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Cómo lograr que te den los días de vacaciones que quieres en tu trabajo
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Cómo lograr que te den los días de vacaciones que quieres en tu trabajo

Los expertos recomiendan no cerrarse en banda, pero nadie quiere ser el más pringado en el reparto del pastel vacacional. Te damos seis consejos, y un consuelo por si ya es tarde

Foto: ¿Y pedir teletrabajo en lugar de vacaciones? (iStock)
¿Y pedir teletrabajo en lugar de vacaciones? (iStock)

De golpe se echa encima el calor y ya estás como el año pasado: no puedes reservar el viaje ni el hotel porque has preguntado en la oficina y aún no se conoce el misterioso dato de las fechas. O peor, todos lo sabían menos tú, y te pasan un 'planning' en el que quedan libres dos semanas en febrero y una en noviembre. ¿Cómo salir del círculo vicioso sin tener que ganar la lotería y comprar la empresa?

Hemos preguntado a empleados expertos que conocen distintos sectores y, aunque cada trabajo es un mundo, hay algunas recomendaciones fundamentales que pueden ser útiles a todos. Cierra un momento el navegador con las fotos del chiringuito de playa y te las contamos.

1. Estudia tus derechos

Aunque en la práctica el “donde fueres, haz lo que vieres” marca grandes diferencias, nunca está de más saberse la base legal de lo que luego vas a vivir en el día a día.

Como norma general, recuerda que tienes derecho a decidir tus vacaciones (30 días naturales por año trabajado como mínimo) de mutuo acuerdo con el empresario, a demandar en Inspección de Trabajo o donde corresponda según tu zona si crees que se incumple algún precepto, y a conocer tu calendario vacacional con al menos dos meses de antelación.

El apartado sobre vacaciones en el convenio suele ser corto: empápate, y si crees que hay conflicto pregunta

Aunque tras las últimas reformas laborales, los calendarios de vacaciones se fijan ahora en cada empresa, un documento marco que la ley pone a nuestra disposición para distribuir las vacaciones es el convenio colectivo. Hoy todos los convenios son fáciles de encontrar por internet, en el BOE o en páginas de abogados laboralistas o consultores privados de todo tipo. Aunque esta última opción suele incluir algo de publicidad, puede ser la mejor para leer resúmenes sencillos si te pierdes con la terminología y la redacción engorrosa. El trabajo de estos profesionales consiste precisamente en hacer más cercanas cuestiones complejas, y es fácil distinguir la información interesada de esa que te iluminará rápidamente, orientándote sobre lo habitual en tu sector.

De todas formas, el apartado sobre vacaciones en cada convenio suele ser relativamente corto: empápate, y si crees que hay conflicto entre lo que ves que sucede y lo que figura en el convenio, pregunta, por este orden, en tu departamento, a tu jefe directo y, después, en Recursos Humanos.

2. Ten una actitud abierta y flexible

Decimos preguntar y no exigir ni dar por hecho, porque en el tema de las vacaciones las empresas suelen tener inercias no del todo formales. Si de verdad lo que pides es lo mínimo legal en tu caso —ten en cuenta el tiempo que llevas trabajado y lo que la empresa necesita de ti, no es lo mismo alguien imprescindible que un recién llegado— lo obtendrás de buenas maneras sin necesidad de imponerte.

Piensa que, al final, hay muchas decisiones que se tienen que tomar según criterios subjetivos. Hay que elegir entre varias personas en situación parecida a la tuya, e inevitablemente habrá más inclinación instintiva a ayudar a quien ha pedido siendo agradable que al que ha actuado de entrada a la defensiva y sin empatía.

Si tu trabajo se puede hacer a distancia, ¿has pensado en llegar a un acuerdo para tener las mejores semanas dedicando un rato corto al día a conectarte desde tu pueblo? ¿O en pedir una reducción de jornada temporal en las fechas más codiciadas, en lugar de pedir vacaciones?

Nuestro país tiene fama de poco flexible, pero no todo es culpa de las empresas, a menudo los trabajadores no tienen la iniciativa de proponer cosas distintas.

3. La antelación es la clave

No estamos descubriendo América, pero teníamos que decirlo. Si eres de los que tiende a dejar las cosas a última hora, quizá puedas empezar a interesarte este verano por las vacaciones de Navidad.

Con embarazo, parto o lactancia, puedes pedir tus vacaciones después de la incapacidad o suspensión

La antelación funciona no solo cuando te surja la idea de pedir tus vacaciones. Ten tus fechas de descanso en cuenta también cuando haya cambios en tu situación en la empresa; por ejemplo, cuando cambias de horario, de departamento o de categoría. Si van a promocionarte, puede ser buena idea firmar las vacaciones antes del cambio. Dependiendo del funcionamiento de la compañía, a efectos de veraneo puede ser mucho mejor ser el más antiguo de los coordinadores de planta que el último de los supervisores de zona.

Y sé positivo, si tienes que planear con tanto tiempo es porque tu trabajo ofrece estabilidad, muchos parados y autónomos precarios querrían tener ese problema.

4. Juega todas tus cartas

Ser abierto y flexible no es ser invisible. No tengas miedo de informarte de todos los detalles que puedan beneficiarte y busca todo lo que te afecta a ti de forma particular: otro trabajo en los ratos libres, pareja en la misma oficina, familia lejos...

Si tienes hijos pequeños, sueles tener prioridad por convenio y por sentido común. No es un privilegio, es una absoluta necesidad para tu salud y la tranquilidad de toda la familia. Las vacaciones en fechas sin colegio son las más codiciadas, y a veces no hay otra forma de poder hacerse cargo de los pequeños sin gastarse todo el sueldo en algo que siempre harás mejor tú mismo, así que será duro negociar con otros padres. Por otro lado, si no consigues coincidir mucho con los niños, tendrás precios mucho mejores en vuelos y alojamientos familiares; no hay mal que por bien no venga.

5. Sobre todo la carta de los bebés

Lanzarse a conciliar la vida laboral con la vida paternal es cada vez más difícil. Por suerte hay varias ventajas para los padres recientes que compensan hasta cierto punto.

Si este verano te toca embarazo, parto o lactancia, tienes derecho a pedir tus vacaciones cuando se acabe el tiempo de incapacidad o suspensión que tengas concedido. No hay problema si se acaba el año por el cual te correspondían esos días de vacaciones, se acumularán. Te recomendamos que, no obstante, los cierres lo antes posible: los que tienen que decidir serán más sensibles a un parto reciente, tus necesidades no les parecerán tan urgentes cuando el niño cumpla un año. Aunque lo serán.

Puedes disfrutar la lactancia con una reducción de jornada de una hora al día o puedes sustituirla por días enteros libres poniéndote de acuerdo con la empresa. Y ten en cuenta que no solo las mujeres pueden pedir este permiso. Pero cuidado con la acumulación de estos días de “vacaciones por lactancia” unidos a tus “vacaciones normales” o a una posible excedencia. Hay distintas formas de actuar en esto y en algunos casos no es compatible apurar todas estas posibilidades al máximo.

5. Pídelo todo por escrito

Si tienes una respuesta positiva, no esperes ni un día a solicitarla en negro sobre blanco. En Recursos Humanos o el departamento de turnos tendrán hojas normalizadas de confirmación de vacaciones, pero pide papel de todo lo que te convenga, muy especialmente si haces cambios con compañeros. No todas las empresas están preparadas para esto último o lo ven con buenos ojos, así que, si tienes acuerdo oficioso, id juntos a Recursos Humanos, consultando con vuestros superiores directos, y formalizad un documento que firmen también ellos.

6. Cuidado con septiembre

Es cierto que agosto puede ser un buen mes para trabajar. Si tienes suerte, en el trabajo tendrás buen aire acondicionado, un ambiente más tranquilo y muchos clientes, proveedores o colaboradores de vacaciones dejándote en paz. Pero el precio a pagar puede ser demasiado alto si te vas a descansar en septiembre: en muchos aspectos este mes es el comienzo del año. Se fijan presupuestos, se empiezan proyectos nuevos… y si te pierdes esa vorágine puedes pasar los siguientes meses acusando el estrés.

7. Si todo va mal…

Hay varias formas de consolarse.

Si viajas, ya sabes que en temporada baja es todo mucho más barato. Y puedes ir a lugares que no te habías planteado. ¿Sabes qué temperatura tienen en invierno en Hawái?

No seas como esos que esperan con ilusión todo lo que sea escaparse de la rutina. La mayoría de las veces le dan demasiada importancia a las vacaciones y se decepcionan. Si no tienes buenas fechas, aprovecha más las horas libres de cada día. Disfruta de las terracitas, las piscinas y los paseos al anochecer.

Y si puedes, apasiónate con tu trabajo. Con la mentalidad adecuada, te sentirás libre todos los días.

De golpe se echa encima el calor y ya estás como el año pasado: no puedes reservar el viaje ni el hotel porque has preguntado en la oficina y aún no se conoce el misterioso dato de las fechas. O peor, todos lo sabían menos tú, y te pasan un 'planning' en el que quedan libres dos semanas en febrero y una en noviembre. ¿Cómo salir del círculo vicioso sin tener que ganar la lotería y comprar la empresa?

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