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El lado oscuro para tu salud de los refrescos de cola 'light': todo lo que debes saber
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El lado oscuro para tu salud de los refrescos de cola 'light': todo lo que debes saber

Aunque durante muchos años han sido la alternativa saludable a las azucaradas bebidas gaseosas, son muchos los estudios que descubren que quizá no sean tan eficaces

Foto: ¿Una buena alternativa o más de lo mismo? (iStock)
¿Una buena alternativa o más de lo mismo? (iStock)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe titulado 'Las políticas fiscales para la dieta y la Prevención de Enfermedades no Transmisibles (ENT)' en el que recomienda aumentar en un 20 por ciento los impuestos sobre las bebidas azucaradas para reducir su consumo y, por ende, disminuir el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y la caries dental. En el documento se afirma que el aumento del precio provocará una disminución de la ingesta de 'azúcares libres' y calorías, mejorará la nutrición de la población y reducirá los índices de sobrepeso, obesidad, diabetes y caries.

A medida que las bebidas azucaradas se han convertido en anatema en las dietas equilibradas y en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la obesidad, las estanterías de los supermercados se han llenado de productos catalogados como 'light' que, en teoría, son una alternativa más saludable. Sin embargo, cada vez surgen más dudas acerca de los verdaderos efectos de estos productos en la salud humana.

En España, para que un producto sea catalogado como 'light' debe cumplir las siguientes tres condiciones: que exista un homólogo no 'light', que estén detalladas en la etiqueta las calorías y los valores nutricionales y, lo más importante en este caso, que haya una reducción mínima del 30% del valor energético respecto al producto de referencia. En la categoría 'light' se encuentran muchos refrescos que sustituyen el azúcar por otros edulcorantes como el aspartamo, la sacarina o el ciclamato, que reducen significativamente la cantidad de calorías que aportan… ¿o no?

Muchos son víctimas de la mentalidad 'Big Mac y Coca-Cola Light', es decir, consumen comida basura pero variantes dietéticas de las bebidas

La gran pregunta que se han hecho algunas investigaciones recientes es cuáles son los verdaderos efectos de estos elementos en el ser humano. Este mismo año, un estudio publicado en 'JAMA Pediatrics' por el grupo de investigadores liderado por Meghan Azad de la universidad de Manitoba señalaba que el consumo de edulcorantes artificiales durante el embarazo de 3.000 mujeres doblaba la posibilidad de que sus hijos sufriesen sobrepeso u obesidad al cumplir un año, comparado con aquellos que no tomaban estas bebidas. Los edulcorantes que consumían las participantes eran aspartamo (Equal), sucralosa (Splenda) y sacarina (Sweet 'n Low).

Durante años, la mayor parte de investigaciones sobre esta clase de edulcorantes se realizaban con ratones, pero en los últimos años han proliferado los estudios con muestras humanas. Es el caso publicado en 2015 en las páginas del 'Journal of the American Geriatrics Society', que señalaba que el consumo de refrescos 'light' estaba asociado con un aumento de la grasa abdominal. Las posibilidades de sufrir sobrepeso eran, después de nueve años, el triple para aquellos que consumían estos productos de forma diaria en comparación con los que no tomaban nada. Para los consumidores ocasionales, la probabilidad era de poco menos del doble.

Una de las reservas que se plantean más a menudo con esta clase de investigaciones es que, por lo general, aquellos que toman productos 'light' lo suelen hacer porque ya tienen peores hábitos alimenticios o sufren obesidad, por lo que es más probable que a la larga tengan más problemas. Es la conocida como “mentalidad Big Mac y Coca-Cola Light”, por la cual muchos consumen comida basura pero intentan atenuar sus efectos a través de las variedades 'light' de las bebidas, lo cual a la larga es inútil. Sin embargo, en el caso de este último estudio realizado en San Antonio, los datos se ajustaron a factores como el tabaco, la actividad física de los analizados y si tenían o no diabetes.

No son los únicos estudios que han concluido algo semejante. Ya hablamos en su día de una investigación publicada en el 'American Journal of Clinical Nutrition', que señalaba que el consumo regular de esta clase de bebidas aumentaba el riesgo de sufrir diabetes tipo 2 en un 50% respecto a los azucarados y un 130% respecto a los que no consumen ni una cosa ni otra. El estudio, realizado a partir de los datos recogidos de más de 60.000 mujeres francesas a lo largo de 14 años, señalaba por primera vez que las bebidas dietéticas eran incluso peores que las azucaradas a la hora de aumentar los niveles de azúcar en la sangre. Otra investigación del 'American Journal of Clinical Nutrition' señaló unos años antes que, si bien no podían demostrar una relación de causa y efecto, el consumo de bebidas 'light' estaba asociado con un mayor riesgo de sufrir síndrome metabólico y diabetes tipo 2.

No todos son iguales

Los datos parecen señalar en la misma dirección pero, a pesar de ello, resulta difícil asegurar sin ningún tipo de reservas que los edulcorantes engordan en todos los casos. Un reportaje publicado en 'Alternet' ofrece una explicación más comercial a por qué no se han realizado grandes metaestudios que dejen zanjada la cuestión para siempre: básicamente, que debido a lo complejo y caro que puede resultan y la dependencia que tienen esta clase de estudios de la financiación de la industria alimenticia, hay poco interés en gastar dinero en algo que puede perjudicarte. Esta misma semana, un estudio recordaba las estrecha relación entre las organizaciones de salud estadounidense y compañías como Coca-Cola y Pepsi.

Los datos más recientes no permiten decir que estas bebidas ayuden a bajar peso o prevengan enfermedades como la diabetes

Una de las revisiones más completas fue la publicada por Susan E. Swithers, de la Universidad de Purdue, en 'Trends in Endocrinology & Metabolism'. En su caso contó con los datos de 450.000 participantes a lo largo de 16 años, y concluía que “los datos más recientes de humanos y ratones han proporcionado muy poco apoyo a que las bebidas endulzadas de manera artificial promocionen la pérdida de peso o prevengan las consecuencias negativas para la salud como la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico y los problemas cardiovasculares”. ¿La recomendación de los autores? Ante todo, precaución y no creer a pies juntillas todo lo que dice la industria.

Esta investigación fue discutida enérgicamente por las compañías de alimentación. Un amplio artículo publicado en 'WebMD', uno de los portales médicos más importantes del mundo, señalaba que las evidencias que defienden que las bebidas 'light' engordan es escasa y que suelen hacer referencia a estudios con ratones. Una de las críticas planteadas en dicho texto es que la mayoría de estas investigaciones son observacionales, por lo que “es imposible decir si las bebidas dietéticas jugaron un papel directo en la ganancia de peso”. Lo que nos devuelve, otra vez, al comienzo de este círculo vicioso.

Hay que tener también en cuenta que no todos los edulcorantes son iguales ni producen los mismos efectos, y que raramente las investigaciones se centran en cada uno de ellos. En España, la Coca-Cola Light contiene aspartamo, así como edulcorantes E-952 y E-950. El año pasado, Pepsi Co anunció que iba a sustituir el aspartamo por otros edulcorantes llamados Splenda y Ace K (es decir, sucralosa y acesulfamo potásico, respectivamente) ante la preocupación de los consumidores por este elemento. Y, de paso, lanzar una importante campaña publicitaria que permita diferenciar a la empresa de su principal competidora, Coca-Cola. Esta ha sacado la variante Life, que no se distribuye en España y contiene estevia.

Otra gran dificultad a la hora de comprobar exactamente el efecto causado por esta clase de bebidas es que resulta muy complicado aislar sus efectos de los de otros factores asociados al estilo de vida occidental, como el sedentarismo, la mala alimentación o el consumo de tabaco. El reportaje publicado en 'Alternet' recuerda que muchos de los estudios no se llevan a cabo con los sectores más vulnerables de la sociedad, los más afectados por la obesidad, ni realizan un seguimiento a largo plazo que permita, de una vez por todas, saber qué pasa de verdad cuando nos decantamos por la variante 'light'.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe titulado 'Las políticas fiscales para la dieta y la Prevención de Enfermedades no Transmisibles (ENT)' en el que recomienda aumentar en un 20 por ciento los impuestos sobre las bebidas azucaradas para reducir su consumo y, por ende, disminuir el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y la caries dental. En el documento se afirma que el aumento del precio provocará una disminución de la ingesta de 'azúcares libres' y calorías, mejorará la nutrición de la población y reducirá los índices de sobrepeso, obesidad, diabetes y caries.

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