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La búsqueda del Santo Grial en España: Himmler, visigodos y un monasterio catalán
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La búsqueda del Santo Grial en España: Himmler, visigodos y un monasterio catalán

La Falange española entregó al dirigente nacionalsocialista importantes ajuares, entre los que se hallaban copas de oro y bronce, collares e incluso restos humanos. ¿Por qué?

Foto: Hitler y Himmler observan figuras de porcelana de Allach en abril 1944.
Hitler y Himmler observan figuras de porcelana de Allach en abril 1944.

Llegaron a España en el siglo V para expulsar a los enemigos de Roma y durante más de tres siglos dominaron la Península Ibérica, antes de ser vencidos por los musulmanes. Durante este periodo de tiempo, los visigodos, pertenecientes a los pueblos germánicos orientales, dejaron un escaso pero significativo legado arqueológico, buena parte del cual se puede contemplar, pero no todo. A las afueras de Castiltierra (Segovia), al pie de la ermita del Corporaro, se encuentra una necrópolis, una de las construcciones más importantes de la época visigoda en la península. A diferencia del resto de yacimientos, parte de su valiosísimo botín acabó en manos de la Alemania nazi, el cual ahora quiere recuperar el Museo Arqueológico Nacional.

El responsable de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional, Sergio Vidal, explica que durante las excavaciones del arqueólogo Julio Martínez Santa-Olalla se enviaron decenas de objetos a Alemania para restaurarse y no regresaron. Por ello ahora tratan de “recabar pruebas” para demostrar que el material viajó a Alemania “de forma temporal”.

Demostrar la superioridad de la raza aria

En todo este entramado destaca la figura de Heinrich Himmler, Reichsführer de la Schutzstaffel (SS), a quien la Falange entregó importantes ajuares. Los objetivos eran demostrar que la presencia visigoda en España revelaría que los españoles compartían la misma ascendencia aria que los alemanes y que esas piezas apuntalarían la tesis de la supremacía racial.

Varios testimonios aseguraron que la visita del jefe de las SS estuvo motivada por su interés por el ocultismo

El arqueólogo Julio Martínez Santa-Olalla, ayudante de Franco que en los años veinte había estado en la Universidad de Bonn y tenía un fluido alemán, fue el guía y traductor del jefe de las SS durante su visita a España en 1940. Este le llevó a Toledo y a Madrid, y tenía prevista una parada en Castiltierra para la que Santa-Olalla “mandó buscar obreros rubios y altos para que Himmler viera la vinculación germánica”, explica Francisco Gracia, catedrático de la Universidad de Barcelona. Sin embargo, Himmler nunca llegó a pisar Castiltierra, ya que el viaje se canceló por fuertes lluvias, lo cual no fue un impedimento para que el material llegara a manos del alemán. Varias reliquias fueron enviadas a Alemania para su estudio y restauración y todavía hoy parte de ellas se encuentran en territorio alemán y austriaco.

Armas que harían invencible al Tercer Reich

La agenda de Himmler, que llegó a España el 19 de octubre de 1940 -días antes de la entrevista de Hendaya entre Hitler y Franco-, llama curiosamente la atención, porque mostró especial predilección por visitar ciudades que creía albergaban piezas únicas.

En Madrid, además de ver una corrida de toros en Las Ventas, quiso pasar por el Museo del Prado y el Museo Arqueológico. En este último manifestó interés por conocer todo lo referente a los pueblos prerromanos hispanos, y se detuvo de manera especial ante la réplica de la Dama de Elche -la original se encontraba en ese momento en el Louvre-. El Reichsführer también estudió meticulosamente un mapa de las invasiones bárbaras y le pidió al director del museo varias copias de algunos materiales allí expuestos.

Todo parece indicar que Himmler buscaba piezas para la Ahnenerbe, la Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana que él mismo había fundado en 1935 y presidia. Integrada en las SS llevó a cabo investigaciones por todo el mundo para tratar de demostrar a través de la arqueología y otras disciplinas la supuesta superioridad de la raza aria.

Varios testimonios de la época aseguraron que la visita del jefe de las SS, que se terminaría suicidando con una pastilla de cianuro cuando fue capturado por las tropas británicas en 1945, estuvo motivada por su interés por el ocultismo. De hecho, es sabido que altos mandos nazis como Rudolf Hess, Richard Walther Darré y Alfred Rosenberg también tenían un gran interés en este campo y por piezas históricas y milagrosas que harían invencible al Tercer Reich, como la Lanza de Longinos, el Arca de la Alianza o el Santo Grial, la copa que utilizó Jesús en la última Cena y donde se recogió su sangre cuando moría crucificado; el objeto que más anhelaban.

En busca del Santo Grial

Como si de una aventura de Indiana Jones se tratara, Himmler aprovechó su periplo por España para convertirse en un auténtico explorador. Además de Madrid, hizo una parada estratégica en Toledo en busca de otros de los tesoros que ambicionó la Ahnenerbe: el Arca de la Alianza. Se dirigió a la comunidad judía de Toledo, pero no halló su trofeo, por lo que puso rumbo a Barcelona antes de dar por concluido su viaje en España.

Ripol explicó la obstinación del alemán con los arios: habría afirmado que Jesucristo era así y no judío

En la capital catalana visitó el monasterio de Montserrat, donde fue recibido por un joven fraile, Andreu Ripol, que hablaba alemán. Gracias a su testimonio se ha podido saber que Himmler buscaba el Santo Grial para que le diera los poderes necesarios para ganar la Segunda Guerra Mundial. Ripol también explicó la curiosa obstinación del alemán con los arios, ya que habría afirmado que Jesucristo era ario y no judío.

Su obsesión por demostrar la tesis de la supremacía racial explicaría la extraña ansia del Reichführer por encontrar y preservar reliquias con supuestos poderes místicos y su viaje a España, entre muchos otros, como el que hizo a Sudamérica, donde según cuenta Janire Rámila en 'La Ahnenerbe y la búsqueda de reliquias', un comando de la sección esotérica de las SS se desplazó con el fin de encontrar objetos de poder, como el Martillo de Wotan o las misteriosas calaveras de cristal precolombinas. Otra misión tuvo como destino el Reino Unido, donde quisieron robar la Piedra de Scone en la abadía de Westminster, sobre la que se coronan los reyes de Inglaterra y que, creían los nazis, fue sobre la que Jacob se recostó antes de soñar con la escalera que llevaba a Dios.

Llegaron a España en el siglo V para expulsar a los enemigos de Roma y durante más de tres siglos dominaron la Península Ibérica, antes de ser vencidos por los musulmanes. Durante este periodo de tiempo, los visigodos, pertenecientes a los pueblos germánicos orientales, dejaron un escaso pero significativo legado arqueológico, buena parte del cual se puede contemplar, pero no todo. A las afueras de Castiltierra (Segovia), al pie de la ermita del Corporaro, se encuentra una necrópolis, una de las construcciones más importantes de la época visigoda en la península. A diferencia del resto de yacimientos, parte de su valiosísimo botín acabó en manos de la Alemania nazi, el cual ahora quiere recuperar el Museo Arqueológico Nacional.

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