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¿Invasión rusa o caza de brujas? El escándalo en las aulas de Cambridge
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VERUSCRIPT, EN EL OJO DEL HURACÁN

¿Invasión rusa o caza de brujas? El escándalo en las aulas de Cambridge

La dimisión de tres importantes coordinadores de un seminario ha abierto la puerta a una gran polémica en la señera universidad: ¿está siendo financiado por la inteligencia rusa?

Foto: La primera ministra británica, Theresa May, junto a Vladimir Putin. (EFE)
La primera ministra británica, Theresa May, junto a Vladimir Putin. (EFE)

La pasada semana un grupo de expertos en inteligencia decidieron desligarse de sus puestos como coordinadores del Cambridge Intelligence Seminar organizado por la Facultad de Historia de la universidad y dirigido por Christopher Andrew en el que se investiga sobre espionaje moderno. No sería más que una nota a pie de página en la actualidad educativa si no fuese porque entre los dimitentes se encuentran algunos de los nombres más importantes de la inteligencia de las últimas décadas.

El más destacado de todos ellos probablemente sea el de sir Richard Dearlove, responsable del MI6 entre 1999 y 2004 –el cargo equivalente a M de las películas de James Bond– y director del Pembroke Colleg. También Stefan Halper, que trabajó como consejero en la Casa Blanca para Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, y que ha manifestado que su renuncia se debe a “una inaceptable influencia rusa en el grupo”. El último miembro de la terna es Peter Martland, historiador y autor de libros como 'The Future of the Past. Big Questions in History' (Pimplico).

Veruscript financia parte del seminario de Cambridge, aunque la cantidad es baja: tan solo 2.000 libras

¿En qué se traduce exactamente esta “inadmisible influencia”? Los académicos señalan a una editora que acaba de abrir sus puertas y que responde al nombre de Veruscript. Bajo esa marca se publicarán revistas académicas como el 'Journal of Intelligence and Terrorism Studies', cuyo objeto es “la investigación de vanguardia sobre inteligencia, seguridad, terrorismo, espionaje y materias relacionadas”, o el 'Cambridge Journal of Eurasian Studies'. La compañía ha sido fundada por el matrimonio formado por el físico Gleb Cheglakov y Nazik Ibraimova.

La guerra de las ideas

Según señala 'The Financial Times', el periódico que ha desvelado lo ocurrido, los dimitentes han preferido dejar sus cargos ante la sospecha de que “Veruscript puede estar funcionando como un frente para los servicios de inteligencia rusos”. Sin embargo, el rotativo señalaba que no había podido refrendar la tesis más allá de las opiniones de estas tres figuras del mundo de la inteligencia. Veruscript financia parte del seminario de Cambridge, aunque la cantidad, según ellos mismos señalan, no asciende a más de 2.000 libras (unos 2.326 euros).

Los editores de la revista han reaccionado rápidamente en una nota de prensa que calificaba de “alegación seria y totalmente infundada” la noticia publicada por 'Financial Times'. Esta señalaba que los fundadores de la revista “no han aceptado ni aceptarían jamás una influencia relacionada con un organismo o esponsorización en sus vidas profesionales o personales”. Además, recuerdan que su editora no publica únicamente contenidos relacionados con la inteligencia, sino también con otras materias cuyo alcance se ampliará durante los próximos dos años.

Veruscript abrió sus puertas el pasado mes de junio con cuatro cabeceras y una propuesta estrella que llamó la atención de los medios especializados en Educación Superior, como 'Times Higher Education': pagar por su trabajo a los académicos que revisan los 'papers'. Como nos explicaba recientemente Enrique Martín-Blanco, este esfuerzo no suele ser remunerado. Veruscript proponía una recompensa para aquellos que contribuyesen a la revisión, fuese de manera económica o en forma de créditos que podían utilizar más adelante para pagar sus propias publicaciones o cederlos a otros compañeros.

¿Acusación razonable o caza de brujas? Los editores señalan que la supuesta relación con la inteligencia rusa es "ridícula"

Las autoridades inglesas han preferido no comentar nada al respecto, pero uno de sus portavoces señaló que sospechas como esta son precisamente “la clase de cosas que tenemos presente que son preocupantes”. La confrontación, no obstante, plantea otra pregunta: si, independientemente de cuál de los dos bandos tenga razón, no se trata de otra muestra más de la guerra de las ideas que se libra entre Occidente y Rusia y que se manifiesta en el control de los grupos académicos más influyentes. ¿Acusación razonable o caza de brujas?

Usurpar el trono académico

A nadie se le pasa por alto que el seminario de Cambridge es uno de los más importantes en lo que concierne al mundo de la inteligencia. No solo por la categoría de sus (antiguos) coordinadores, sino también por las figuras que suelen pasar por sus aulas. Como señalaba el artículo de 'Financial Times', por sus reuniones celebradas todos los viernes han pasado en los últimos meses Mike Flynn, el consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump, o Simon Fraser, vicesecretario del Foreign Office.

En otras palabras, se trata de uno de los 'think tanks' de Inteligencia más poderosos del mundo. ¿Es real la influencia del Kremlin en esta organización o es la renuncia de los tres popes del seminario una maniobra de presión para deshacerse de la –como hemos visto, limitada– financiación por parte de Veruscript? Por su parte, Neil Kent, principal coordinador del seminario y editor en jefe del 'Journal of Intelligence and Terrorism Studies', ha señalado que era “inconcebible” que hubiese ninguna clase de influencia rusa en la revista o en el seminario, que no tienen una relación directa.

La Universidad de Cambdrige ha estado ligada durante décadas al espionaje. Entre los años treinta y principios de los años 50 un grupo de espías –el conocido como Grupo de Cambridge– fue reclutado en las aulas de la institución por Arnold Deutsch con el objetivo de pasar información a la URSS. Entre ellos se encontraban miembros de la inteligencia inglesa como Kim Philby o académicos como Anthony Blunt. Por esa misma razón, Kent ha despreciado los rumores señalando que “Cambridge es un lugar maravilloso para las teorías de la conspiración pero la idea que haya un complot maquiavélico es ridícula”.

Foto: Kim Philby durante la rueda de prensa en la que expuso (falsamente) su inocencia. (Cordon Press)

“La idea de que cualquiera de nosotros pueda tener que ver en algo relacionado directamente con la influencia rusa… es en plan 'tiene un rojo debajo de la cama' [“Reds under the bed stuff” en inglés]”, añadía el académico, que reconocía no conocer cuáles eran las fuentes de financiación de Veruscript, cuya motriz es AGC Partners. Cheglakov e Ibrahimova han señalado que la compañía se ha puesto en marcha con sus propios medios económicos.

El director del MI6, Alex Younger, alertó este mes ante la “amenaza” que pueden suponer algunas naciones para las democracias europeas

La disputa resume bien el panorama geopolítico en el que nos encontramos, y en el que cada vez más voces relacionadas con la inteligencia advierten de que nos encontramos ante un panorama no tan diferente al de la Guerra Fría. El actual director del MI6, Alex Younger, alertaba a comienzos de este mes en un discurso en los cuarteles de los Servicios Secretos de Inteligencia sobre el papel que Rusia (a la que no nombraba explícitamente) puede jugar como “amenaza fundamental” para las democracias europeas.

La pasada semana un grupo de expertos en inteligencia decidieron desligarse de sus puestos como coordinadores del Cambridge Intelligence Seminar organizado por la Facultad de Historia de la universidad y dirigido por Christopher Andrew en el que se investiga sobre espionaje moderno. No sería más que una nota a pie de página en la actualidad educativa si no fuese porque entre los dimitentes se encuentran algunos de los nombres más importantes de la inteligencia de las últimas décadas.

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