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La guía definitiva para descubrir la comida falsa
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La guía definitiva para descubrir la comida falsa

Puedes ser un experto en alimentación, pero ello no va a impedir que te la puedan colar. Con todo, existen algunos trucos para saber si lo que estás comiendo es auténtico

Foto: La autenticidad de muchos alimentos solo se puede descubrir en el laboratorio. (iStock)
La autenticidad de muchos alimentos solo se puede descubrir en el laboratorio. (iStock)

Creemos que estamos más informados que nunca sobre lo que comemos, pero las argucias para vendernos un producto por lo que no es siguen estando a la orden del día. Si los conocimientos de los consumidores son ahora mucho mayores que en el pasado, las técnicas para encubrir la verdera procedencia de los alimentos se han desarrollado todavía más.

Se avecinan unas fechas en las que vamos a gastar mucho dinero en el supermercado. Para prevenir los abusos a los que nos podemos enfrentar en las próximas fechas, el periódico británico "Independent" ha pedido consejo al especialista Larry Olmsted, autor del libro 'Real Food, Fake Food', para poner algo de luz dentro del turbio negocio de las empresas de alimentación.

Carnes

En un estudio llevado a cabo por FACUA en 2015, los productos cárnicos eran los que se llevaban la peor parte. Denunciaba la organización de consumidores que en muchos casos no se indicaba la procedencia real de la carne o la cantidad neta del producto.

Hace algunos años sufrimos el escándalo por el que se vendieron importantes cantidades de carne de caballo como si fueran piezas de ternera. Para las empresas alimenticias no es necesario ni siquiera recurrir a sustitutos tan obvios. Muchos alimentos etiquetados con la fórmula 'producto elaborado a partir de carne de...' poseen una importante proporción de sustancias derivadas de la patata que se añaden al proceso para obtener más cantidad de producto.

Los pescados y mariscos son los alimentos más adulterados en general

Algunos pensarán, que, efectivamente, tales prácticas son un timo, pero que no comportan riesgos para la salud. ¿Por qué, sin embargo, es fundamental conocer el origen y la composición de la carne? Porque estas malas prácticas complican muchísimo la protección de los consumidores cuando estalla una crisis de seguridad alimentaria. Si las autoridades se percatan de que una partida de carne, proveniente de un matadero concreto, está contaminada, es imposible retirar todos los productos si se está vendiendo y etiquetando algo por lo que no es en realidad.

Tal y como declaró recientemente un portavoz de FACUA a El Confidencial, sucede lo mismo si el alimento es en realidad una mezcla de carne y patata: "Imagínate que hay una alerta respecto a unas patatas que vienen del sur de Francia. ¿Cómo sabes si el fiambre de pavo que estás consumiendo no contiene esa patata en concreto?"

No hablemos ya de lo que ocurre con las carnes de más alta calidad. Tal y como avisa el chef Anthony Bourdain, es fundamental escapar de la moda de la carne de vaca japonesa llamada wagyu cuando el precio es demasiado bajo. Se trata de un auténtico manjar que no puede estar presente en cualquier supermercado ni en la carta de un restaurante económico.

Pescados

"Los pescados y mariscos son los alimentos más adulterados en general", avisa Olmsted, "cuando pides pescado blanco de alta calidad, como el pargo rojo o el mero, la mayoría de las veces no te van a dar eso. Es una práctica común sustituirlos por un tipo de pescado más barato".

Muy conocida es la carne picada de pescado, conocida como surimi, que se emplea como auténtico trampantojo para imitar otros alimentos más nobles, como las prohibitivas gulas. En el surimi pueden incluirse incluso carnes blancas, carnes de aves, almidón, soja y otros muchos condimentos.

Quesos

Asegura Olmsted: "No puedes saber de qué animal está hecho el queso con solo mirarlo. La leche de vaca más barata se utiliza a veces para los quesos de cabra y de oveja de mayor precio".

El porcentaje de restaurantes que tienen al menos un producto falso en el menú es del 100%

Recientemente, varios medios han alertado sobre las prácticas de algunas empresas sin escrúpulos que habrían añadido celulosa a ciertos quesos para conseguir una mayor cantidad de producto y, por consiguiente, más beneficio económico. A pesar de que nuestro cuerpo no la digiere, la celulosa no entraña, por fortuna, ningún riesgo para nuestra salud.

Atención a los restaurantes

Las prácticas que llevan a cabo ciertos restaurantes son incluso más abusivas que las de los supermercados. El motivo lógico que incita a la trampa es que en estos establecimientos se nos sirve el producto ya cocinado y muy lejos de su estado original.

Si el producto es de primer nivel, pero se vende como si fuera una ganga, probablemente sea un fraude

Respecto a los restaurantes que ofrecen pescados y mariscos en su carta, Olmsted es tajante: "Con la excepción de los restaurantes de sushi de élite, que utilizan su propio pescado, el porcentaje de restaurantes que tienen al menos un producto falso en el menú es del 100%".

Atención también a lo que el experto denomina como menús hiperbólicos: "Ten cuidado con los adjetivos que parecen añadir valor como 'carne de vaca alimentada con hierba' o 'pescado silvestre', 'huevos de corral' o 'salmón orgánico de Alaska". Tales conceptos son vagos y carecen, en el fondo, de sentido".

Las recomendaciones del experto

Respecto a los productos que vienen empaquetados, Olmsted recomienda prestar atención al lenguaje que se utiliza en las etiquetas y huir de aquellos que emplean adjetivos como "natural", "puro" y "real". Se trata de verdaderos pleonasmos que pretenden esconder la verdadera naturaleza del producto.

La mejor manera de que no nos engañen con las carnes, los pescados y los mariscos es que los productos mantengan su forma original, es decir, que nos los vendan completos y no troceados.

No quiero alarmar a la gente con los alimentos. quiero que coma mejor y disfrute de unos platos deliciosos

Algunos sellos de calidad, como el del queso parmesano o el champán, son de plena confianza. Subraya Olmsted un caso excelente: "El whisky escocés es el producto más protegido de todo el planeta".

El mensaje final de Olmsted es que si el producto es de primer nivel, pero se vende como si fuera una ganga, probablemente sea un fraude. Aclara, por otro lado, que las empresas no van a utilizar sustitutos cuando el alimento que se va a comprar es, ya de por sí, el más económico. Por ello "aunque resulte irónico, los alimentos tradicionalente más baratos suelen ser los más auténticos".

Con todo, el periodista matiza su propósito final: "No quiero alarmar a la gente con los alimentos. quiero que coma mejor y disfrute de unos platos deliciosos". Olmsted invita incluso a probar cosas nuevas: "Sed aventureros, pero manteneros informados".

Creemos que estamos más informados que nunca sobre lo que comemos, pero las argucias para vendernos un producto por lo que no es siguen estando a la orden del día. Si los conocimientos de los consumidores son ahora mucho mayores que en el pasado, las técnicas para encubrir la verdera procedencia de los alimentos se han desarrollado todavía más.

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