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Así se comen de verdad las alitas de pollo
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GUÍA PARA NO QUEDAR MAL DELANTE DE LOS DEMÁS

Así se comen de verdad las alitas de pollo

Hoy se juega la final de la Superbowl, y no hay nada más representativo, junto al concierto del descanso, que las alitas de pollo. Pero ¿sabes de verdad cómo tomarlas?

Foto: ¿Sabes qué hacer con ellas? (iStock)
¿Sabes qué hacer con ellas? (iStock)

Pocos platos presentan tantas dificultades para el comensal como las alitas de pollo, un clásico del picoteo que aparece cada vez con más frecuencia en tapas que acompañan a cañas, raciones o incluso 'cocktails'. No solo han de comerse con las manos (con el potencial pringante que ello tiene), sino que a menudo pueden ir acompañadas de salsas y la cantidad de carne que ofrecen es limitada, lo que nos obliga a rebañar para poder sacar algo de provecho. En resumidas cuentas, es la fórmula perfecta para el desastre.

De ahí que multitud de páginas sobre protocolo hayan propuesto guías para enfrentarse a este alimento sin quedar mal ante los demás, mancharnos las manos –o, lo que es peor, la boca– y, de paso, quedarnos con hambre y dejar en el plato un montón de trozos de pollo medio mordisqueados. Nos quedamos con la detallada guía que ofrece la Escuela de Etiqueta de Ohio y que, aunque sea una obviedad, recuerda que no debemos ofrecer este producto en una cena formal. Es una comida más adecuada para citas como la Superbowl que se celebra hoy.

La clave se encuentra en desprender el cartílago que une los dos huesos para extraer limpiamente la carne

¿Cómo nos debemos comer una alita, paso por paso?

1. Agarra el alimento por sus dos extremos con los dedos de ambas manos.

2. Céntrate en el extremo donde se encuentra la parte más protuberante del hueso grande.

3. Agarra el cartílago que une los dos huesos y sácalo (o cómetelo). Pero es importante que ataques este conflictivo punto en primer lugar.

4. Localiza el hueso más pequeño de los dos que conforman esta tercera falange y gíralo para aflojarlo de la articulación.

5. Separa, una vez aflojado, este hueso.

6. Haz lo mismo con el hueso más grande.

7. Lo has conseguido: ya puedes comer el ala de forma fácil y sencilla sin que haya ningún hueso que te moleste.

8. Límpiate la boca con una servilleta cuando hayas terminado.

Foto: El sushi nunca debe comerse con cuchillo y tenedor. (iStock)

Este es el decálogo que no podemos olvidar cuando nos traemos alitas entre manos. El resto son obviedades, pero no está de más recordarlas: si se te queda atrapado un trozo de carne entre los dientes, excúsate y acude al cuarto de baño para sacarlo. ¡No utilices un palillo en la mesa! En caso de que esté aliñada con un condimento picante y el escozor sea demasiado para nosotros, podemos intentar minimizar el picor comiendo un trozo de pan o una patata. Nada de hacer aspavientos con la mano, por supuesto.

Si alguna vez has deseado que rusos con pinta de pertenecer a la KGB –unidos a la simpatía del tipo de Bricomanía– te expliquen cómo degustar uno de los típicos aperitivos estadounidenses, en el vídeo que presentamos a continuación podemos ver cada uno de los pasos que se han de seguir. Apreciaremos, además, la sencillez con la que se deshacen los huesos en una de las segundas falanges del pollo, y cómo debemos girar y tirar para que la solución no sea peor que el problema. “De esta manera, no se desperdicia carne y puedes sobrevivir”, bromea uno de los presentadores.

Una vía alternativa: el caso BD Wong

Si uno busca en la red cómo deglutir este alimento correctamente, lo más probable es que más pronto que tarde termine encontrándose con el actor estadounidense BD Wong, al que algunos recordarán pro sus papeles en películas como 'Jurassic Park' o 'Jurassic World'. Este ofreció a 'GQ' su testimonio de cómo había pasado de ser un auténtico inútil para comer alitas (era de esos que rebañaba con los paletos la carne pegada al hueso) a todo un maestro.

Lo que hace Wong, una vez se ha extraído el hueso pequeño, es rebañar el resto “como si se tratase de una piruleta”

El método es bastante similar al anteriormente presentado, pero con alguna diferencia (sobre todo, discursiva). Wong agarra el trozo de carne como si fuese el mando de una videoconsola y –primera diferencia– gira ambas partes hacia un lado y hacia el otro hasta que el cartílago se parte. Una vez esto haya ocurrido, y como pasaba con el anterior caso, debemos extraer el hueso pequeño.

Otra sustancial diferencia: mientras que el Protocolo de Etiqueta de Ohio señalaba que era preferible extraer los dos huesos antes de ponerse manos a la obra, Wong es un tanto más expeditivo y lo que hace es, una vez se ha extraído el pequeño, rebañar el resto “como si se tratase de una piruleta”. “Así es como se come de verdad una alita de pollo con dos huesos”, concluye el actor con la boca llena (se lo ha ganado).

Algunos se estarán preguntando qué hacemos con esos trozos de pollo que están conformados tan solo por un hueso rodeado de carne. Lo hemos dejado hasta el final porque es lo más sencillo: en este caso, sí que se te permite comértela como lo has estado haciendo durante todo el tiempo. Es decir, como si se tratase de una piruleta. Y sí, puedes utilizar los dientes para rebañar la piel pegada al hueso. también te lo has ganado.

Pocos platos presentan tantas dificultades para el comensal como las alitas de pollo, un clásico del picoteo que aparece cada vez con más frecuencia en tapas que acompañan a cañas, raciones o incluso 'cocktails'. No solo han de comerse con las manos (con el potencial pringante que ello tiene), sino que a menudo pueden ir acompañadas de salsas y la cantidad de carne que ofrecen es limitada, lo que nos obliga a rebañar para poder sacar algo de provecho. En resumidas cuentas, es la fórmula perfecta para el desastre.

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