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Trabajo por una "alianza sexual": una famosa directora retrata el acoso en la TV americana
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Trabajo por una "alianza sexual": una famosa directora retrata el acoso en la TV americana

El acoso en televisión no es un puñado de casos aislados. En las redacciones en que se gestan las noticias, según esta ejecutiva, ha sido frecuente y se ha permitido

Foto: Roger Ailes ha dimitido de sus cargos en la Fox en julio a consecuencia del escándalo. (Reuters)
Roger Ailes ha dimitido de sus cargos en la Fox en julio a consecuencia del escándalo. (Reuters)

Shelley Ross es una productora poderosa de la televisión norteamericana, alto cargo de CBS, ganadora de tres Emmys y conocida por programas como 'Good Morning America' o un especial de dos horas con los Clinton cinco semanas después de Columbine.

Ante la cantidad creciente de acusaciones que salen a la luz sobre acoso en los medios americanos, la mujer que convenció a Charles Manson para que concediera su primera entrevista en televisión (22,2 millones de audiencia) ha escrito una carta abierta hablando de su relación con uno de los más importantes denunciados, y en general de la cultura del acosoque ve imperante en el sector. El último boom informativo sobre el tema está protagonizado por Roger Ailes, gran jefe de Fox al que han acusado entre otras la presentadora Megyn Kelly y la reportera Gretchen Carlson. Laurie Luhn, otra subordinada en la productora, ha dicho en una entrevista que él la acosó y la "torturó psicológicamente" durante 20 años, desde 1988. Son ya más de 20 mujeres en total las que han señalado a Ailes, y ahora Ross ha levantado revuelo en los titulares explicando cómo en su momento Ailes le ofreció formar una "alianza sexual".

Recuerdo la conversación como grabada en vídeo. Me dijo: '¿Cuándo descubriste por primera vez que eras sexy?'

Shelley aterrizó en televisión en la primavera de 1981, en la época de Johnny Carson. Se había mudado de Los Ángeles a Florida, donde trabajaba para el 'National Enquirer' y el 'Miami Herald' entre otros periódicos, y entrar en la televisión fue en sus palabras "una auténtica lucha". Después de llamar a muchas puertas durante seis meses, su primera gran oportunidad fue un especial de una hora dirigido por David Frost, que, fue un fracaso porque el día del estreno John Hinckley Jr. disparó al presidente Ronald Reagan. Para colmo, el Sindicato de Guionistas se puso en huelga por los impuestos de la televisión de pago.

En este contexto de incertidumbre profesional, apareció Roger Ailes. Luhn lo ha descrito como "un depredador" y dice que la estuvo pagando por favores sexuales con dinero, mecenazgo, empleos y promociones. Cuando empezó en Fox News, Luhn y él ya tenían una relación, pero para Ross eso no significa que no haya acoso, a juzgar por la doble cara que le mostró a ella. Con el tiempo, Ross y Ailes coincidieron, quedaron varias veces para hablar de su vida como amigos e incluso él le envió un regalo cuando supo que ella estaba luchando contra el cáncer. Sin embargo, ahora cree necesario hablar de cómo fue su primer contacto profesional con él. Sus experiencias nos dan una pista signficativa de la situación por la que han pasado miles de mujeres en todo el mundo. Si alguien prestigioso, bien pagado e independiente como ella puede sentir que tiene las manos atadas ante un acosador, ¿qué no ocurrirá en los escalones más bajos del poder?

Como una marioneta

Roger halagó a Ross profesionalmente, le ofreció un trabajo y la invitó a cenar: "No consigo acordarme de cuál fue el restaurante, pero lo que sí recuerdo bien es hasta la última palabra de la conversación, como si estuviera grabada en vídeo. '¿Cuándo descubriste por primera vez que eras sexy?', empezó Roger. Mi cabeza cayó de golpe sobre los hombros como la de una marioneta y fue incapaz de mirarle más a los ojos. Logré arreglármelas para mirarme fijamente a los pies mientras le contestaba: 'Estoy encontrando esa conversación muy incómoda'. Creí y confié en que eso fuera todo. Él mandó su señal, yo envié la mía. Pensaba que estaba lo suficientemente claro y que a la vez no hería sus sentimientos ni magullaba su ego. Quizá probaría alguna otra frase de ligue, pero bueno, fin del incidente. Pero no es eso lo que ocurrió".

¿Por qué nadie intervino cuando estaba claro que las trabajadoras que se acostaban con David Letterman tenían un trato especial?

"Roger fue muy insistente y continuó explicando cuánto creía en la lealtad y cómo de seguro estaba de que la mejor expresión de esa lealtad es la que adopta la forma de 'alianza sexual'. No era una conversación romántica ni un flirteo. 'Depredadora' tampoco es lo suficientemente exacta. Roger expresaba una auténtica convicción filosófica de que eso nos beneficiaría a los dos, que estaba buscando una compañera y que era de alguna forma especial que me hubiera escogido a mí. Así que quizá 'sectario' es otro adjetivo que debe aparecer. Fuera lo que fuera, ahora sospecho que ese trabajo que rechacé hace una década es el que aceptó Laurie Luhn".

Ross reconoce que lo dejó pasar. "Me tomé un Valium y guardé el problema bajo la alfombra. Ya había hecho el trabajo para subarrendar mi apartamento de Los Ángeles, había conseguido a alguien para cuidarme el coche, y lo peor de todo, le había dicho a mis amigos y a mi familia que me iba a Nueva York a trabajar para 'The Tomorrow Show'. Bien, seguramente no era la chica con agallas, independiente y sin miedo que pensaba que era. Había viajado por todo el mundo, había sido editora con 24 años y tenía propiedades a los 25. Sin ningún apoyo de mi familia y, vuelvo a repetirlo, con la huelga en el sector, me sentía realmente vulnerable por primera vez. A veces es la ley de la jungla y hay que jugar según sus reglas".

Después, según la versión de Ross, seguramente presionado por abogados (entre ellos el de NBC Mickey Rudin, más conocido por ser el abogado de Frank Sinatra) intentó arreglarlo y hacerle aceptar el trabajo para no tener problemas: "Por favor, perdóname, perdóname, debe ser la locura de la mediana edad. No puedo creerme lo que hice, cómo te hablé. Por favor, ven a trabajar para mí y puedes estar segura de que este es el único problema que tendrás jamás. Aún eres la mejor candidata para el trabajo". Según cuenta, hablaron largo y tendido, "y aunque creo que yo sabía que tenía a tres abogados apuntando a su cabeza, creí que lo sentía honestamente.

Hace falta mucho valor para permanecer firme ante el acoso sexual. Hay consecuencias en la carrera, y tiene caras que cuesta reconocer

A Ross le preocupa que lo que sucedió se quede en un titular sórdido: "Hay mucho más en esta historia y mucho más sobre Rober Ailes que no puede pintarse de un solo brochazo. El acoso sexual en la televisión, en abierto o por cable, es una práctica que ha sido predominante durante décadas. Tiene muchas caras, géneros y legiones de colaboradores. Nadie ha dado en el clavo a la hora de contar lo generalizada, intolerante, opresora y despersonalizadora que ha sido para más de la mitad de las personas del sector. Nadie ha contado hasta qué punto se han perdido ideas, creatividad, el daño que se ha hecho".

Ross se lanza al barro

La productora recuerda por ejemplo un picnic del Cuatro de Julio en 1977, en que llevaba un vestido de verano e iba peinada y maquillada: "De repente, un fotógrafo del equipo me recogió del suelo en volandas y me lanzó al barro. No me di cuenta hasta años después de que eso era un acto hostil y dudo de que él se diera cuenta, éramos amigos. Diez años después de aquella comida decisiva con Roger, el vago concepto de acoso sexual en el trabajo empezó de verdad a entrar en el debate social. En octubre de 1991 Diane Sawyer y yo vimos a una profesora de 35 años, Anita Hill, testificar ante el departamento Judicial del Senado que el candidato a la Corte Suprema Clarence Thomas la había acosado sexualmente. Hill se encontró inmediatamente atacada por un grupo de varones blancos, con un senador sugiriendo que tenía una enfermedad psiquiátrica y fantaseaba con que un hombre poderoso estaba enamorado de ella. Otros juzgaron su decisión de trabajar para él a pesar del acoso".

Pero ella entendía las razones de Hill: "¿Por qué tenemos que renunciar a oportunidades laborales? Algunas empezamos a hablar entre nosotras de lo que pasaba. Estábamos muy enfadadas con cómo habían tratado a Anita Hill y yo lo reflejé en una pieza en directo para ABC News que se convirtió en el primer programa sobre casos de acoso sexual". Junto con Sam Donaldson, que se define como "sexista reformado", documentaron varias historias sobre abusos: "Él me había dicho en privado que había pasado sus primeros años en la redacción haciendo sonar las tiras de los sujetadores de las mujeres como un chaval de instituto. Ahora tiene una hija adulta y una joven esposa trabajando en las noticias y han cubierto juntos la historia de una fiesta de la Marina en la que se acosó atrozmente a 26 mujeres, manoseándolas y asaltándolas. El día después de que se emitiera esta historia, el presidente George H.W. Bush aceptó su dimisión de la secretaría de la Armada".

Su siguiente trabajo juntos fue sobre violaciones en la Armada y cómo las mujeres que lo denunciaban eran enviadas a casa con sus familias sin que sus casos tuvieran consecuencias. "Logramos despertar la alarma ante un cuestionario que habían estado dando a las mujeres desde la institución, llamado '¿Realmente te han violado?'" En otra ocasión, ante una horrible novatada de la Marina ("a los nuevos miembros del equipo se los desnudaba, les inmovilizaban pies y manos con cinta y les pintaban los genitales con un abrillantador de botas militares que contenía tolueno, una sustancia química tóxica que quema la piel y no es soluble al agua"), la productora argumentó que los hombres, igual que las mujeres, tenían derecho a servir a su país sin que nadie tocara sus genitales. Después de esta labor periodística, el Marine Corps instituyó su primera división anti novatadas.

¿Hay salida?

Su conclusión es que todos estos no son casos aislados, sino una cultura del acoso que lo impregna todo y de la que es difícil salir: "Hace falta mucho valor para permanecer firme ante el acoso sexual. Hay consecuencias en la carrera de hombres y mujeres. Muchas veces el acoso tiene caras que cuesta reconocer en el momento en que se da. Murmullos, falsas acusaciones, que ponen a las mujeres ejecutivas en una posición difícil que no se exige a los hombres".

Mucho después, en abril de 1993, le llevaron una tarta de cumpleaños con un pene de adorno. Betsy West, una compañera que estaba presente, le contó que había sufrido la misma indignidad 17 años antes en su primer trabajo en la radio: "¿Por qué nadie le dijo al jefe que era mala idea? ¿Por qué nadie le dice a los productores ejecutivos que las chicas jóvenes del equipo no quieren un abrazo mañanero o una invitación a un concierto de rock con el jefe? ¿Por qué nadie intervino cuando estaba claro que las mujeres del equipo que se acostaban con David Letterman disfrutaban de un trato especial? ¿Cuánta gente sabía, o tenía que haber sabido, lo que ahora está saliendo a la luz sobre Fox News?"

Durante 30 años he presenciado una cultura perversa, no son solo unos pocos ejecutivos repugnantes

Su opinión: "no puede haber solo un malo, ni siquiera Roger Ailes. Durante 30 años he presenciado una cultura perversa poblada por muchos más, no solo por unos pocos ejecutivos repugnantes y esos que conservaron sus trabajos por no llamar la atención sobre ello". Recién llegada a la sección de entretenimiento de ABC, cuenta otro acoso: un compañero se acercó, le dio un abrazo bien apretado de oso y le agarró la nalga derecha: "ahora puedo hacer esto porque ya no soy tu jefe". "No, no puedes", le dijo ella. En ese momento estaba allí su marido y se interpuso para defenderla del "saludo".

La productora no quiere "ejercer de policía moral". Odia que, con las alarmas sobre acoso, haya tanto miedo a la hora de piropearse o tenerse cariño en el trabajo, pero cree que si se logra acabar con estos casos será "un precio pequeño a pagar". Dice que "en el trabajo hay mucha gente a la que conocer y de la que enamorarse. Algunos se casan, otros se separan con más o menos incomodidad y pasan a otra cosa. Es diferente cuando el romance afecta al jefe. Bob Iger de Disney, David Westin de ABC News o Les Moonves de CBS se casaron con subordinadas, y lo mismo hizo Roger Ailes.

Las líneas, viene a decirnos Ross, no están claras. Ni entre el trabajo y la vida personal, ni entre lo consentido y lo que no, ni entre la amistad y los tejemanejes para ascender. La forma de solucionarlo, según ella, puede estar en el concepto de reconciliación nacional que llevó a cabo Sudáfrica. No quiere equiparar la brutal violencia del apartheid a los casos, en comparación ridículos, que ella ha visto y sufrido, pero cree que podría funcionar algo como que se hizo con la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, guiada por las palabras del arzobispo Desmond Tutu: "Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón". Los autores de los hechos podían confesar y las víctimas podían declarar públicamente y conceder si lo deseaban la impunidad de sus agresores.

Cree que hay que dar a las víctimas de Fox News y a los denunciados ese tipo de voz pública, ya que, como el apartheid en Sudáfrica, "el acoso sexual es una desgracia nacional". No sabemos hasta qué punto eso solucionaría el problema, pero si lo produjera ella no dudamos de que tendría una enorme audiencia.

Shelley Ross es una productora poderosa de la televisión norteamericana, alto cargo de CBS, ganadora de tres Emmys y conocida por programas como 'Good Morning America' o un especial de dos horas con los Clinton cinco semanas después de Columbine.

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