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Se burlaron de ella en una tienda de moda. Su respuesta dio la vuelta al mundo
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Se burlaron de ella en una tienda de moda. Su respuesta dio la vuelta al mundo

Un incidente muy común, de los que todos hemos sufrido en nuestras carnes alguna vez, terminó gracias a la redes sociales con un final inesperado

Foto: Harriet Kinton. (Facebook)
Harriet Kinton. (Facebook)

Es una situación incómoda que se da muchas veces; tener la sensación de que otras personas están comentando algo sobre ti es ya de por sí de mal gusto y algo violento para quien lo sufre. Pero si además puedes oír lo que dicen y comprobar que, efectivamente, están hablando de ti, y para mal, es ciertamente desagradable. Eso es precisamente lo que le pasó a la estadounidense Harriet Kinton que se encontraba de compras en una tienda cuando se dio cuenta de que dos trabajadoras del local estaban hablando de ella.

[La foto de tres chicas en bikini comprando que esconde algo perturbador]

¿Qué harías tú en esa situación? Generalmente la reacción de la mayoría de las personas suele ser hacerse las suecas y procurar darle la menor importancia posible, por esa manía de ser prudentes sobre todas las cosas. A no ser que el agravio en sí sea muy evidente, donde ya, en lugar de eludirlo, cada persona puede tener una reacción de lo más variopinta, probablemente diferente según el carácter de cada cual. Esto es, más reacciones que botellines hay en el mundo.

La publicación ha sido compartida casi 50.000 veces, con cientos de comentarios y mensajes de apoyo

Pues bien, ella pudo escuchar perfectamente cómo criticaban, entre cuchicheos, sus pantalones, y la forma que tenía de sonreír. Este episodio le generó cierta frustración pero, lejos de amilanarse, Kinton decidió dirigirse a ellas, para hacerles saber que era perfectamente consciente de que estaban aludiéndola y, les dirigió una gran sonrisa (esa que criticaban) antes de marcharse.

Fue valiente y dio la vuelta al mundo

Pero, no contenta con esto, y algo disgustada aún por el acontecimiento, Harriet decidió escribir una carta abierta en Facebook, dirigida a esas dos trabajadoras. Ella escribió y la fuerza de las redes sociales hizo el resto: la publicación ha sido compartida casi 50.000 veces y ha dado la vuelta al mundo, por lo que ha sido recogida incluso por la prensa.

Junto a una foto en la que salía sonriendo muy feliz con los pantalones de la discordia, en la carta expresaba su desaprobación directamente a las dos chicas que protagonizaron el incidente. “He escuchado los comentarios que hicisteis sobre mi aspecto y mis pantalones. Hablasteis lo suficientemente alto como para que la mayoría de la gente lo escuchara. Evidentemente, no es la primera vez que hacéis comentarios y os reís de alguien, pero sospecho que otras veces las personas aludidas simplemente giran la cara y se sienten mal por dentro”, exponía Kinton.

Según dice, las palabras de las dos trabajadoras ni sus miradas condescendientes le hicieron daño, pero afirma sentirse disgustada por que piensen que pueden divertirse hablando así de alguien. Además, dice estar segura de que las chicas no esperaban que les lanzara una sonrisa, en lugar de avergonzarse por lo que decían. “No sé qué ganáis haciendo eso, aparte de mirar con cara de tontas cuando os disteis cuenta de que os había escuchado”, añade.

Apoyo dentro y fuera de las redes

Finalmente, se dirigió a ellas por si “en algún momento terminan leyendo esto”, lo que, con toda probabilidad ha sido así después de la repercusión que ha tenido. “Como respuesta lo que os envío es ¡un poco de amor! Si os hicisteis el peinado y os maquillasteis vosotras mismas para ir al trabajo sois ambas muy talentosas, yo no me hubiera hecho tan bien la raya del ojo ni la coleta”.

"No sé qué ganáis haciendo eso, aparte de mirar con cara de tontas cuando os disteis cuenta de que os había escuchado"

Además de los muchos comentarios de apoyo que recibió Harriet, la propia empresa se disculpó al conocer lo ocurrido, también vía redes sociales y, tal y como cuenta ella misma, aceptó las disculpas pero remarcó que lo único que quería transmitir cuando lo hizo público era un mensaje de positividad, que no tenía ninguna intención de victimizarse porque, precisamente, sus comentarios no le afectaron.

Al tiempo, los responsables de la empresa le dijeron que describiera a las trabajadoras que habían tenido tan mal comportamiento, pero ella rehusó acusarlas, y dijo que no era eso lo que quería, sino dar una pequeña lección para que ese tipo de actitudes dejen de suceder.

Es una situación incómoda que se da muchas veces; tener la sensación de que otras personas están comentando algo sobre ti es ya de por sí de mal gusto y algo violento para quien lo sufre. Pero si además puedes oír lo que dicen y comprobar que, efectivamente, están hablando de ti, y para mal, es ciertamente desagradable. Eso es precisamente lo que le pasó a la estadounidense Harriet Kinton que se encontraba de compras en una tienda cuando se dio cuenta de que dos trabajadoras del local estaban hablando de ella.

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