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Lo que a los profesores les gustaría contar a sus alumnos. Pero no pueden hacerlo
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EL VERDADERO SENTIDO DE LA ENSEÑANZA

Lo que a los profesores les gustaría contar a sus alumnos. Pero no pueden hacerlo

Ni matemáticas ni física; los educadores revelan cuál es el verdadero saber que se aprende en las aulas y que, pese a lo que podíamos imaginar, no está en los libros

Foto: Los docentes tienen que enseñarles mucho más de lo que creen. (iStock)
Los docentes tienen que enseñarles mucho más de lo que creen. (iStock)

Probablemente la docencia sea una de las profesiones con mayor responsabilidad social: crear individuos ilustrados no es tarea fácil, y el día a día a veces tiene poco de ilustrado y mucho de esquivar las trastadas que esos muchachos con ganas de diversión pueden ocasionar.

Las distancia entre el profesor, como figura de autoridad, y el alumno a menudo crean impresiones equivocadas sobre los maestros, que no tienen muchas formas de expresarles a los alumnos cuál es la realidad que realmente se esconde entre las aulas.

Miles de personas en todo el mundo matarían por tener la oportunidad de ir a la escuela y aprender

Busines Insider’ ha pedido a docentes que compartan cuáles son los secretos sobre la enseñanza que a menudo pasan desapercibidos, al menos en la etapa escolar, y estas son sus mejores respuestas:

“Sabemos que sois personas”

Aunque a veces no lo parezca, los profesores saben y mejor que nadie, que los alumnos tienen su propia autonomía. “En realidad respetamos y tenemos en cuenta su forma de ver la vida aunque sean adolescentes, y deseamos que les vaya realmente bien”.

Es tu oportunidad

“Me encanta enseñar y quiero ayudarles, pero no se puede si ellos no ponen esfuerzo”, comenta un profesor, que cree que miles de personas en todo el mundo “matarían” por tener la oportunidad de ir a la escuela y aprender.

Puede que un alumno venga de un barrio humilde, lleno de delincuencia, con una situación familiar difícil, y tenga que trabajar desde los 16 años, y “tal vez piense que todo eso es normal, pero no lo es, y con la educación tiene la oportunidad de salir de ahí. Si el alumno no la aprovecha, pero así no va a salir del sur del Bronx, y hará que sus hijos pasen por la misma situación”.

Los adultos no siempre tienen razón

Los profesores y los padres quieren lo mejor para los pequeños, pero no siempre aciertan. Pese a que hay que hacerles caso, como cualquier persona, se pueden equivocar. A muchos profesores les gustaría avisar a los padres de que se están equivocando con la decisión que han tomado para su hijo, pero esto no siempre es posible.

Lo que se aprende no es tan importante

No todo. Lo verdaderamente importante, dice un profesor anónimo, es la preparación para la vida que supone hacer las tareas de clase. Se aprende autodisciplina, organización, optimización de tu tiempo...

En el colegio te relacionas y aprendes a comunicarte y a socializar con todo tipo de personas

En realidad, bajo el disfraz de una tarea, se aprende a ser adulto e independiente más de lo que creemos.

Ellos también tienen redes sociales

Como los alumnos, los profesores tienen que hacer a veces verdaderos esfuerzos para no consultar las actualizaciones de Facebook o sus mensajes de Whatsapp.

Comunicación

En el colegio te relacionas y aprendes a comunicarte y a socializar con todo tipo de personas. Interactuando con los demás se aprende a escuchar y a hablar con respeto a los demás; una de las lecciones más importantes de la vida.

“Tampoco nos gustan los exámenes”

Para los profesores un examen también es una auténtica faena. Hay que prepararlo para que tenga un nivel razonable, más difícil aún si hay varios modelos, en cuyo caso hay que equiparar la dificultad para que no haya nadie que juegue con ventaja.

No eres el resultado de tus calificaciones

Tus calificaciones, pese a lo que crean muchas veces los alumnos, no impiden que los profesores vean cómo son como persona. Por ellos pasan muchos chavales, y saben distinguirlo perfectamente.

A muchos maestros les gustaría decirles a los muchachos que ese chico o chica con buenas calificaciones y poco popular, que no tiene muchos amigos en la escuela, probablemente a la edad adulta se convierta en una persona interesante, quizá exitosa, pese a que en ese momento no esté siendo valorada.

Se ilusionan y se disgustan igual que cualquiera, pese a que a veces pensemos que son máquinas de vigilarnos sin sentimientos

Como dice uno de los maestros anónimos, “que sepas las respuestas no quiere decir que seas más inteligente.

“No somos tan diferentes”

Los profesores también son personas. Se ponen nerviosos con el inicio del año escolar. Pasan muchas horas en el aula, y como en cualquier relación personal fuera de la escuela, se ilusionan y se disgustan igual que cualquier alumno, pese a que a veces se crea que son máquinas de vigilarnos sin sentimientos.

Ellos también cuentan anécdotas

Los estudiantes cuentan anécdotas sobre la clase y los profesores todo el tiempo cuando están fuera de la escuela. Por otro lado, cualquier trabajador cuenta anécdotas cotidianas sobre lo que pasa en la oficina. Siguiendo esta lógica ¿Qué nos hace pensar que los maestros no comparten las historias más reseñables con sus amigos?

Sí, los amigos de nuestros profesores saben anécdotas sobre nosotros. Es un hecho. Es más, si protagonizaste un hecho memorable, no dudes de que saldrás en todas las cenas navideñas de tu ‘profe’ para carcajada de allegados y conocidillos con ganas de cotilleo.

Probablemente la docencia sea una de las profesiones con mayor responsabilidad social: crear individuos ilustrados no es tarea fácil, y el día a día a veces tiene poco de ilustrado y mucho de esquivar las trastadas que esos muchachos con ganas de diversión pueden ocasionar.

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