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Conoce a los 3 jóvenes españoles que han arrasado en el Bachillerato más exigente
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Conoce a los 3 jóvenes españoles que han arrasado en el Bachillerato más exigente

Han conseguido las mejores puntuaciones en las pruebas de acceso a la universidad, y todos ellos tienen algo en común: han cursado el IB en sus respectivos colegios

Foto: Estudiantes pamplonicas, realizando la prueba de acceso a la universidad. (EFE)
Estudiantes pamplonicas, realizando la prueba de acceso a la universidad. (EFE)

A España le gusta el martirio y el flagelo, sobre todo en cuanto a temas educativos. Que si la educación española ya no es lo que era, que si los informes PISA nos dejan en muy mal lugar… Sin embargo, hay un área (incipiente) de la que podemos estar orgullosos: el Programa del Diploma del Bachillerato Internacional, cuyos resultados correspondientes a la convocatoria de mayo de 2016 acaban de publicarse y dejan en muy buen lugar a España. En nuestro país, la tasa de aprobados ha sido de un 87,95%, ocho puntos por encima de la media global, que se encuentra en el 79,28%. La media en nuestro país ha sido de un 31,24, por encima de la puntuación del resto del mundo (30,07).

Tan solo 146 alumnos en todo el mundo han conseguido la máxima puntuación en el examen, dos de los cuales son españoles. Uno de ellos es Gabriel de Haro, el madrileño de 17 años que estudió en el colegio privado SEK-Ciudalcampo y ha obtenido la nota perfecta de acceso a la universidad en las pruebas. Es decir, un 14 sobre 14. “Creo que lo más importante es la constancia, estar siempre intentando no dejar atrás nada, pero además creo que para no quemarte no debes dejar de hacer cosas que te gusten, seguir manteniendo vida social...”, explica el joven a El Confidencial. “Con eso y estudio, se puede sacar perfectamente”. El que piense que una nota perfecta te obliga a olvidarte de las aficiones, está equivocado. Gabriel es un gran aficionado a los videojuegos, suele salir a pasear o va al gimnasio.

Gabriel ha sacado un 14/14, es decir, la nota perfecta en la Prueba de Acceso a la Selectividad

El Bachillerato Internacional fue fundado en 1968. Sin embargo, es ahora cuando se está popularizando en España. Este curso, 2.611 estudiantes españoles recibirán el diploma, un 45% proveniente de institutos públicos. Se trata de un programa exigente, pero que garantiza una alta calidad educativa y reconocimiento universal; de ahí que algunos de los alumnos que han arrasado en las últimas pruebas de acceso a la universidad lo hayan cursado.

Viejo esfuerzo, nuevos métodos

Ya explicamos con anterioridad en qué consistía el Programa del Diploma del Bachillerato Internacional (IB): aprendizaje colaborativo, trabajo por proyectos, gran peso de los idiomas, reconocimiento global y una exigencia mucho más alta que la del Bachillerato tradicional. Sin embargo, se entiende mejor si lo explica quien lo ha cursado. “La principal diferencia, si lo comparas con el Bachillerato español, es que premia mucho más entender el concepto y tratar de realizar conexiones entre lo que has aprendido que memorizar y repetir lo que te han contado en clase”, explica Gabriel. “Al cambiar esa mentalidad, lo que consigues es que el alumno sea más capaz de trabajar por sí mismo, que en mi opinión, con el Bachillerato español, es algo mucho más difícil de conseguir”.

El joven madrileño estudió en un centro privado, pero también es posible cursar el Bachillerato Internacional en un colegio público. Es el caso de Sandro Barissi, que lo llevó a cabo en el IES Martínez Montañés, en Sevilla. El centro ha obtenido muy buenos resultados en el Bachillerato Internacional (sus 20 candidatos lo han aprobado, 18 de ellos por encima de la media), y el caso más evidente es el de Sandro, que obtuvo un 43 de 45 en el IB y un 13,7 sobre 14 en la Prueba de Acceso. Es decir, casi perfecto. “Éramos un grupo de gente con inquietudes muy diferentes, pero como cogieron a los que habíamos sacado las notas más altas, todos teníamos ganas de estudiar”, explica. Barissi tiene su propio método o, mejor dicho, mucho sentido común: “Soy muy rutinario, me gusta dedicarle tiempo y demás, trabajo día a día y, depende de cómo me sienta, dedico una semana a la ciencia, o a física… soy ordenado pero un poco libre”. Como mucho, reconoce, ha tenido que quedarse algún viernes o sábado en casa para estudiar.

"En el público solo entra gente que tiene ganas de hacerlo, mientras que en el privado pueden meterte tus padres aunque no quieras"

La diferencia sustancial respecto a un colegio privado es, precisamente, el ambiente, como descubrió el joven después de charlar con una compañera del San Francisco de Paula. “Piensa que en el público solo entra gente que tiene muchas ganas de hacerlo, es algo personal, mientras que en el privado pueden meterte tus padres aunque no quieras”, añade Barissi. En el San Francisco de Paula estudió precisamente Ángela Cerca de Limón, en un doble programa junto al Bachillerato tradicional. “Al ser dos bachilleratos juntos, la organización es muy importante”. El primer año se dedica a proyectos, monografías y trabajos experimentales; en el segundo, “lo importante es organizarse bien, no agobiarse y saber qué temas tienes cada día”. Su puntuación es de 42/45 en el IB y de 13,385 en la prueba de acceso.

Cada jornada tiene una duración de unas seis o siete horas. En el caso del San Francisco de Paula, desde las ocho y media de la mañana hasta las cinco de la tarde. Eso sí, nada de clases magistrales. Como explica Ángela, “no es un profesor explicando y todos tomando apuntes”. Para la clase de Historia, los estudiantes deben buscar información por su cuenta y preparar sus temas en la biblioteca. Para la de Biología, deben pasar unas cuantas jornadas entre probetas y tubos de ensayo en el laboratorio. Otras asignaturas, como Matemáticas, se trabajan menos fuera del aula, pero también se intenta proporcionarles un cariz más práctico. Además, los estudiantes tienen tiempo libre para otras actividades, como el trabajo social o la creatividad.

Ángela ha comprobado de primera mano la diferencia entre el sistema tradicional y el IB: “Son unos exámenes que preparas durante dos años seguidos pero, y para mí es lo mejor que tiene, no se asientan solamente en la nota que saques al final, sino que influye mucho el trabajo en equipo, las monografías y las evaluaciones internas, que es lo que saco de esta experiencia”. Aunque el doble bachillerato presenta grandes dificultades, hay una motivación extra, explica la estudiante sevillana: “Solo estudiando no puedes sacar el Bachillerato Internacional, pero tenemos muchas ganas de aprender cosas más actuales que se pueden aplicar al mundo real, no solo las lecciones sobre cuestiones más generales del Bachillerato español”.

Gran esfuerzo, recompensa en consonancia

Una de las leyendas que rodean al Bachillerato Internacional es su dificultad. Ninguno de los estudiantes la niegan. Sin embargo, el esfuerzo suele merecer la pena. “No es tan difícil como lo pintan, pero tienes detalles que pueden hacerlo muy duro, porque debes compaginar las horas de estudio con los trabajos escritos que te piden que entregues y que tienen criterios muy exigentes”, explica De Haro. La asignatura que más difícil le ha resultado al joven es Historia, aunque reconoce que a pesar de ello le ha resultado muy interesante, ya que “tienes que responder preguntas que a primera vista no tienen nada que ver”.

Aunque había gente a la que le costaba, con esfuerzo y dedicación lo puedes conseguir

Por ejemplo, en uno de los exámenes de este último curso, se planteaban preguntas como las siguientes: “Con referencia a las potencias centrales en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) o a las potencias del eje en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), ¿en qué medida su derrota fue resultado de tácticas y estrategias inadecuadas/deficientes?” o “Examine los factores que obstaculizaron el éxito del establecimiento de la seguridad colectiva en el periodo 1920-1930 o en el periodo 1945-1955”. Desde luego, nada que ver con lo que estamos acostumbrados a ver en Selectividad.

Para Sandro Barissi, las principales dificultades aparecieron en Literatura, donde el alumno debe escribir un ensayo sobre una de las tres obras que ha leído a lo largo del año ('Fuenteovejuna', de Lope de Vega, 'Bodas de sangre', de Federico García Lorca, y 'El sí de las niñas', de Leandro Fernández de Moratín). Sin embargo, reconoce que “aunque había gente a la que le costaba, con esfuerzo y dedicación lo consigues”.

¿Qué futuro les depara a estos jóvenes? Probablemente, brillante. Gabriel de Haro piensa estudiar Ingeniería Aeroespacial en la Carlos III, su vocación casi desde pequeño, ya que siempre le fascinó el espacio y, además, sus padres son ingenieros en telecomunicaciones. Sandro Barissi se ha decantado, en primer lugar, por estudiar Matemáticas en la Universidad Autónoma de Barcelona y más tarde mudarse a Inglaterra para dedicarse a la Filosofía. Ángela Cerca estudiará Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. Lo que parece fuera de toda duda es que, tarde o temprano, tendremos noticias de ellos.

A España le gusta el martirio y el flagelo, sobre todo en cuanto a temas educativos. Que si la educación española ya no es lo que era, que si los informes PISA nos dejan en muy mal lugar… Sin embargo, hay un área (incipiente) de la que podemos estar orgullosos: el Programa del Diploma del Bachillerato Internacional, cuyos resultados correspondientes a la convocatoria de mayo de 2016 acaban de publicarse y dejan en muy buen lugar a España. En nuestro país, la tasa de aprobados ha sido de un 87,95%, ocho puntos por encima de la media global, que se encuentra en el 79,28%. La media en nuestro país ha sido de un 31,24, por encima de la puntuación del resto del mundo (30,07).

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