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Los peores empleos comparten algo: no te dejan ninguna libertad
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LOS FACTORES QUE CONDUCEN A LA DESESPERACIÓN

Los peores empleos comparten algo: no te dejan ninguna libertad

No hace falta ser un 'karoshi' japonés para notar en la salud los efectos de una carga desmesurada de trabajo. Algunos empleos influyen negativamente en la mortalidad

Foto: Los nuevos trabajos han dado a luz nuevas frustraciones. (iStock)
Los nuevos trabajos han dado a luz nuevas frustraciones. (iStock)

Cada vez es más habitual que oigamos hablar de los 'karoshi' y de las empresas negras, es decir, de los trabajadores que acaban con sus vidas por una carga de trabajo descomunal y las compañías que empujan a sus empleados a la depresión a través de sus prácticas de explotación. Aunque en Occidente nos suene como algo excepcional, casi éxotico, es habitual que nos sintamos identificados en mayor o menos grado con estas historias. Al fin y al cabo, nosotros también consideramos que estamos estresados y cansados, y que apenas tenemos tiempo libre para disfrutar.

Una investigación realizada por la Escuela de Negocios Kelley de la Universidad de Indiana que será publicada en el próximo número de 'Personnel Psychology' ha intentado responder a una sencilla pregunta, esta vez en Estados Unidos: ¿cuáles son los trabajos que más tiempo de vida quitan y por qué? La respuesta es que, aunque muchos de ellos pertenezcan a entornos muy diferentes, todos tienen una cualidad en común: muy poco control del empleado sobre su trabajo.

La agricultura es el sector que presenta una menor tasa de moralidad de entre todos los que han analizado los autores

Hay algo aparentemente paradójico en la influencia del estrés en nuestro rendimiento. Como cabía esperar, este acorta la vida… pero tan solo la de aquellos que carecen de independencia en su labor diaria. “Nuestros hallazgos sugieren que los trabajos estresantes tienen claras consecuencias negativas para la salud de los empleados cuando van aparejadas a una baja libertad a la hora de tomar decisiones, mientras que los trabajos estresantes de hecho pueden ser buenos para la salud del empleado si tienen libertad”, ha explicado el director del estudio, Erik Gonzalez-Mulé.

¿Cuáles son esos trabajos en los que los empleados han de aguantar una mayor presión y una menor independencia? Los empleos del sector servicios y las manufacturas, con porcentajes de 26% y 32% respectivamente, muy superiores a la de los trabajos de oficina o de cuello blanco. En general, señala el estudio, los que trabajaban en empleos donde el control de los superiores era muy alto tenían un 15,4% más posibilidades de morir que los que tenían una gran libertad, cuyo porcentaje era un 34% menor. Por el contrario, la agricultura es el sector que presenta una menor tasa de mortalidad, aunque hay que tener en cuenta que los datos provienen del estudio longitudinal de Wisconsin, con más de 10.000 datos recabados entre 1957 y 2011.

Márchate antes de que sea demasiado tarde

La moraleja que se desprende de la investigación es clara: son la alta exigencia laboral y las escasas perspectivas de mejora lo que, combinadas, terminan resultando letales. Es más, Gonzalez-Mulé considera más importante esta falta de autodeterminación que una alta exigencia; si lo primero está garantizado, será mucho más fácil cumplir con lo segundo. “Puedes evitar las consecuencias negativas para la salud si les permites que fijen sus propios objetivos, sus propios horarios, den prioridad a su toma de decisiones y cosas semejantes”, explica el autor. Algo difícil de hacer en trabajos como el de la construcción, “donde solo hay una manera correcta de hacer las cosas”.

Foto: Los trabajadores de Cyberclick sostienen el premio al mejor lugar para trabajar de 2014.

Esta reivindicación se encuentra en consonancia con recientes tendencias de la organización empresarial, que está ya muy lejos de la disciplina de la cadena de montaje fordista. La proliferación de trabajos de oficina y del sector servicios o relacionados con el conocimiento, que exige otra clase de competencias y habilidades, ha provocado que, en muchos casos, la obediencia a las órdenes de los superiores y la exigencia de estos mismos a la hora de tomar decisiones sea incompatible. Y, como sugiere este estudio, que genere una frustración difícil de subsanar. “Los empleados deberían tener voz en el proceso de fijación de objetivos, para que cuando le digas a alguien lo que va a tener que hacer sienta que la conversación fluye en dos direcciones”, recomienda el autor.

¿Cuáles son las consecuencias más claras de esta frustrante sensación de ser ampliamente exigido y, al mismo tiempo, tener muy poco margen de maniobra para tomar decisiones? El investigador le da nombres y apellidos: “Puede que comas más, que fumes o que empieces a hacer cosas parecidas para aguantarlo”. Por eso mismo, las personas que manifiestan ese malestar tienen más posibilidades de sufrir enfermedades como cáncer (correlación del 55%) o problemas del sistema circulatorio (22%) y del respiratorio (8%).

La era del trabajo molón.... y estresante

El consejo es claro. Por una parte, déjalo antes que te mate. Pero como eso no siempre es posible, más en un momento en el que los niveles de paro se disparan y los viejos sectores sufren reformas a fondo que dejan al trabajador de avanzada edad en una complicada situación, Gonzalez-Mulé tiene unos cuantos consejos para las empresas, que pasan ante todo por el conocido como 'job crafting', una de esas tendencias de moda en las empresas cuyo objetivo es atraer y retener talento a través del cuidado y desarrollo del empleado adaptándose a sus necesidades.

En ese caso, un trabajo estresante, en lugar de resultar debilitador, puede ser energizante, al ser capaz de plantear tus propias metas

Como explicaba Enrique Dans en una de las entradas de su página, “para un número creciente de compañías, hablar de adaptarse a las condiciones especiales de horarios, flexibilidad, permisos parentales extendidos, trabajo desde casa o requerimientos especiales de material de trabajo empieza a resultar completamente normal si ello permite mejorar las condiciones de trabajo percibidas por la persona a la que interesa retener, mientras que compañías de generaciones anteriores siguen pretendiendo ver al trabajador como a un fungible que siempre puede ser fácilmente sustituido por otro en caso de que, por razones que no se molestan en comprender, decida abandonar su puesto”.

Algo semejante explica Gonzalez-Mulé respetcto a algunos trabajos de cuello azul: “Alguna gente ha realizado estos experimentos en el entorno de una fábrica, usando cosas como el tiempo flexible y las retribuciones basadas en productividad, mostrando a los empleados los resultados de su trabajo”. Cuidado, porque lo que propone no es eliminar el estrés en el trabajo, sino más bien sustituirlo por algo positivo: “En ese caso, un trabajo estresante, en lugar de resultar debilitador, puede ser energizante. Eres capaz de plantear tus propias metas, puedes priorizar el trabajo o decidir cómo quieres que se haga”. ¿El futuro del trabajo? Quizá un empleado nervioso, estresado, pero feliz porque está tomando sus propias decisiones.

Cada vez es más habitual que oigamos hablar de los 'karoshi' y de las empresas negras, es decir, de los trabajadores que acaban con sus vidas por una carga de trabajo descomunal y las compañías que empujan a sus empleados a la depresión a través de sus prácticas de explotación. Aunque en Occidente nos suene como algo excepcional, casi éxotico, es habitual que nos sintamos identificados en mayor o menos grado con estas historias. Al fin y al cabo, nosotros también consideramos que estamos estresados y cansados, y que apenas tenemos tiempo libre para disfrutar.

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