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"Después de cada sesión de quimio, debes volver a casa con una sonrisa por tus hijas"
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DÍA INTERNACIONAL DEL CÁNCER DE MAMA

"Después de cada sesión de quimio, debes volver a casa con una sonrisa por tus hijas"

Patricia es una de las incontables heroínas anónimas que superaron el cáncer de mama, un testimonio en primera persona sobre una dura y demasiado común enfermedad

Foto: Patricia Alonso, un ejemplo de lucha contra el cáncer de mama (Pelayo/El Confidencial).
Patricia Alonso, un ejemplo de lucha contra el cáncer de mama (Pelayo/El Confidencial).

"Nunca esperas que te pueda tocar a ti y, cuando te pasa, te derrumbas". Patricia se encontraba en uno de los momentos más dulces de su vida: a sus entonces 35 años, contaba con pareja estable, un trabajo fijo del que disfrutaba y dos niñas pequeñas, la gran razón de su vida. La más pequeña tenía poco menos de un año... y, entonces, llegó el gran golpe de su vida: el cáncer de mamá. Hoy, tres años después, Patricia puede presumir de ser una de las muchas heroínas anónimas que han peleado con todas sus fuerzas para superar tan dura enfermedad, con quien El Confidencial ha tenido la oportunidad de dialogar.

Este miércoles, 19 de octubre, es el Día Internacional contra el Cáncer de Mamá, el tumor más frecuente en las mujeres occidentales. Los datos de la Asociación Española contra el Cáncer son realmente escalofriantes: sin ir más lejos, en nuestro país se diagnostican unos 25.000 casos al año o, lo que es lo mismo, 1 de cada 8 mujeres tendrán esta grave enfermedad a lo largo de su vida. Por fortuna, los avances médicos han permitido que sea uno de los tumores con mayor tasa de supervivencia, cercano al 90%. Y, entre ellas, nuestra protagonista, Patricia Alonso.

Cuando el médico te explora y te dice que ha notado algo raro, tú ya sabes de qué se trata

Bióloga marina de formación, los inescrutables caminos de la vida la llevaron a trabajar en un laboratorio farmacéutico. Aventurera por excelencia, en sus primeros años de estudio pudo disfrutar en su proceso formativo del mar. Nunca iba a imaginar que el azul infinito de las aguas del Atlántico iban a volver a formar parte de su vida en un momento tan importante: tres años después de superar el cáncer de mama, se embarcará en la expedición del Reto Pelayo Vida en la que, a bordo del Cannonball, cinco mujeres que han sufrido esta enfermedad -una de ellas, cáncer de útero- cruzarán las aguas del Atlántico.

Era un día más, un día normal, cuando Patricia notó en una autoexploración que algo raro ocurría en uno de sus pechos. "Pensaba que podía ser a consecuencia del embarazo o de la lactancia, porque cambia tu cuerpo y, por eso, al principio no le di demasiada importancia". Sin embargo, siguieron pasando los días y aquella masa extraña no desaparecía. "Se lo comenté a mi marido y también a una compañera de trabajo que había sufrido cáncer de mamá", dos diagnósticos que la hicieron acudir a un especialista: "Cuando él te dice que nota algo raro, tú ya sabes lo que es". Comenzaba la pelea.

El momento de la verdad

Patricia lo tiene claro: lo más duro no es saber que tienes una enfermedad que puede llegar a ser mortal, sino tener que comunicárselo a la gente de tu alrededor. Y, sobre todo, cómo enfocarlo con dos hijas pequeñas de por medio. Esta joven lo tuvo claro: no había que ocultar nada. "Decidí que lo mejor era no esconderme. Hay un momento en el que empiezas a pensar, y sabes que quizá deberías comprar una peluca. Y, si lo haces, tendrías que ponértela a escondidas para que tus hijas no lo vieran. Pero piensas: ¿y si me descubren? ¿Y si un día me ven? Así que decidí llevarlo con total naturalidad".

Hay un momento en el que empiezas a pensar, y sabes que quizá es el momento de comprar una peluca. Pero, si lo haces, tendrías que ponértela a escondidas para que tus hijas no lo vieran

Su fuerza de voluntad y su carácter optimista por naturaleza hicieron el resto: "Sabes que, después de cada tratamiento, tienes que llegar con una sonrisa a casa, y que vas a vomitar tres o cuatro veces al día y, después de hacerlo, debes de volver a tener la misma sonrisa". Sus dos pequeñas, han sido la principal razón para luchar con todas sus fuerzas contra el cáncer de mama: "Me han visto reír, llorar, gritar... No me he escondido lo más mínimo". La perenne sonrisa de Patricia siempre ha seguido ahí y, en buena parte, su familia ha sido la responsable de que así haya sido.

"Mamá, léemelo otra vez"

Los servicios médicos le hicieron llegar un cuento, con el que sería más fácil explicar a sus hijas la nueva situación de su madre: "Era un cuento muy bonito, pero la primera vez que lo leí sola, me pareció realmente duro". Por eso, en un principio dudó si debería contarlo o no... hasta que una noche lo hizo. "Lo terminé y me dijeron: 'Mami, otra vez', así que lo volví a leer", confiesa. El cuento terminaba con un niño volviendo a natación con su madre, ya recuperada: "'Mamá, cuándo nosotros vayamos a la piscina, ¿tú también tendrás pelo, no?', me dijeron, tal y como sucedía con la protagonista del cuento", asegura emocionada Patricia.

'Mamá, cuándo nosotros vayamos juntos a la piscina, ¿tú también tendrás pelo, no?'

Después de tres años de duro tratamiento, con una mastectomía total de por medio, ha conseguido recuperarse por completo y, ahora, pelea por ayudar a otras mujeres que sufren cáncer de mama. Como estudiante, el mar la llevó a soñar: años más tarde, volverá al frío azul para seguir con su lucha de la mano de un reto que descubrió durante las sesiones de quimio y que entendía que estaba "hecho a mi medida". Un año más tarde, es ella una de las cinco protagonistas. Patricia tuvo que pelear contra viento y marea contra tan dura enfermedad, la que "nunca hubiera imaginado" que podría sufrir. Ahora, es un verdadero ejemplo de superación.

"Nunca esperas que te pueda tocar a ti y, cuando te pasa, te derrumbas". Patricia se encontraba en uno de los momentos más dulces de su vida: a sus entonces 35 años, contaba con pareja estable, un trabajo fijo del que disfrutaba y dos niñas pequeñas, la gran razón de su vida. La más pequeña tenía poco menos de un año... y, entonces, llegó el gran golpe de su vida: el cáncer de mamá. Hoy, tres años después, Patricia puede presumir de ser una de las muchas heroínas anónimas que han peleado con todas sus fuerzas para superar tan dura enfermedad, con quien El Confidencial ha tenido la oportunidad de dialogar.

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