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Acoso sexual y espionaje a los empleados en el mayor 'hedge fund' del mundo
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ESTE 'HEDGE FUND' ESTÁ A PUNTO DE EXPLOTAR

Acoso sexual y espionaje a los empleados en el mayor 'hedge fund' del mundo

Una denuncia ha puesto de manifiesto algunos de los problemas a los que deben enfrentarse los empleados de la compañía sin que puedan hablar de ellos

Foto: Ray Dalio, CEO y fundador de Bridgewater. (Reuters/Lucy Nicholson)
Ray Dalio, CEO y fundador de Bridgewater. (Reuters/Lucy Nicholson)

No le han ido bien las cosas al fondo de inversión Bridgewater, el mayor 'hedge fund' del mundo, durante los últimos tiempos. En febrero de este mismo año, su fondo Pure Alpha perdió un 10% en apenas dos semanas; en abril, la caída a lo largo del año había ascendido a un 6,75%. La situación no mejoró en junio, cuando la cifra se encontraba en el 14,6%. Pero quizá perder unos cuantos miles de millones de dólares no sea el mayor problema al que tenga que enfrentarse la firma fundada y dirigida por Ray Dalio. Un reportaje publicado esta semana en 'The New York Times' desvela un caso de abuso sexual en el centro de la compañía caracterizada por su “transparencia radical”.

El rotativo estadounidense asegura que el pasado mes de enero un trabajador de 34 años llamado Christopher Tarui presentó una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos de Connecticut. En ella, no solo se hacía referencia a los repetidos intentos por parte de un superior de acostarse con él, sino también “una atmósfera de constante vigilancia en vídeo y grabaciones de todas las reuniones –y la presencia de patrullas de guardas de seguridad– que silencian a los empleados que no encajan con el molde de Bridgewater”. La mayor parte de estos casos no salen a la luz debido a las muy restrictivas cláusulas de confidencialidad presentes en los contratos y que, según la firma, son esenciales al tratarse de un fondo de inversión.

La cultura de la compañía garantiza que no hay nadie en quien pueda confiar para que mi experiencia sea confidencial

Durante años, Dalio ha presumido de la “transparencia radical” de la firma que consiste, básicamente, en grabar en audio y vídeo todas las reuniones de sus empleados para que estén a disposición de los mismos. Como explicaba hace un par de años en 'Bloomberg TV', su polémico sistema de “verdad radical” había permitido llevar a cabo que el trabajo y las relaciones en la empresa mejorasen sensiblemente. Sin embargo, quizá su sistema sea bastante peliagudo cuando se junta con el acoso sexual y laboral. Más aún teniendo en cuenta que los resultados recientes han puesto en duda la utilidad de su “transparencia radical”.

Cámaras de seguridad velan por usted

Según la denuncia presentada por Tarui, su superior inmediato le acosó durante un año, proponiéndole llevar a cabo relaciones sexuales y hablando continuamente sobre sexo. “La cultura de la compañía garantiza que no hay nadie en quien pueda confiar para que mi experiencia sea confidencial”, explicaba en la denuncia. El acoso comenzó durante un viaje a Denver que tuvo lugar en mayo de 2014 y en el que el supervisor acarició la espalda del empleado mientras estaban sentados en la cama. Tarui se levantó y se marchó.

Episodios semejantes se sucedieron a lo largo de los siguientes meses. En uno de ellos, el jefe preguntó a Tarui si había pensado alguna vez en acostarse con otros hombres. Ante la negativa del trabajador, le preguntó de manera específica si estaría dispuesto a tener relaciones con él. El trabajador no se quejó en la empresa hasta que recibió una calificación negativa por parte de su jefe, a pesar de haber sido ascendido recientemente. La razón por la que decidió no tomar cartas en el asunto antes fue porque debido a la cultura de transparencia de la empresa, estaba seguro que el caso saldría muy pronto a la luz.

Es lo que sucedió cuando contó lo ocurrido a un responsable de recursos humanos y otro jefe en una reunión que tuvo lugar en noviembre de 2015. La discusión fue grabada y comenzó a circular entre los cargos superiores de la compañía, como pronto descubrió Tarui. Pasó lo mismo con el encuentro entre el denunciante y el director de la compañía, David McCormick. La firma prometió investigar el caso, pero Tarui asegura que poco después intentaron convencerle para que retirara la denuncia, algo que finalmente ocurrió en marzo. Según señaló otra queja semejante de la National Labor Relations Board, la compañía “ha interferido, contenido y coaccionado” a Tarui para que no ejerciese sus derechos. Algo que, además, no es la primera vez que sucede.

La fórmula de la desgracia

El reportaje expone otro caso denunciado por trabajadores de Bridewater. En este, que tuvo lugar en 2012, varios altos cargos se emborracharon durante una fiesta y se desnudaron para nadar, algo que fue motivo de varias denuncias por algunos de los más de 30 empleados presentes, por “comportamiento inaceptable”. La diferencia con el resto de empresas es la política de “aprender de los errores”, que provoca que todas las disputas sean grabadas en vídeo. Uno de los casos más sonados dentro de la compañía es un enfrentamiento entre varios altos cargos, entre los que se encontraba el propio Dalio, y una trabajadora, que se echaba a llorar en mitad de la discusión.

Bridgewater no es lo que somos; es lo que millones de americanos temen que podamos ser

“La intención del vídeo era dejar que los nuevos trabajadores entendiesen la cultura de Bridgewater de empleados exigentes”, señala el reportaje de 'The New York Times' a propósito de la grabación, que durante mucho tiempo se mostraba a las nuevas incorporaciones. Por su parte, la firma ha calificado el reportaje de una “distorsión de la realidad”. “Bridgewater es conocida por proporcionarle a los empleados el derecho de hablar en voz alta, especialmente sobre sus problemas, y de dar sentido a las cosas por sí mismos”. Sin embargo, como recuerda en 'Business Insider' Linette Lopez, la transparencia radical de la firma ha sido repetidamente promocionada como una herramienta de éxito.

“Dalio ha asegurado que su sistema permite que los problemas y las debilidades emerjan a la superficie y puedan ser tratadas con objetividad”, señala la periodista. “Para mí, este uso de la lógica es aún más preocupante que la vigilancia en sí”. Lopez compara el sistema de Bridgewater con el espionaje de la NSA, que también tenía como objetivo garantizar la seguridad de los ciudadanos. “Bridgewater no es lo que somos; es lo que millones de americanos temen que podamos ser”.

“Es ampliamente conocido que la grabación de las reuniones se lleva a cabo para permitir que los empleados puedan escuchar por sí mismos todas las disputas que ocurren en la empresa”, añadía la explicación de Bridgewater. “Hacemos que estas cintas estén disponibles para los empleados porque creemos firmemente que para tener una meritocracia real la gente necesita ver y escuchar las cosas por sí mismos más que a través de los demás. También pensamos que lo peor ocurre fuera de la vista de los demás, así que la transparencia es saludable”.

La firma está dirigida por los conocidos como Principios (“Principles”), una lista de más de 200 mandamientos que intentan regular casi todos los aspectos de la convivencia dentro de la empresa y que, como señala 'The New York Times', “muchos han comparado con un texto religioso”. Unos cuantos ejemplos: el 41 te pide que recuerdes que “a la larga, terminarás recibiendo lo que mereces”; el punto 142 sugiere que no se utilicen las palabras “nosotros” y “ellos” para esconder la responsabilidad, sino que se utilicen nombres propios; el 199A (sí, hay subapartados) pide a los empleados que no sean perfeccionistas, puesto que “a menudo estos gastan demasiado dinero en cosas que apenas marcan la diferencia a costa de otras más importantes”.

No le han ido bien las cosas al fondo de inversión Bridgewater, el mayor 'hedge fund' del mundo, durante los últimos tiempos. En febrero de este mismo año, su fondo Pure Alpha perdió un 10% en apenas dos semanas; en abril, la caída a lo largo del año había ascendido a un 6,75%. La situación no mejoró en junio, cuando la cifra se encontraba en el 14,6%. Pero quizá perder unos cuantos miles de millones de dólares no sea el mayor problema al que tenga que enfrentarse la firma fundada y dirigida por Ray Dalio. Un reportaje publicado esta semana en 'The New York Times' desvela un caso de abuso sexual en el centro de la compañía caracterizada por su “transparencia radical”.

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