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La historia real de la Atlántida, descubierta por la ciencia
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La historia real de la Atlántida, descubierta por la ciencia

Un equipo de científicos de Grecia aporta una nueva teoría sobre la desaparición de la mítica ciudad, que sitúan cerca de la actual isla de Creta

Foto: Material para la imaginación. (iStock)
Material para la imaginación. (iStock)

La historia de este continente perdido sepultado bajo el mar puede ser algo más que una leyenda. En los últimos años la megalópolis que tan detalladamente describió Platón ha vuelto a ser tomada en serio por varias instituciones científicas. Aunque, como ocurre siempre en los hechos tan antiguos, los datos contradictorios y los ropajes de ficción hacen difícil llegar a conclusiones, para muchos expertos modernos, historiadores y geólogos, es posible que las narraciones sobre esta ciudad-estado tengan una base real.

Ya en la época de Platón (siglos V y IV antes de Cristo) el relato tenía tintes míticos. Si hay una verdad comprobable a lo largo de toda la historia es que el ser humano, sobre todo a partir de cierta edad, tiende a creer que todo tiempo pasado fue mejor y más auténtico. Algunos intérpretes posteriores del creador de la teoría de las ideas han querido ver solo una metáfora a través de la cual el autor transmite sus opiniones sobre política y organización social. Dijo que era una isla "más grande que la Libia y el Asia" con reyes propios y un gran templo revestido de plata, y que yacía bajo el mar tras haber sido destruida por los dioses para castigar la ambición de sus habitantes.

Se conocían ya grandes explosiones en esa zona y hay jeroglíficos egipcios del mismo período que hablan de una gigantesca nube de polvo

Historiadores anteriores a la era cristiana (Estrabón y Posidonio) creían que el lugar era real, pero no es hasta el siglo XIX, con las 'Veinte mil leguas de viaje submarino' de Julio Verne y otro libro no tan recordado, 'Atlantis: The Antediluvian World', de Ignatius Donnelly, cuando comenzó la fascinación que continúa hoy. Investigadores, comunicadores de lo misterioso como el actual Iker Jiménez, ocultistas como la famosa Madame Blavatsky (que habló de los atlantes, una raza de humanos anterior pero superior a la nuestra, que habitaba la isla) o el dirigente nazi Heinrich Himmler (que organizó expediciones en un intento por unir esta etnia mítica a la raza aria alemana) son solo algunos ejemplos.

Explosión en las islas griegas

¿Hubo algo de verdad? ¿Encontraremos algún día restos que den sentido a los testimonios? Quizá sea posible, igual que en su momento las escavaciones arqueológicas de Schliemann descubrieron Troya, demostrando que la Ilíada de Homero describía escenarios reales.

Estos últimos días se ha publicado en 'Nature' una nueva investigación con conclusiones diferentes a las mayoritarias sobre la desaparición de la civilización minoica (los antiguos cretenses). Expertos de la Universidad de Atenas creen que la erupción que creó el actual archipiélago de Santorini (localización, para muchos, de la verdadera Atlantis) no sucedió como se venía pensando.

Se sabía ya que entre el año 1628 y el 1500 a. C. hubo grandes explosiones de caldera que asolaron esa zona del Mediterráneo, provocando oleadas de evacuados desde Creta. Hay jeroglíficos egipcios del mismo período que hablan de una gigantesca nube de polvo, lo que llevó al conocido arqueólogo Spyridon Marinatos a asociar la catástrofe con la leyenda de la Atlántida.

Estas olas mortíferas son un "desafío mundial", según los investigadores, desde la erupción del Krakatoa, que voló tres islas en pedazos

Anteriores estudios habían sugerido que el colapso del cráter volcánico dentro del mar causó un tsunami. Tras examinar el fondo marino, estos científicos creen que la caldera (gran depresión escarpada provocada por erupciones de volcán) no estaba en contacto con el mar en el momento dle colapso, sino que se inundó después, y que fue la gran cantidad de material piroclástico (nube ardiente de gases, materiales sólidos, lava, cenizas y aire atrapado), que fluyó rápidamente al mar, el motivo de que se crearan tsunamis a nivel local, enormes masas de agua desplazándose y destruyéndolo todo a su paso. Basan esta conclusión en el hallazgo de una capa de 60 metros de espesor de depósitos de este tipo en la costa de Santorini.

Los Krakatoa que no conocemos

Estas olas mortíferas son un "desafío mundial", dicen los investigadores, desde la erupción del Krakatoa en mayo de 1883, cuando comenzó una serie de explosiones que volaron las tres islas (el nombre del archipiélago era el del volcán, Krakatoa) en pedazos. Los testigos lejanos que pudieron contarlo sufrieron uno de los mayores estruendos de la historia (en Java y Sumatra a varias personas les estalleron los tímpanos) y la espeluznante visión de grandes trozos de tierra volando en el horizonte. Se calcula que la energía liberada en aquella ocasión fue equivalente a 7000 bombas de Hiroshima. Estudios como este, que detallan el funcionamiento de las catástrofes naturales, son fundamentales para aprender algún día a minimizar sus daños.

Si Platón creó su ciudad metafórica con el ejemplo de lo sucedido en Santorini, como algunos creen, estaríamos ante uno de los sucesos históricos que más huella dejó en la mitología y la religión. Los autores de esta nueva aportación -geólogos, geofísicos y expertos en lava y volcanes capitaneados por Paraskevi Nomikou- han cambiado la forma de ver ese hecho, que pudo inspirar no solo al filósofo griego sino también narraciones similares, desde el Diluvio Universal de la Biblia a la Gran Inundación china de Gun-Yu.

La historia de este continente perdido sepultado bajo el mar puede ser algo más que una leyenda. En los últimos años la megalópolis que tan detalladamente describió Platón ha vuelto a ser tomada en serio por varias instituciones científicas. Aunque, como ocurre siempre en los hechos tan antiguos, los datos contradictorios y los ropajes de ficción hacen difícil llegar a conclusiones, para muchos expertos modernos, historiadores y geólogos, es posible que las narraciones sobre esta ciudad-estado tengan una base real.

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