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Pagar para que te limpien la casa aunque cobres 1.000€: así es la nueva clase media
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Pagar para que te limpien la casa aunque cobres 1.000€: así es la nueva clase media

La mayoría de la población mileurista tiene un empleado del hogar contratado parcialmente o por horas. Los bajos precios y el nuevo tren de vida han hecho de esto un rasgo distintivo de la clase media

Foto: Hoy en día quien limpia la casa es porque quiere. (iStock)
Hoy en día quien limpia la casa es porque quiere. (iStock)

Si no tienes contratado a un limpiador del hogar seguro que conoces a más de una persona de tu entorno que sí lo tiene. Lo que hace unos años era un lujo solo reservado para las clases altas, hoy se ha extendido a la mayoría de la sociedad. Actualmente no es necesario disponer de grandes cantidades de recursos económicos para tener servicio de limpieza a domicilio. O, si bien no se tiene suficiente dinero, se ahorra para poder librarse de esta aburrida tarea.

Desde 1990, de acuerdo con este informe del Colectivo Ioé, elaborado por sociólogos, los perfiles que más contratan los servicios de personal doméstico en nuestro país son los hogares de altos ingresos –como signo de estatus y por comodidad–, y los hogares urbanos en los cuales los propietarios tienen una actividad económica fuera del hogar, de forma que la persona contratada ejerce como ama de casa. Este último caso es el que nos interesa, pues es el que ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas. La clase media ya no se priva de tener una casa limpia y reluciente, pues no es necesario ser rico para contratar asistentas por horas o con jornada parcial.

Un estudio de la compañía de servicios del hogar Helpling así lo demuestra. El informe, elaborado en 2015, revela que la mayoría de los ciudadanos asegura disponer de un servicio de limpieza o haberlo requerido en alguna ocasión. El dosier indica además que los precios son asequibles para sueldos mileuristas: el 40% de los encuestados pagan a su empleado del hogar entre 10 y 12 euros por hora, mientras que el 13,8% lo hace con menos de 8 euros y el 2,7% lo retribuye con más de 15 euros.

Entre los motivos para haber contratado empleados del hogar, un 39,9% reconoce haberlo hecho para "disfrutar al máximo de su tiempo libre", un 25,4% por "falta de tiempo" para realizar las tareas del hogar, y un 8,1% porque "odia limpiar". En cuanto a los que solicitan este servicio ocasionalmente, un 18,1% asegura haberlo hecho para alguna ocasión especial y un 9,7% tras hacer una mudanza.

La clase media no quiere limpiar

La clase media ya no quiere perder el tiempo limpiando. En el siglo XXI cada segundo cuenta. Queremos todo, lo mejor, y lo queremos ya. Según los los datos sobre hábitos de limpieza recogidos por el INE, los españoles dedicamos más de dos horas diarias a la limpieza del hogar. De esta manera, nos hemos convertido en los europeos que más tiempo invertimos en dicho menester.

INEA la falta de tiempo y a las pocas ganas de gastarlo con el mocho se suman las facilidades que ofrecen las nuevas empresas de limpieza del hogar. Ya no es necesario preguntar a tu vecino o a tu compañero de trabajo por alguien de confianza para contratarle –siempre da un poco de apuro meter a alguien desconocido en tu casa–.

Actualmente existen decenas de empresas dedicadas a esta labor que podemos contratar con una sola llamada o a través de nuestro 'smartphone'. Algunas de ellas son Velvethut, Interdomicilio Madrid o Clintu. Son solo algunos ejemplos que muestran cómo ha cambiado el público al que se dirigen estos servicios. En las páginas podemos ver tarifas, promociones o cupones descuento, y todo con precios asequibles para los bolsillos de clase media (unos 10 euros/hora).

"Necesito que alguien planche por mí"

Nos hemos puesto en contacto con personas de diferentes edades y situaciones, y todas demuestran lo que señalan los estudios: tener un empleado del hogar es un signo de distinción de clase media. Hablamos con un chico, de 32 años, mileurista, que vive solo en el centro de Madrid, de alquiler. Tiene contratado un servicio de limpieza que acude a su casa una vez por semana. "Odio planchar, es superior a mis fuerzas. Pago a una profesional que acude a mi casa dos horas a la semana. Me cobra 16 euros en total. Normalmente, invierte una hora planchando la ropa y la otra haciendo limpieza profunda a la casa. De la suciedad superficial me encargo yo diariamente, cuando tengo tiempo, claro...".

Hablamos con un matrimonio, de 50 años, también residentes en la capital. Ambos tienen trabajo y un sueldo anual por encima de la media española. Viven con sus dos hijas veinteañeras en un piso en propiedad. Podrían permitirse tener una limpiadora interna, pero no quieren. La madre nos cuenta que tiene a una mujer de confianza que lleva yendo a su casa desde hace años. No recuerda exactamente cuántos, desde que sus hijas eran pequeñas. "Viene dos veces por semana. Hace la casa y plancha. Eso es lo que más agradezco, que me quite la plancha. Mi marido y mis hijas no saben y no están por la labor de aprender, y yo cuando llego a casa no tengo ganas de ponerme a limpiar y mucho menos a estirar la ropa". Indica que la profesional del hogar no está contratada por horas, sino que tiene sueldo mensual.

Unos estudiantes que acaban de mudarse a la capital para cursar sus estudios nos dicen que lo que invierten en servicio de limpieza es el dinero mejor desembolsado. "Estoy deseando que lleguen los jueves porque mi compañero de piso es superdesordenado. Además, no tenemos tiempo ni ganas de limpiar, para qué mentirte", nos dice el joven de 22 años, natural de Toledo. "Tenemos contratada a una mujer que viene todos los jueves, unas tres horas. Pero si hace falta que se quede más no nos importa. Merece la pena".

Si no tienes contratado a un limpiador del hogar seguro que conoces a más de una persona de tu entorno que sí lo tiene. Lo que hace unos años era un lujo solo reservado para las clases altas, hoy se ha extendido a la mayoría de la sociedad. Actualmente no es necesario disponer de grandes cantidades de recursos económicos para tener servicio de limpieza a domicilio. O, si bien no se tiene suficiente dinero, se ahorra para poder librarse de esta aburrida tarea.

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