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Violan a una doctora y la empresa le ofrece un masaje como desagravio
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Violan a una doctora y la empresa le ofrece un masaje como desagravio

A menudo pensamos que, con un paquete vacacional, contratamos nuestro viaje y nuestra seguridad, pero no siempre es así, y no te protegerán

Foto: Damos por hecho la seguridad en determinados sitios, pero en ocasiones no es así. (iStock)
Damos por hecho la seguridad en determinados sitios, pero en ocasiones no es así. (iStock)

Georgina Mortimer, una médico de 45 años, decidió pasar sus vacaciones en Santa Lucía, una idílica isla del Caribe que pronto se convirtió en un infierno para ella. Para pasar sus soñados días de descanso, reservó un paquete con una empresa llamada Girls For Sail, que organiza actividades de navegación solo para mujeres. Y ese era precisamente uno de los reclamos que le llevaron a decidirse por la empresa. Esas vacaciones de 2.000 libras “te venden una expectativa de seguridad en un entorno entre mujeres, como la única escuela de vela para mujeres que ‘se cuidan entre sí dentro de un ambiente seguro’”, dice Mortimer, que ha renunciado a su anonimato para denunciar su caso en ‘The Daily Mail’.

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Sucedió durante la segunda noche de estancia, en la villa compartida que le habían asignado como parte del paquete vacacional contratado, que contaba con la acreditación de la RYA (Royal Yachting Center). Georgina, madre de dos hijos, se fue pronto a dormir en aquel entorno paradisíaco. “Las habitaciones no tenían llave, pero había varias instructoras por allí, y entendí que cerrarían la puerta principal cuando nos fuéramos a dormir”, explica ella misma. Con la tranquilidad de que hay alguien responsable de encargarse de tu seguridad, se acostó sin que pudiera ni sospechar que podía sufrir un ataque.

Un monstruo irrumpió en su habitación

"Me desperté y me encontré con un total extraño, siendo estrangulada y violada por un monstruo. Pensé que me iba a asesinar". Así recuerda la doctora la pesadilla (desgraciadamente muy real) que tuvo que vivir. “Su mano apretaba mi garganta tan fuertemente que creí que iba a perder el conocimiento. Casi no podía respirar y mucho menos gritar. Estaba aterrada”, prosigue.

"Pensaba que mi llanto o mis gritos podrían ser razón suficiente para enfadarle y que me asesinara"

El terror se apoderó de ella cuando el violador irrumpió en su habitación y la paralizó, impidiendo siquiera que pudiera pedir auxilio. “Creí que me mataría, pero pensé en mis hijos. Estaba decidida a no morir. Por eso pensé que la única salida de mi supervivencia era permanecer lo más en silencio posible, porque mi llanto o mis gritos podrían ser razón suficiente para enfadarle y que me asesinara después de violarme”, afirma Mortimer.

Probablemente fue el rato más largo de la vida de la doctora que confiesa que se había ido a una actividad solo de mujeres para aprender a navegar creyendo que estaría a salvo. Y ha vivido un infierno.

Presa de un pánico que creyó que nunca iba a terminar, cuenta cómo “transcurrió un interminable cuarto de hora hasta que alguien llamó a mi puerta y el agresor huyó”. Quizá esa llamada fue la que salvó su vida. Pero el agresor pudo huir impunemente.

Tras el terrorífico episodio, Georgina Mortimer llamó a la policía, que la llevó a urgencias para descartar que hubiera contraído VIH u otra enfermedad de transmisión sexual. Seguidamente fue a contarlo a la organización, pero donde pretendía encontrar refugio se encontró con una reacción hostil por parte de la empresa. Entre lágrimas corrió a contar lo sucedido, pero, para su sorpresa, la organización intentó acallar el asunto, recomendando incluso que no lo comentara con el resto de huéspedes, porque “podrían sentirse molestos al saberlo”.

“Yo estaba en shock. Cuando hablé con las organizadoras me hicieron sentir como si hubiera hecho algo malo”, lamenta la doctora. Lo que estaba claro es que ella no podía permanecer allí ni un minuto más, pese a que aún quedaban dos noches. Para solucionar esto Girls For Sail le ofreció una noche de hospedaje en un hotel de la isla. Solo una. Ni siquiera le proporcionaron una solución de vuelta a casa. Fue ella misma quien tuvo que ir al consulado británico, que le ofreció un vuelo de emergencia a Reino Unido.

La empresa trató de silenciar a la víctima

Una vez llegó a suelo británico, emprendió acciones legales contra la empresa, creyendo que su pesadilla habría terminado. Pero aún podía ser peor: cuando notificaron a Girls For Sail la denuncia impuesta, Georgina recibió un email comercial donde, a modo de compensación, le ofrecían una sesión de masaje y manicura en un salón de belleza, que describían como una oportunidad, “un pequeño lujo que esperamos le resulte agradable”, decía. El hecho de que intentaran evitar una demanda y compensar que la hubieran violado con una sesión de belleza hizo que la doctora se sintiera, según sus propias palabras, “humillada e indignada”. “Estoy conmocionada con que una empresa que pretende capacitar a las mujeres, ayudando a aprender a navegar sin hombres, haya tratado a una víctima de violación tan mal. Mi vida se ha vuelto del revés. Tengo recuerdos terribles. Me siento traumatizada y devastada. Voy a hacer lo que pueda para evitar que otra mujer atraviese una situación así”, añade.

Su abogado Vidisha Joshi incide en la responsabilidad que tienen los operadores turísticos y propietarios de hoteles de cuidar de sus clientes. Esta mujer fue atacada en su propia cama mientras estaba en un contexto vacacional que debería velar por su seguridad”.

Ya habían tenido lugar más agresiones sexuales y, pese a ello, no mejoraron la vigilancia para evitar que pasara

Pero no es, ni mucho menos, la primera vez que se silencian este tipo de situaciones. Al comenzar la investigación descubrieron que ya habían tenido lugar en Santa Lucía más agresiones sexuales “y, pese a ello, no mejoraron la vigilancia para evitar que pasara. No había cámaras en el recinto, ni siquiera puertas de seguridad”, explica Georgina Mortimer.

Mientras, desde la RYA se lavan las manos y, pese a que el curso de vela contaba con su acreditación oficial, afirman que “el incidente no tuvo lugar durante un curso de formación acreditado RYA, ni la RYA tenido ninguna participación en la propiedad o disposición del alojamiento en el que ocurrió el incidente”.

Por su parte, y no menos sorprendente resulta la justificación de la dueña de Girls For Sail, Annie O Sullivan, propietaria también de la villa donde ocurrieron los hechos, que ha negado las acusaciones y reivindica que “en TripAdvisor se nos recomienda con 4.5 estrellas desde 2012”.

Georgina Mortimer, una médico de 45 años, decidió pasar sus vacaciones en Santa Lucía, una idílica isla del Caribe que pronto se convirtió en un infierno para ella. Para pasar sus soñados días de descanso, reservó un paquete con una empresa llamada Girls For Sail, que organiza actividades de navegación solo para mujeres. Y ese era precisamente uno de los reclamos que le llevaron a decidirse por la empresa. Esas vacaciones de 2.000 libras “te venden una expectativa de seguridad en un entorno entre mujeres, como la única escuela de vela para mujeres que ‘se cuidan entre sí dentro de un ambiente seguro’”, dice Mortimer, que ha renunciado a su anonimato para denunciar su caso en ‘The Daily Mail’.

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