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13 cosas que debes dejar de hacer (como pulsar 'cerrar puertas' en el ascensor)
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13 cosas que debes dejar de hacer (como pulsar 'cerrar puertas' en el ascensor)

¿Tomas los famosos ocho vasos de agua recomendados? ¿Te lavas el pelo a diario? ¿Metes tus vaqueros en la lavadora? Te contamos por qué son gestos inútiles o desaconsejables

Foto: En el ascensor, nos sentimos indefensos. (iStock)
En el ascensor, nos sentimos indefensos. (iStock)

Vivimos más conectados e informados que nunca, e internet ha multiplicado la divulgación de recomendaciones para la vida diaria. El problema es que no siempre son útiles para todo el mundo: algunas quedaron desfasadas, otras están basadas en errores replicados sin criterio, tienen poca base científica o son relativamente correctas, pero se han repetido tanto y de forma tan simplista que han contribuido a confundir al público.

Algunos de estos anticonsejos, extraídos de un artículo de Stuart Heritage en 'The Guardian', se conocían ya, pero es complicado desaprender ciertas rutinas y probablemente seguiremos viéndolos destacados durante un tiempo en libros y en la prensa. Otros se han descubierto en estudios recientes. Todos son interesantes y te harán replantearte ideas preconcebidas.

¿Preparado para una sacudida a tus creencias más firmes? Luego no digas que no hemos avisado...

1. Cinco piezas de fruta y verdura

Un auténtico mantra de la cultura popular sobre salud. Si crees que lo haces bien por tomar cinco porciones entre fruta y verdura al día, puede que estés equivocado. En Reino Unido, el Ggobierno recomienda cinco, como en España, pero en Dinamarca el consejo oficial son seis. En Australia, son siete. En 2014 hubo campañas que trataron de subir el número hasta 10.

Además, ¿es lo mismo comerse un melón entero que una mandarina? Olvídate de ese número, que es más inspirador que otra cosa, y simplemente come fruta y verdura en cantidad.

No está demostrado en absoluto que la vitamina C en pastillas sea útil contra los resfriados, ni durante los mismos ni como prevención

Más sobre fruta y verdura: comérsela con piel es mejor que pelarla, para aprovechar toda la fibra que contiene. Prueba a lavar las zanahorias y comerlas tal cual: el sabor es similar, ahorrarás tiempo y te alimentarás mejor.

2. Suplementos de vitamina C

No está demostrado en absoluto que la vitamina C en pastillas haga nada contra los resfriados, ni durante ni como prevención. A no ser que vivas en un bosque helado, fumes un número brutal de cigarrillos al día o te sometas a estrés físico extremo regularmente, la caja de vitamina C no te servirá más que de adorno y como placebo.

3. Hilo dental

Hace ya años que se pone en duda la utilidad de la seda dental. Algunos dentistas la desaconsejan en sus clínicas porque, en ciertas encías sensibles o mal utilizada, puede provocar pequeñas heridas por donde penetre aún más la suciedad de las comidas.

Asesores científicos de la British Dental Association declararon este hábito inútil y desprestigiaron de un plumazo los trabajos que llevaban 25 años justificando su uso. Revisando los estudios, concluyeron que las pruebas para aconsejarlo eran de "muy baja calidad".

4. Lavar los vaqueros

Quizá ya habías notado que los vaqueros quedan peor cuando se lavan mucho. No tendrías que hacerlo jamás, según el CEO de Levi's, que algo sabrá del tema. Afecta a su duración, resistencia y aspecto, así que olvídate de la lavadora y prueba a quitar las manchas frotando con un cepillo de dientes.

Si te fías más de tu abuela, la que se pasó la vida entera planchando los calzoncillos de toda la familia por el qué dirán, tú mismo.

5. Tener teléfono fijo

Hace poco, te pedíamos que reconsideraras la idea de mantener el teléfono fijo por ser un gasto innecesario. Hoy, todos los 'packs' para el consumidor lo incluyen... porque nadie lo quiere y apenas se usa. En 10 años nadie tendrá fijo, ¿por qué seguir pagando por él?

6. Ocho vasos de agua al día

Hubo un tiempo en que nos convencimos de que beber más agua que los peces en el río del villancico era bueno para todo. Adelgazaba y evitaba todo tipo de males, independientemente de la edad, el peso o el estilo de vida.

Es un consejo que se popularizó en los Estados Unidos por culpa de una guía dietética redactada con demasiada alegría. La realidad es más sencilla: bebe cuando tengas sed y aumenta los decilitros diarios si notas que tu orina se oscurece. Y sigue las recomendaciones de tu médico, claro.

7. Meter todo en la nevera

No es necesario y en muchas ocasiones hace perder a la comida sabor y propiedades. Los tomates, por ejemplo, deberías dejarlos fuera si no hace calor. En la nevera, el pan se pone duro, las cebollas no tienen la ventilación que necesitan (esto sí lo hacían bien nuestras abuelas), los aguacates no maduran nunca y el kétchup solo ocupa espacio.

8. Lavarse el pelo a diario

¿Crees que eres el más limpio porque tu cabello siempre huele a champú? Dice Heritage que es la época de la historia en que más nos hemos lavado el pelo. Hoy se cree que tanto acicalarse es innecesario y que en general estamos cayendo en un exceso de higiene.

No pulses el botón de cerrar las puertas del ascensor: solo sirve para generar una falsa sensación de control

Los microbiólogos opinan que deberíamos ser menos bruscos a la hora de eliminar organismos de nuestro cuerpo. Frotarse con una esponja genera microgrietas contraproducentes, como decíamos en el caso del hilo dental, y llenar el baño de productos, exfoliantes, hidratantes y perfumes, tiene poco que ver con una 'piel sana' y más con la cuenta de resultados de las grandes marcas de cuidado corporal.

Las fuentes se contradicen: hay quien recomienda lavarse el pelo un día sí, otro no, pero para el pelo seco pueden pasar dos o tres días sin problema, o los que quieras por cuestiones estéticas.

9. 'Cerrar puertas' en el ascensor

¿Alguna vez has pulsado el botón de cerrar las puertas para escapar de alguien con quien no te apetecía hablar? Que sepas que no sirve de nada, porque es sobre todo un 'botón placebo'. Si has pulsado el piso al que vas, la puerta se cerrará más o menos igual de rápido.

¿Por qué lo ponen entonces? Bueno, no es muy agradable darse cuenta de que estamos en una caja metálica colgada a gran altura, y la existencia del botón aporta una relativa sensación de control. Que no existe. De nada.

10. Fiarse del menú

También hemos hablado en El Confidencial de los trucos que usan los psicólogos especializados en el diseño de menús de restaurante. Si lo miramos con poca atención, normalmente pedimos lo que se encuentra en la parte superior derecha de la página.

Los estudios muestran que la vista tiende a dirigirse instintivamente hacia esa zona, así que las grandes cadenas de hostelería colocan allí los productos que les suponen mayor margen de beneficio. Si quieres ahorrar y no pedir lo que más engorda, concéntrate y no te dejes liar.

11. Jugar a la lotería

España es un país de juegos de azar y algunos se lo toman como una auténtica inversión a largo plazo. ¿Has oído ya la comparación? Es más fácil que te parta un rayo que ganar la lotería.

Tú verás. En cualquier caso, no salgas a echar la Primitiva mojado un día de tormenta y con botas de goma.

12. Echar la siesta

Hay varios estudios que concluyen que un sueñecito corto es beneficioso, te damos vía libre con eso. Pero sin pasarte: recientemente, un doctor de la Universidad de Tokio expuso que las siestas regulares de una hora pueden aumentar el riesgo de diabetes de tipo 2 hasta un 45%.

13. Comprar antivirus

No hablamos de los antibióticos, también bastante desprestigiados tras una época de uso excesivo, sino de los virus de ordenador. Este año, el equipo especializado en el tema del Departamento de Estados Unidos para la Seguridad Nacional asestó un golpe importante a Symantec y Norton, dos grandes compañías de productos de seguridad informática, porque, según ellos, adolecen de "vulnerabilidades críticas".

Los navegadores suelen ser mejores haciendo ese trabajo.

14. Leer las noticias

¿Un medio de prensa 'online' tirando piedras contra su propio tejado virtual? ¿A qué viene este último consejo? No es un problema con el número 13 (otras recomendaciones absurdas por definición son las supersticiosas) sino con el flujo sistemático de malas noticias, que puede contribuir a empeorar el humor según, entre otras fuentes, los estudios dirigidos por Grahan Davey, de la Universidad de Sussex.

Ya lo habías notado, ¿verdad? Sucesos horribles, muertes de nuestras estrellas favoritas de la tele, el cine y la música, guerras en el mundo... Quizás es mejor limitarse a 'noticias' amables como esta, ¿no crees?

Vivimos más conectados e informados que nunca, e internet ha multiplicado la divulgación de recomendaciones para la vida diaria. El problema es que no siempre son útiles para todo el mundo: algunas quedaron desfasadas, otras están basadas en errores replicados sin criterio, tienen poca base científica o son relativamente correctas, pero se han repetido tanto y de forma tan simplista que han contribuido a confundir al público.

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