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5 formas de descubrir si tu pareja miente
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NO CRECE LA NARIZ

5 formas de descubrir si tu pareja miente

En todas las relaciones se dice eso de 'estás igual que cuando te conocí' o 'me encanta pasar tiempo con tu hermano', pero recuerda, hay cosas que es mejor no descubrir

Foto: Hay cosas que preferiríamos no saber. (iStock)
Hay cosas que preferiríamos no saber. (iStock)

La vida en pareja no siempre es fácil y, aunque no es lo más común, en algún momento tu pareja te puede querer dar gato por liebre. ¿Recuerdas ese viaje que querías hacer y que, sin que te des cuenta, al final se ha cambiado por el destino que prefería la otra persona?

Quizá tu pareja un día llegó a casa con esa mascota que no querías y que, casualmente se encontró en la calle, de cachorro, sola y desamparada. ¡No se la encontró! Eso lo hemos hecho todos, la mete en casa para que te encariñes y, cuando te quieres dar cuenta, la mascota duerme en vuestra cama.

Si nuestra pareja está muy contenta, creemos que es gracias a nosotros; si está muy seria, que es por el trabajo

Estas son algunas de las situaciones que evitaríamos si formásemos parte de un comando de interrogatorios del FBI. Pero como tampoco hace falta vivir en una paranoia constante, ‘Business Insider’ da algunas pautas para evitar sorpresas incómodas.

Cambios en su comportamiento habitual

Es lo primero y que más se detecta, aunque si la otra persona cambia sus conductas porque está mintiendo, generalmente tenderemos a buscarle alguna justificación. Es decir: si de repente está muy contenta, lo achacaremos a nosotros; si está muy seria, nerviosa o inquieta, a otra cosa, como el trabajo, por ejemplo.

Hay que poner mucha atención: quizá haya algo que nos ha comentado y no nos hizo gracia, o algún motivo para engañarnos. Puede entonces que esos comportamientos escondan un ardid trasnochado. Lo mejor: preguntar directamente.

La narración de los hechos

Si le preguntamos a nuestra pareja por el hecho que nos interesa destapar y se pone nerviosa, puede ser una buena señal de que, efectivamente, miente. Pamela Meyer, autora de ‘Liespotting’, comenta que se puede detectar si alguien miente porque emplea un lenguaje especialmente formal. Según Meyer, la persona mentirosa evitará usar contracciones o expresiones coloquiales que quizá sí utilizaría en otro contexto, creando cierto distanciamiento.

Otro error clásico del engaño es proporcionar demasiada información; si la persona se lía en su explicación empieza a dar vueltas a cualquier idea innecesaria, a la espera de que se le ocurra algo mejor. Es posible, además, que repita las mismas palabras o se explaye con detalles absurdos y que, según avance la historia, le cueste más hablar de manera fluida, por el agotamiento de las ideas y el estrés.

Se mueve mucho

En ocasiones las personas que mienten realizan movimientos inconscientes que pueden resultar reveladores para descubrir el embuste. Uno de ellos consiste en menear la cabeza; si al hacer una pregunta notamos eso, deberemos estar atentos para seguir la pista de la mentira. También ocurre con las manos, aunque en ese caso solemos poder controlarlas más. Otra cosa son los pies, que a menudo nos delatan al marcar el compás de nuestro nerviosismo.

Hay quien conoce bien que nos ponemos nerviosos ante una situación tramposa y por ello hace verdaderos esfuerzos por no moverse nada

La velocidad del parpadeo también puede ser indicativa, por el nerviosismo y, según los profesionales de Rincón de la Psicología, tocarse la boca también es un síntoma de engaño, ya que subconscientemente muestra que no queremos enfrentarnos a esa pregunta que nos han hecho.

No se mueve nada

Lo sabemos; si se mueve, porque se mueve, si no, porque no se mueve. La realidad es que las personas reaccionan a la mentira de forma diferente, también dependiendo de su personalidad. Por ello, por si tu pareja es de esas que tienen nervios de acero, ponemos sobre la mesa también esta posibilidad.

Este punto es en realidad el efecto rebote del anterior; hay quien conoce bien que nos ponemos nerviosos ante una situación tramposa y por ello hace verdaderos esfuerzos por no mover nada de lo que hemos mencionado antes. Sin embargo, el resultado tampoco es exitoso, ya que en una situación normal no parecemos un ‘click’ de Famobil, sino que nos movemos (mucho, aunque no nos demos cuenta) de una forma distendida.

Respuestas vagas

Si ante una pregunta la pareja nos responde con ambigüedad puede que haya algo que no nos quiera contar. Las respuestas “por ahí” o “nada especial” son buenos ejemplos de imprecisión para responder a preguntas como “¿dónde has estado?” o “¿qué has hecho hoy?”.

Pero cuidado, esto solo sirve si no es así siempre, si normalmente suele ser así de escueta en sus respuestas, no tiene por qué estar mintiendo. Y aunque nos esté ocultando algo, tened en cuenta que quizá sea algo bueno, no seáis aguafiestas.

En cualquier caso recomendamos evitar engañar a nuestra pareja; no hay necesidad, y, sobre todo, si mete esa mascota en casa, quedáosla, que traen alegría al hogar.

La vida en pareja no siempre es fácil y, aunque no es lo más común, en algún momento tu pareja te puede querer dar gato por liebre. ¿Recuerdas ese viaje que querías hacer y que, sin que te des cuenta, al final se ha cambiado por el destino que prefería la otra persona?

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