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Por qué las mujeres ven porno (cuando sus parejas no están en casa)
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Por qué las mujeres ven porno (cuando sus parejas no están en casa)

Las mujeres liberadas no son necesariamente las que más sexo tienen con su novio (o novia). Cuando la comunicación falla, se impone la independencia... con ayudas externas

Foto: Un paréntesis 'egoísta'. (iStock)
Un paréntesis 'egoísta'. (iStock)

En varias ocasiones hemos hablado en 'El Confidencial' de lo que buscan los hombres y las mujeres en el cine erótico-festivo. Varios estudios han mostrado diferencias sustanciales: ellas prefieren más verosimilitud, más identificación con los 'personajes' (seguramente, uno de los motivos por los que, según otro conocido experimento, la mayoría de las heterosexuales se sienten atraídas por imágenes de otras mujeres), más trama narrativa, y en general menos atención a lo estrictamente genital.

Tampoco es un secreto que las mujeres son menos visuales que ellos (siempre como media). Lo que quizá te sorprenda más si eres hombre es que, para ellas, tu presencia en esos momentos puede ser un obstáculo, en lugar de añadir placer. ¿Qué hacer para que tu chica no se pase por completo a la 'acera virtual'?

Según 'la chica de al lado' de 'Men's Health', Ali Eaves, una clave está en el orgasmo. A su consultorio llegó esta pregunta, que pocos se atreverían a plantear a sus amigos: "He averiguado que mi mujer ve porno. ¿Por qué? Siempre estoy listo para el sexo". Su respuesta es terminante, pero probablemente va bien encaminada.

En el porno las mujeres pueden ser egoístas: "No hay que ser recíproca en el sexo oral, ni explicar que el punto excitante está unos milímetros más al norte"

No es nada fácil unir los ritmos, y tardar más sin tener que preocuparse por las necesidades y los deseos de la pareja es un alivio. Explorando su sexualidad solas, las chicas pueden ser, en palabras de Eaves, "egoístas" por una vez: "No hay que ser recíproca en el sexo oral, ni andar explicando que el punto realmente excitante está unos milímetros al norte". Paradójicamente, si el hombre se ha educado como amante a través del porno medio, es probable que le cueste más entender el cuerpo y las necesidades de las mujeres. Después de toda la adolescencia teniendo 'relaciones' consigo mismo de diez o quince minutos, prolegómenos incluidos, es más difícil asumir cómo es el sexo de verdad en una pareja heterosexual.

Lo que dicen los estudiosos

Que ellas vean porno tampoco tiene que preocupar siempre a un marido complaciente... siempre que siga habiendo sexo satisfactorio en pareja. Si no lo hay, el porno más que un problema será un parche, una señal de aviso o incluso una posible parte de la solución: un nuevo estudio canadiense sugiere que ver porno ayuda a muchas parejas a experimentar más en la cama, aunque solo uno de los dos sea pornófilo practicante. De las respuestas de 430 personas, infirieron que la estimulación erótica (online, en papel o en audio) ayuda en varios aspectos a la vida sexual en común: mejora la comunicación, la comodidad con el otro y abre los horizontes ayudando a evitar la rutina.

Estos investigadores también encontraron consecuencias negativas, más sabidas por todos: creación de expectativas difíciles de satisfacer fuera de la ficción, inseguridad por si el otro prefiere el cine a su compañía, y decaimiento del interés por la pareja. El miedo es enemigo de la comunicación y aislarse suele empeorar el problema, así que, si tu chica se está aficionando a los 'vicios solitarios', háblalo con ella o toma cartas en el asunto. Como dicen los psicólogos, si haces lo mismo, obtendrás lo mismo.

Lo que dicen en la calle

"Yo veo porno sola", nos cuenta una amiga de treinta y pocos, Natalia. "Nunca de personas reales, solo animación japonesa. El otro no me pone cachonda. Lo he intentado, pero no. Temáticas que me gustan: primera vez del chico con una mujer más experimentada, colegiales que lo hacen por primera vez... En general me pone el rollo inocente, que estén asustados, que se amen locamente... esas cosas". Es bisexual, así que suele ver 'anime' hetero y también lésbico: "También me gusta una chica con pechos y pene. El sexo sola y acompañada no tiene mucho que ver para mí, ninguna de las dos modalidades suple a la otra. En algunas épocas he sustituido el porno en el ordenador por literatura erótica, y en ese caso la cosa tiene que ser más cerda y enrevesada, en general".

¿Se podría decir que a veces es mejor que el sexo real? "No necesito a mi marido, bien lo sabe Dios"

Otra entrevistada, Alicia, de treinta y muchos, dice: "Ver pelis se me hace muy engorroso: necesito mucha intimidad y encima siempre veo algo que me baja la libido, primerísimos planos de genitales, por ejemplo. Me gustan más los relatos eróticos, una es culta hasta para eso. La ventaja es que pones 'la cámara' donde quieres y hay mucha variedad de temas, tonos y escenas". Los motivos de montárselo por su cuenta: "la eficacia, la proporción tiempo empleado/satisfacción obtenida es muy rentable". Sobre todo, porque no hay que depilarse ni arreglarse horas antes para que al final resulte que no hay relación. ¿Se podría decir que a veces es mejor que el sexo real? "No necesito a mi marido, bien lo sabe Dios".

Varias mujeres nos cuentan que ven otros productos audiovisuales por motivos eróticos, fenómeno que parece afectar menos a los hombres. Ven series o van a conciertos porque los protagonistas les parecen atractivos: "Yo veía una serie, 'Queer as folk', donde había relaciones románticas entre chicos homosexuales, solo por las imágenes. La trama, bueno... como la de cualquier serie femenina de las que no veo. Me pone mucho más todo lo gay masculino que lo hetero, porque no me identifico con las mujeres de la ficción. Con ellos sí, porque les gustan los chicos y se lían con ellos".

Poco que añadir ahí si eres el servicial esposo y eres incurablemente heterosexual. Para todo lo demás, paciencia, comunicación y libertad. Casi nada.

En varias ocasiones hemos hablado en 'El Confidencial' de lo que buscan los hombres y las mujeres en el cine erótico-festivo. Varios estudios han mostrado diferencias sustanciales: ellas prefieren más verosimilitud, más identificación con los 'personajes' (seguramente, uno de los motivos por los que, según otro conocido experimento, la mayoría de las heterosexuales se sienten atraídas por imágenes de otras mujeres), más trama narrativa, y en general menos atención a lo estrictamente genital.

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