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El sistema jurídico en la sombra gracias al que los especuladores ganan mucho dinero
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UNA TRAMPA QUE PERJUDICA A LOS ESTADOS

El sistema jurídico en la sombra gracias al que los especuladores ganan mucho dinero

El órgano de arbitraje ISDS nació para proteger las inversiones extranjeras, pero ha terminado convirtiéndose en una herramienta para la especulación y el saqueo

Foto: Hay una justicia alternativa para lidiar entre Estados e inversores, pero ¿a quién beneficia? (iStock)
Hay una justicia alternativa para lidiar entre Estados e inversores, pero ¿a quién beneficia? (iStock)

Ya hemos hablado del ISDS, un sistema de arbitraje entre Estados e inversores que opera a puerta cerrada y a la que 'Buzz Feed News' está dedicando una serie de reportajes de investigación. El último de ellos se centra en el funcionamiento de esta justicia alternativa en el mundo financiero, que ha dado lugar a una picaresca por la cual inversores y abogados estrujan hasta el último euro de los bolsillos de los estados deudores.

¿De qué manera? El ISDS fue fundado con el objetivo de lidiar entre los estados, muchos de ellos en vías de desarrollo, y los negocios extranjeros con interés en invertir en ellos. Los primeros necesitaban infraestructuras, fábricas y energía, pero los segundos también requerían un sistema independiente que los protegiese de los desmanes de los gobiernos y tribunales locales. Ahí es donde surge el ISDS, con una particularidad clave: solo las empresas pueden demandar a los estados, pero estos no pueden hacer lo propio con las compañías que operan dentro de sus fronteras.

Cuando se recortaron los subsidios a la energía solar en España, más de 20 negocios recurrieron al tribunal alegando que el gobierno había roto sus promesas

De ahí que, como recuerda el reportaje de 'Buzz Feed', los financieros y los abogados del ISDS hayan creado un nuevo negocio: “Buscar maneras de demandar a las naciones en el ISDS y provocar que sus contribuyentes les paguen grandes sumas, a veces simplemente por defender leyes básicas”. Con otro hándicap añadido, que es que los tribunales de arbitraje están compuestos por tres personas, por lo general, abogados corporativos relacionados con el mundo de la empresa que no necesariamente tienen en cuenta la jurisprudencia. Una fórmula para el desastre.

Llegar, invertir, quedarte con todo

La primera entidad financiera que recurrió al ISDS fue Deutsche Bank, que como otras compañías (Citibank, Standard Chatered Bank) había fijado su mirada en la industria petrolera de Sri Lanka, que prometía ganancias sustanciosas… y una hipotética catástrofe económica para el país asiático si, como pasó, el precio del petróleo bajaba. Al ocurrir, la compañía estatal se vio obligada a pasar millones a los bancos inversores, lo que terminaría derivando en una congelación de pagos. A pesar de que Deutsche Bank ya había recibido seis millones, quería más, pero ningún tribunal más que el ISDS podía garantizar que fuese a recuperar hasta el último céntimo de los 60 millones que pedía. El tribunal, por primera vez, aceptó.

Finalmente, Deutsche Bank se salió con la suya y Sri Lanka fue obligada a pagar 60 millones e intereses, así como ocho millones más en costes. Era tan solo el primero de una larga lista de casos. En Corea del Sur un fondo de inversión y una firma americana privada compraban y vendían empresas obteniendo grandes beneficios. Cuando el gobierno intentó hacerles pagar impuestos, recurrieron al ISDS. También ha ocurrido en España, asegura el reportaje: cuando se recortaron los subsidios a la energía solar, más de 20 negocios recurrieron al tribunal alegando que el gobierno había roto sus promesas y que, por lo tanto, sus inversiones estaban condenadas al fracaso.

El problema es que, en muchos casos, los denunciantes pueden no tener ninguna relación directa con el Estado al que están denunciando. Es lo que ocurrió con Standard Cathered, que compró la deuda de una compañía de Tanzania y posteriormente demandó al país pidiendo los 100 millones se adeudaban. En muchos casos, estos inversores y abogados huelen la sangre de países en crisis (o que están “intentando sacar a sus ciudadanos de la pobreza endémica”), puesto que no tienen margen de maniobra. Una compañía puede declarase en bancarrota. Si un Estado no puede pagar, según el Banco Mundial y el FMI, puede negociar su deuda con sus acreedores. Pero el ISDS permite que el demandante pueda ver hasta el último céntimo.

Inversores buitre alrededor de cadáveres

Un caso en el que se ha recurrido al ISDS para obtener hasta el último céntimo fue en 2011, cuando un grupo de inversores recurrió al tribunal durante la negociación de la deuda argentina, aduciendo que estaba haciéndolo con mala fe. Uno de los árbitros designados fue Georges Abi-Saab, que dejó el caso y advirtió que permitir que el tribunal funcionase en esos casos abría una peligrosa puerta que apoyaba “todas las formas de transacciones financieras, incluyendo las más especuladoras”. El tribunal ya no apoyaba los intereses de las compañías inversoras en países extranjeros, sino que se había convertido en una herramienta para los abogados buitre.

Es una nueva forma de invertir: vamos a empobrecerlos, y entonces nos haremos ricos

Estos empezaron a comprar mala deuda por muy poco dinero. Gracias al particular funcionamiento del ISDS, podían recurrir a él para recuperarla por completo, como en el caso de la compañía de Tanzania. Es una buena muestra del funcionamiento de parte de las finanzas globales, que han pasado a ser terreno sembrado para especuladores, que ven cómo la ley está de su lado. Como explica Mark Cymrot, un abogado de BakerHostetler en el reportaje, “es una nueva forma de invertir, es decir, 'vamos a empobrecerlos, y entonces nos haremos ricos'”.

Como recuerda Abi-Saab, es “una nueva clase de especulación que tiene como objetivo extraer hasta el último centavo o la última gota de sangre de los países pobres”. Estos tan solo pueden defenderse invirtiendo grandes cantidades de dinero, pero están expuestos en el caso de que ellos sean la víctima. Como explica el reportaje, “los gobiernos no pueden ganar; tan solo pueden minimizar el daño”. Los casos en los que el estado gana un caso son raros, por lo que si este prospera, deben estar preparados para lo peor.

Mientras tanto, un puñado de inversores que actúan como esos abogados que acuden a las urgencias de un hospital para buscar clientes son los principales beneficiarios de un sistema asimétrico. Muchos juicios se celebran sin que las partes sepan exactamente el papel que los árbitros juegan en el caso, ya que los acuerdos son confidenciales, y es posible, por ejemplo, que algunos de ellos hayan trabajado como consultores para las firmas a las que están arbitrando. En algunos casos, los abogados y los inversores intercambian información, por lo que están al tanto del próximo país que puede ser saqueado, en muchos casos a través de demandas “directamente abusivas”. El que hace la ley...

Ya hemos hablado del ISDS, un sistema de arbitraje entre Estados e inversores que opera a puerta cerrada y a la que 'Buzz Feed News' está dedicando una serie de reportajes de investigación. El último de ellos se centra en el funcionamiento de esta justicia alternativa en el mundo financiero, que ha dado lugar a una picaresca por la cual inversores y abogados estrujan hasta el último euro de los bolsillos de los estados deudores.

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