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Las cuatro razones por las que todos terminaremos siendo miopes
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UNA EPIDEMIA SILENCIOSA

Las cuatro razones por las que todos terminaremos siendo miopes

Nuestros abuelos siempre nos regañaban por no apartar la vista de un libro o del televisor, pero los datos les dan la razón. ¿Por qué hay tantos problemas de miopía?

Foto: Te quedan muy bien, pero vivirías mejor sin ellas. (iStock)
Te quedan muy bien, pero vivirías mejor sin ellas. (iStock)

Como ocurre con todos aquellos problemas que empiezan a extenderse poco a poco, de manera casi imperceptible, casi no hemos reparado en que el mundo occidental está lleno de miopes. Y España, aún más. Como señalaba el Libro Blanco de la Visión, publicado por la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico (FEDAO) en 2013, los niños españoles son los que más utilizan gafas de toda Europa (con un 40%). En total, 25 millones de españoles utilizan alguna clase de ayuda para ver mejor, ya sean lentes de contacto o gafas.

Es una epidemia a nivel global, como señala una reciente investigación publicada en 'Ophthalmology': según los datos de la macroinvestigación, casi la mitad de los jóvenes de entre 25 y 29 años de Europa son miopes. Es el último paso en una tendencia imparable a lo largo de todo el siglo XX: si naciste en los años 60, recuerdan los investigadores, tienes el doble de probabilidades de ser miope que si hubieses nacido en los años 20. En EEUU, alrededor del 25% de la población sufre este problema.

Malas noticias para los doctorandos incapaces de terminar su tesis: hay una relación entre la miopía y el nivel de formación educativa

La miopía es un defecto en el enfoque visual, por el cual las imágenes son enfocadas por delante de la retina y no sobre ella, por lo que se perciben borrosas. Es uno de esos problemas visuales que surgen durante la infancia del enfermo, al contrario que otros como la presbicia o vista cansada. Por lo general, la mayor parte de miopías pueden atajarse fácilmente con gafas o lentes de contacto, aunque en algunos casos puede derivar en otros problemas. No solo por la conocida como miopía severa (cuando se superan los ocho dioptrías), sino también porque puede conducir a complicaciones como glaucoma, carataras, desprendimiento de retina, maculopatías (degeneración de la zona más sensible de la retina) o mancha de Fuchs. Pero ¿qué está pasando?

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Resulta tentador culpar a la tecnología de todos nuestros problemas visuales, pero los expertos no lo tienen tan claro. Como señalan los autores de 'Increasing Prevalence of Myopia in Europe and the Impact of Education', se trata de una cuestión de educación. Malas noticias para los doctorandos que llevan años y años sin ser capaces de terminar la tesis: como señala el estudio, existe una relación directa entre la miopía y el grado de formación, lo que explicaría por qué se han multiplicado durante las últimas décadas el número de miopes.

Ha sido el aumento de universitarios lo que ha propiciado la difusión de esta enfermedad, ya que hay determinadas peculiaridades de la vida universitaria que perjudican seriamente la vista (además de otra clase de ciegos más hedonistas). “La difusión de la educación en Europa entre hombres y mujeres ha sido masiva después de la Segunda Guerra Mundial”, señala el estudio. ¿Cuáles son estos factores que influyen a la hora de perder la visión, más allá de los puramente biológicos?

  • Nivel educativo. La investigación revista 13 estudios previos, que mostraron de manera unánime una relación entre los problemas de la vista y el nivel de formación educativa de los participantes. Entre todos aquellos que tenían entre 35 y 84 años, “la prevalencia de la miopía en los analizados con educación superior era aproximadamente el doble que en aquellos con educación básica”. Sin embargo, señala el estudio, no se trata del único factor que puede explicar esta tendencia, sino que hay que añadir otros asociados. Son los tres siguientes.
  • Trabajo de cerca prolongado. El concepto de “near-work activity” se utiliza para referirse a todas aquellas actividades que exigen pasar mucho tiempo focalizados en un elemento cercano, como puede ser leer un libro, un papel o utilizar una tablet o el ordenador. Como señalaba una investigación publicada en 'PLOS One', se trata de un factor esencial a la hora de padecer problemas de vista. Según las estimaciones de los investigadores, la probabilidad de padecer miopía aumentaba un 2% por cada hora semanal que se destinaba a estas actividades. Como decían nuestros abuelos, “¡niño, deja ya el libro que te vas a quedar ciego!” O, en otras palabras, “¡infante, detén ese trabajo de cerca prolongado!”
  • Vivir en una ciudad. Suena a idealización de la vida rural (“¿alguien ha visto alguna vez a un hombre arar la tierra con gafas?” y otros lugares comunes) pero, como puso de manifiesto una investigación publicada en 'Clinical and Epidemiologic Research', cuanta más urbana sea la vida de un niño –la edad en la que suelen aparecer las miopías–, más posibilidades tiene de sufrirla. ¿La razón? Como sugiere este estudio de manera quizá perversa, los altos grados de analfabetismo en China –donde se han llevado a cabo investigaciones previas–, provocaba que la población rural estuviese menos expuesta a actividades dañinas para la vista, como la lectura o la escritura.

Hemos pasando de otear el horizonte buscando amenazas a no levantar la vista de nuestro teléfono móvil

  • No salir de casa. Todo está relacionado, aunque no sea exactamente igual. Como señaló una investigación publicada en 'Ophtalmology' en 2008, es pasar tiempo expuesto al sol (y no el deporte en sí mismo) lo que ayuda a que el ojo se proteja de la miopía, aunque la razón no es clara. Podría ser, como sugieren los propios autores en 'The Conversation', que tenga que ver con la producción de vitamina D, o quizá se deba a que, al pasar más tiempo al aire libre, el ojo no tenga que hacer tanto esfuerzo para enfocarse a una corta distancia. En realidad, sugieren los expertos, el principal problema es que hemos pasado de vivir una vida observando el horizonte, en la que nuestros antepasados debían otear la distancia por si se acercaba cualquier amenaza, a otra a corta distancia, en la que no pasamos de los 30 centímetros que nos separan de nuestro móvil.

La trampa tecnológica

Los autores lo tienen muy claro: si cada vez vemos peor, no podemos echarle la culpa a la tecnología, aunque resulte muy fácil. ¿O sí? Hay un dato de peso para pensar que no han sido las tablets y los móviles exactamente los que han propiciado esta epidemia. Según una investigación publicada en 'The Lancet' sobre la miopía en el sureste asiático, entre el 80 y el 90% de los niños que terminan el colegio son miopes. Pero no es nada nuevo, añaden, sino que este cambio se ha producido a lo largo de todo el siglo XX, con una aceleración durante los años 80. Se trata, más bien, de un cambio cultural, aunque ¿no son los libros también parte de la tecnología? No solo vivimos de cerca, sino que también lo hacemos atrapados entre cuatro paredes. Una fórmula que provoca que nuestros ojos sufran, como ellos mismos nos están avisando.

Como ocurre con todos aquellos problemas que empiezan a extenderse poco a poco, de manera casi imperceptible, casi no hemos reparado en que el mundo occidental está lleno de miopes. Y España, aún más. Como señalaba el Libro Blanco de la Visión, publicado por la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico (FEDAO) en 2013, los niños españoles son los que más utilizan gafas de toda Europa (con un 40%). En total, 25 millones de españoles utilizan alguna clase de ayuda para ver mejor, ya sean lentes de contacto o gafas.

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