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La verdad sobre la herencia familiar que te va a quedar (y no es la que tú piensas)
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La verdad sobre la herencia familiar que te va a quedar (y no es la que tú piensas)

¿Haces las cuentas de tu familia teniendo en consideración el patrimonio de tus padres? Quizá estás cayendo en uno de los errores más perniciosos de la economía del hogar

Foto: Haciendo cuentas con dinero del que nunca disfrutaremos. (iStock)
Haciendo cuentas con dinero del que nunca disfrutaremos. (iStock)

La crisis y otros factores que han perjudicado las economías familiares han alterado por completo la manera en que consumimos y cómo gestionamos el poco dinero que tenemos. Cuando el paro se dispara, los sueldos bajan o se estancan y el futuro es incierto, nuestra capacidad de ahorro disminuye y es posible que nuestra manera de utilizar el dinero ahorrado cambie, incluso aunque no nos demos cuenta.

Esta misma semana, un informe inglés pone de manifiesto que la idea que tenemos sobre el dinero que vamos a recibir en herencia se encuentra bastante desencaminada, y que además, se repite en casi todos los países. Como recoge 'The Independent' a partir de los datos de la aseguradora SunLife, pensamos que recibiremos mucho más dinero de nuestros mayores que el que verdaderamente nos tocará. No solo eso, sino que contamos con él como un tablón salvavidas, cuando la realidad es que, de media, en Reino Unido se reciben unas 28.000 libras (unos 32.700 euros) menos de lo que se piensa.

A menudo se espera recibir el dinero de una herencia para aliviar la hipoteca o pagar deudas

Como ocurre con el Gordo de la Lotería, recibir una herencia cumple un papel perfecto para tapar agujeros y permitirse algún capricho ocasional. La mayor parte de encuestados señalaba que el dinero de las herencias se suele destinar a grandes gastos que se han hecho esperar, como un nuevo automóvil, una reforma en casa o la educación de nuestros hijos. Pero sobre todo, a aliviar el peso de la hipoteca (ocho de cada 10) o deshacerse de otras deudas (cuatro de cada diez). Si tienes menos de 34 años, es probable que hayas pensado en algún momento utilizarlo como entrada para un piso.

¿El problema? Que, por lo general, sobrevaloramos la cantidad de dinero que recibiremos o nos olvidamos de los impuestos a los que deben hacer frente los herederos, que varían según Comunidad Autónoma y que han provocado que las renuncias a la herencia se hayan disparado desde el estallido de la crisis en algunoas hogares.

En un gran número de casos, señala el medio británico a propósito de otros datos de Co-Op, hemos gastado mentalmente el dinero que vamos a heredar antes de tenerlo en nuestras manos, lo que provoca que aquello que debía ser un extra termine convirtiéndose en un dinero con el que se cuenta. A ello hay que añadir otro problema, y es el cambio de mentalidad entre los mayores de 40 años, que según el rotativo británico, “están gastando el dinero de sus descendientes”. ¿En qué? “Viajes, un coche clásico, mejoras en el hogar, compras y restaurantes caros”. Muchos de ellos consideran que sus descendientes deberían hacer su propia fortuna y no confiar en el dinero de sus padres para salir adelante.

Flaquezas en España

La situación probablemente sea muy diferente en nuestro país, donde uno de los efectos más notables de la crisis ha sido la desaparición del colchón familiar, ese dinero ahorrado por las familias durante los años de bonanza y que en muchos casos ha terminado pasando de padres jubilados a hijos parados. Como recordaba a El Confidencial José Félix Tezanos, director de la Fundación Sistema y catedrático de Sociología en la UNED, “los mecanismos de compensación (la familia, el Estado de Bienestar) están desapareciendo”.

Una cuarta de los participantes del estudio creían que sus padres estaban “malgastando” el dinero que les corresponde

De ahí que en muchos casos, la posibilidad de adquirir un inmueble o cualquier otra clase de gasto que se salga de lo cotidiano dependa enormemente del dinero que proporcionen padres y abuelos. Como recordaba una investigación publicada en 'Sociology', la manera más habitual de tener piso (comprado o alquilado) si eres joven es contar con ayuda por parte de los padres. De lo contrario, como ocurre con casi la mitad de la población de entre 18 y 34 años. según los datos de Idealista, probablemente seguirás viviendo con tus padres.

Una investigación publicada el pasado mes de octubre por Pisos.com señalaba que los jóvenes suelen destinar de media alrededor de la mitad de su sueldo (un 55,34%) al alquiler de una vivienda o una hipoteca. Hasta un cuarto de los participantes en el estudio anteriormente referido protestaban al considerar que sus padres habían tomado malas decisiones económicas “malgastando” el dinero que consideraban que les correspondía.

Solidaridad o guerra

Es posible que haya matices sensiblemente diferentes entre uno y otro país. Mientras que en Reino Unido, afectado de manera menos profunda por la crisis, hay un aparente enfrentamiento generacional entre padres juerguistas e hijos que cuentan los segundos para recibir su herencia (por reducirlo a la caricatura), en España esta visión de la economía más familiar ha tenido un carácter más solidario ante niveles de paro cercanos al 20% (mucho más en el caso de los jóvenes).

Un estudio realizado por Bankimia señalaba que un 51% de los españoles no era capaz de ahorrar al año más de 600 euros, y hasta un 35% no tenía ninguna capacidad para reservar riqueza para los malos tiempos. De ahí que probablemente haya cambiado la mentalidad respecto al consumo: frente a la compra de bienes inmobiliarios, que durante años se convirtió casi en una puerta de acceso a la vida adulta, esta se ha sustituido por el alquiler, que ha mejorado su reputación entre las familias (casi por obligación). Pero también ha podido favorecer un consumo de pequeños placeres ante las grandes dificultades de la vida: quizá no puedas tener coche, pero sí salir a cenar.

La riqueza de los jóvenes parece depender más de sus padres en comparación con lo ocurrió con las generaciones anteriores

Uno y otro país coinciden en que los jóvenes lo tienen mucho más difícil que sus padres para acumular riqueza por diversos factores (salarios, clase de contratos, niveles de paro, precio de la vivienda). “La riqueza de los jóvenes parece depender más de sus padres que lo que ocurrió con las generaciones mayores”, explicaba a la prensa inglesa Andrew Hood, economista del Instituto de Estudios Fiscales inglés. Hay una razón generacional, y es que a los 'baby boomers', por lo general, les ha ido bien en comparación con sus padres: “Los mayores de hoy en día tienen mucha más riqueza para dejar a sus hijos que sus predecesores, sobre todo como resultado de un precio más alto de la vivienda”. Según sus investigaciones, el problema no es tanto que no haya dinero para pasar de padres a hijos (que lo hay) como que esta transferencia de posesiones perpetúa y amplía aún más la brecha social.

La crisis y otros factores que han perjudicado las economías familiares han alterado por completo la manera en que consumimos y cómo gestionamos el poco dinero que tenemos. Cuando el paro se dispara, los sueldos bajan o se estancan y el futuro es incierto, nuestra capacidad de ahorro disminuye y es posible que nuestra manera de utilizar el dinero ahorrado cambie, incluso aunque no nos demos cuenta.

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