Es noticia
Un punto de inflexión en las 'unis' españolas: la transparencia gana a la opacidad
  1. Alma, Corazón, Vida
INFORME FUNDACIÓN COMPROMISO Y TRANSPARENCIA

Un punto de inflexión en las 'unis' españolas: la transparencia gana a la opacidad

Hace apenas un lustro, era una de las asignaturas pendientes de los centros de educación superior. Hoy podemos presumir de que la situación ha cambiado por completo

Foto: La Universidad de Alcalá encabeza el ranking con un pleno de 26 sobre 26. (CC/Civilion)
La Universidad de Alcalá encabeza el ranking con un pleno de 26 sobre 26. (CC/Civilion)

Durante los últimos años, la palabra “transparencia” ha irrumpido con fuerza en el discurso público y en el ámbito político. En uno de los entornos donde más importante resulta esta es, precisamente, en aquel donde quizá no hubiese una gran tradición, al menos en nuestro país. Se trata de la universidad, tanto pública como privada, y de la manera en que se gobierna, oferta sus títulos o elige a su claustro de profesores.

La situación hace tan solo cuatro años, cuando empezó a publicarse el Examen de transparencia por la Fundación Compromiso y Transparencia, era francamente mejorable. En 2013, el informe señalaba que España iba dando pequeños pasos, a pesar de que reconocía que aún había “un amplio margen de mejora en muchas áreas, especialmente en la información económica”.

Las universidades públicas españolas han obtenido globalmente un notable alto

Por fin, la tendencia ha cambiado, anuncia el informe de este año. Por primera vez desde su publicación, “el número de instituciones calificadas como transparentes, de acuerdo con la metodología de la Fundación, ha superado la suma de las instituciones calificadas como translúcidas y opacas”, señalan los autores, Javier Martín Cavanna y Esther Barrio. Lo califican de “punto de inflexión”, y los datos resultan elocuentes. 25 de las 49 universidades públicas analizadas cumplen los requisitos para ser consideradas “transparentes”, y 31 cumplen 20 o más indicadores (de los 26 totales). La conclusión es clara: “Se puede afirmar que las universidades públicas españolas han obtenido globalmente un notable alto”.

Foto: Sin información es difícil mejorar. (iStock)

Los indicadores que tiene en cuenta este análisis son la misión (“una declaración que expresa el propósito de la organización”), el plan estratégico (“la herramienta gerencial que permite hacer operativa la misión de la universidad”), el personal (“oferta de recursos humanos de una universidad”), el gobierno (“composición y reglas de funcionamiento de los principales órganos de gobierno de la universidad”), la oferta y demanda académica, el claustro, los alumnos, la información económica y los resultados.

Universidades top

No cabe duda de que las universidades se han visto obligadas a tomar cartas en el asunto debido a las presiones de la sociedad civil, especialmente en un momento en el que la frontera entre universidad pública y empresa privada es cada vez más borrosa. Una de las misiones del documento es, al fin y al cabo, empujar a los centros de educación superior a mejorar la información que facilitan a la sociedad: “Una de las principales ventajas del modelo de los informes es que incentivan la mejora constante de las instituciones analizadas”.

Las Universidades públicas que mejor posicionadas salen en la lista son las de Alcalá, Cantabria, Córdoba, Pompeu Fabra y la Rey Juan Carlos, con un pleno de 26 sobre 26 en transparencia. Por el contrario, es la Universidad de Oviedo la que peor parada sale con una puntuación de 8 sobre 26, seguida por la del País Vasco (11) y la Miguel Hernández (12). Hay que reconocer el esfuerzo que han realizado centros como la Universidad de Alicante, de Granada, de La Rioja, Valencia o Valladolid para convertirse en las que más han progresado durante el último año.

¿Qué ocurre con las privadas? Debido a sus particularidades, que provocan que tengan una menor obligación de rendir cuentas a la sociedad, suelen ser más opacas que las públicas. Tan solo la Universidad de Navarra y la Universidad de Vic-Central de Catalunya pueden ser consideradas transparentes, pero lejos de la puntuación máxima (22 y 20 respectivamente). La mayoría siguen siendo opacas, hasta el punto de que la Universidad Alfonso X el Sabio, la Camilo José Cela y la Católica de Ávila tan solo obtienen cinco puntos sobre los 26 posibles.

Un notable alto para las públicas

El informe tiene muy buenas palabras para los centros públicos, que ya recibieron elogios en la edición del pasado año. “La progresión de las universidades públicas ha sido constante a lo largo de estos cinco años en todas las áreas, alcanzando un cumplimiento medio del 78% en los 26 indicadores analizados”, explican los autores.

Como se puede apreciar en este gráfico, mientras que en 2011, el primer año que se publicó el informe, no había ninguna universidad que pudiese considerarse transparente (y el número de las opacas alcanzaba las 59), la situación ha dado un completo vuelco. El pasado año, el 51% de públicas era transparente (25) y tan solo el 14% (7) encajaba, por el cumplimiento de sus indicadores, en la categoría de opacas.

No pueden decir lo mismo los centros privados, que siguen avanzando “aunque a paso más lento”. Es la primera vez que alcanzan un cumplimiento total del 53% (frente al 78% de las públicas), aunque Cavanna y Barrio recuerdan que, al estar menos acostumbrados a rendir cuentas que los centros públicos, habían empezado muy por debajo, como puede apreciarse en el siguiente gráfico.

Indicadores llamativos: ¿qué tal tu universidad?

El informe desvela un puñado de datos interesantes más, especialmente en lo que concierne a aquellas que destacan por debajo del resto… o por encima. Es el caso, por ejemplo, de la Universidad de Zaragoza en relación con la información que compete a su gobierno, ya que “no solo informa de la composición, reglamentos y miembros de sus diferentes órganos (claustro, consejo de gobierno y consejo social), sino que también hace públicas las actas de acuerdos de lo mismos”.

Las universidades han tomado conciencia de exponer los resultados sobre el rendimiento académico de sus alumnos, un indicador que ha saltado del 16 al 50%

El perfil académico del claustro es la única área de todas las analizadas por la Fundación en la que las universidades privadas superan a las públicas, sobre todo porque los atractivos currículos de sus cuerpos docentes son la mejor carta de presentación para conseguir nuevos alumnos. Un total de 17 universidades (65%) informan de los currículos de los profesores de manera integral. Además, todas las universidades privadas proporcionan información sobre las ayudas económicas y becas disponibles para los alumnos, con un 100% de cumplimiento.

En un momento en el que es muy probable que las posibles reformas ejecutivas que emprenda el gobierno de Mariano Rajoy, espoleado por Ciudadanos, vayan encaminadas a vincular la financiación de las universidades a sus resultados, resulta clave que “las universidades hayan tomado conciencia de exponer los resultados sobre el rendimiento académico de sus alumnos”, un indicador que ha saltado del 16 al 50%. Algo que también ha ocurrido en la evaluación del personal docente, los servicios de la universidad o la satisfacción con el personal universitario, un concepto que ha pasado del 12% en 2013 al 54% en 2015.

Así visto, este informe puede funcionar como catalizador del cambio, pero también como síntoma de lo que está por venir. Y no hace falta leer entre líneas para descubrir que se trata de una universidad transparente, bajo el escrutinio de la sociedad, y a la que cada vez más se le exigirá una rentabilidad inmediata y la consecución de determinados objetivos.

Durante los últimos años, la palabra “transparencia” ha irrumpido con fuerza en el discurso público y en el ámbito político. En uno de los entornos donde más importante resulta esta es, precisamente, en aquel donde quizá no hubiese una gran tradición, al menos en nuestro país. Se trata de la universidad, tanto pública como privada, y de la manera en que se gobierna, oferta sus títulos o elige a su claustro de profesores.

Universidades Transparencia
El redactor recomienda