, quizá, por el momento, solo puedas permitirte ser grosero con tu ordenador.

Sirviendo en un restaurante de un hotel de lujo, Tyler Durden, impecable en su esmoquin blanco y pajarita negra, se desabrocha los pantalones y orina sobre la comida de sus adinerados comensales. “Era el terrorista más activo de la industria del catering. Aparte de aderezar la sopa de langosta, escupía en los merengues, estornudaba sobre las endivias al vapor y en cuanto a la sopa de champiñones… bueno, imagináoslo”, decía el protagonista de 'El club de la lucha'. Por supuesto, no es común practicar terrorismo culinario para acabar con la clase alta ni combatir el capitalismo. Pero seguro que alguna vez has escuchado o, quizás, experimentado alguna de estas historias vengativas de camareros y dependientes de tiendas contra sus clientes.

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