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"Cuando no hay móvil detrás de la violencia se llena ese vacío con la enfermedad mental"
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10 de octubre, día mundial de la salud mental

"Cuando no hay móvil detrás de la violencia se llena ese vacío con la enfermedad mental"

Los medios de comunicación tienden a estigmatizar a las personas con trastornos mentales, generando el estereotipo de que son individuos sin autocontrol

Foto: Velas y flores junto al centro comercial donde ocurrió el tiroteo de Múnich, Alemania. (EFE)
Velas y flores junto al centro comercial donde ocurrió el tiroteo de Múnich, Alemania. (EFE)

La esposa de Omar Mateen, el autor del asesinato de 49 personas en un club gay en Orlando (Florida), lo calificó de “bipolar”, “enfermo mental” y “mentalmente inestable”.

Mohamed Lahouaiej-Bouhlel, el conductor del camión que arrolló a la multitud que celebraba el 14 de julio en Niza, padeció depresión en Túnez y, según su psiquiatra, “sufría una alteración de la realidad” y un “principio de psicosis”.

“La sociedad y el Estado tienen que tener los ojos abiertos ante personas con inestabilidad psíquica, especialmente jóvenes, y en caso necesario tomar medidas para evitar desarrollos extremos”, declaró el ministro de Economía y vicecanciller alemán Sigmar Gabriel tras el tiroteo de Múnich.

Mohammed Daleel, el solicitante de asilio sirio que se inmoló en la ciudad germana de Ansbach, intentó suicidarse anteriormente y fue tratado por un psiquiatra.

Satoshi Uematsu, el japonés que asesinó a 19 discapacitados cerca de Tokio, estuvo ingresado en un hospital psiquiátrico por ser considerado “peligroso”.

Pese a que el tratamiento informativo pueda indicar lo contrario, los enfermos mentales son igual o menos violentos que la población general.

Veamos los datos: el análisis de los porcentaje de crímenes con armas de fuego en Estados Unidos muestra que la tasa de estos delitos es menor en personas con enfermedades mentales que en individuos sin un diagnóstico psiquiátrico. Otra investigación señala que el 92% de las personas con desórdenes psiquiátricos nunca muestran indicios de volverse violentos y sólo el 4% de los asesinatos están de alguna manera relacionada con una enfermedad mental del autor. Algo que no debería sorprender ya que alrededor de 450 millones de personas padecen trastornos mentales y de conducta a nivel mundial y una de cada cuatro personas desarrollará problemas de salud mental a lo largo de su vida, según la Organización Mundial de la Salud.

Como han probado múltiples investigaciones, los medios de comunicación tienen una gran parte de la responsabilidad en la perpetuación del estigma en la salud mental. Para el 90% de la población los medios de comunicación son la fuente principal de información sobre la salud mental y en ellos, las personas con enfermedades mentales son fuertemente estereotipadas y tergiversadas como “fracasos sociales y laborales” que tienen “propensión por la violencia”. Según un estudio realizado en Estados Unidos, el 60% de la población cree que la esquizofrenia está relacionada con la violencia, un 33% en el caso de la depresión.

Víctimas, no verdugos

“Estas noticias generan el estereotipo de la falta de control en personas con enfermedades mentales. Los diagnosticados con un problema de salud mental asumen que tienen mayor probabilidad de realizar conductas violentas y reducen su intento de integración en la sociedad”, explica Carla da Rocha, psicóloga de la asociación Asperga.

“Los medios hacen que la gente crea que las personas con trastornos mentales son más violentas, y por lo tanto evitan su contacto y los discriminan”

Una investigación de la universidad alemana de Leipzig concluyó que las películas y los medios de comunicación tienden a replicar tres ideas equivocadas sobre las personas con enfermedades mentales: son maníacos homicidas a los que se deben tener miedo y ser excluidos de la sociedad, son espíritus libres irresponsables por lo que otros deberían tomar sus decisiones vitales y tienen ideas infantiles sobre la realidad.

El tratamiento que se hace en los medios de ciertos sucesos “crea la asociación entre violencia y trastornos mentales en la sociedad. Hacen que la gente crea que las personas con trastornos mentales son más violentas, y por lo tanto evitan su contacto y los discriminan”, explica la psicóloga.

Este tratamiento informativo “favorece el existente estigma sobre la salud mental y genera rechazo a las personas con problemas de salud mental, pudiendo potenciar el acoso escolar a los adolescentes que tengan una conducta diferente a la del resto”, afirma Miguel Ángel Pérez Nieto, psicólogo y decano de la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela (UCJC). “Puede reducir las conductas preventivas como acudir a la consulta del psicólogo”, añade.

“Las personas con trastornos mentales tienen más probabilidad de sufrir agresiones que de cometerlas", explica la psicóloga Carla da Rocha

“Se dan explicaciones circulares: ha cometido un acto violento porque tiene un trastorno psicológico y tiene un trastorno porque es violento. Se está asociando que las personas con trastornos mentales con que van a ser violentos, como si el resto de la población no fuese violenta”, añade da Rocha.

“Las personas con trastornos mentales tienen más probabilidad de sufrir agresiones que de cometerlas”, aclara Carla da Rocha. “Y aquellos actos violentos realizados por personas con trastornos mentales no implican que esa sea la causa última”. Un estudio con infractores de la ley que padecen enfermedades mentales evidenció que sólo el 18% de sus crímenes estuvieron directamente motivados por sus síntomas y la mayoría de los que cometieron un crimen debido a sus síntomas también infringió la ley al menos otra vez sin estar influido por su salud mental.

Estigmatizados

Las personas con enfermedades mentales graves deben afrontar un doble problema. Por un lado, tienen que lidiar con los síntomas de su trastorno que pueden hacerles difícil trabajar, vivir independientemente o alcanzar un calidad de vida satisfactoria.

Además, los mitos de la sociedad sobre las trastornos mentales da lugar al estigma. Algunos afectados que gestionan suficientemente bien su salud mental para poder trabajar tienen grandes dificultades para encontrar un trabajo porque los empleadores los discriminan.

La enfermedad mental conlleva no sólo las dificultades causadas por los síntomas de la dolencia sino también los obstáculos que pone la sociedad. Además, algunas de las personas con trastornos mentales aceptan los prejuicios comunes sobre salud mental, afectando a su confianza en sí mismos, como han probado investigadores de la Universidad de Friburgo (Alemania).

“Cuando no hay móvil político o social detrás de la violencia se llena ese vacío con la enfermedad mental pero el mal no necesita una causa definida. Necesitamos un motivo por el cual las personas son malas”, apunta Pérez Nieto. El psicólogo apunta a una corresponsabilidad de la sociedad en estos actos porque “hay bases sociales que potencian o amortiguan las tendencias violentas”.

Acabar con el estigma

Existen guías para periodistas sobre cómo tratar la salud mental en los medios. Las recomendaciones incluyen evitar asociar las enfermedades mentales graves con comportamientos delictivos, los términos ofensivos como loco y perturbado y usar términos de salud mental fuera de su contexto, como ocurre habitualmente con esquizofrénico y paranoico. Y un dato importante: una conducta violenta no puede justificarse solo a causa de una enfermedad mental.

'The Humanology Project' busca acabar con los prejuicios y mitos en torno a las enfermedades mentales y los trastornos neurológicos como la ansiedad, la depresión, el espectro autista y la epilepsia, entre otros. Creada por la veinteañera Neha Kinariwalla, comparte en su página web información científica sobre estos trastornos y testimonios personales de personas que conviven con estos síndromes, dando a conocer lo que supone vivir con estas enfermedades y mostrando que aquellos que tienen estos trastornos pueden llevar una vida satisfactoria.

“La educación inclusiva ayuda a convivir con la diferencia y reducir el estigma”, según Miguel Ángel Pérez Nieto. Porque la gran asignatura pendiente de las sociedades modernas en materia de salud es la normalización de las enfermedades mentales.

La esposa de Omar Mateen, el autor del asesinato de 49 personas en un club gay en Orlando (Florida), lo calificó de “bipolar”, “enfermo mental” y “mentalmente inestable”.

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