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"Les servimos mal, pero se lo merecían": los camareros revelan tus peores actitudes
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UN TERRENO MINADO

"Les servimos mal, pero se lo merecían": los camareros revelan tus peores actitudes

Piensas que los hosteleros están a tu disposición, pero también son personas con sentimientos: aprende a tratarlos correctamente con esta pequeña guía

Foto: Si no sigues estas indicaciones, vas a enfadar a más de uno. (iStock)
Si no sigues estas indicaciones, vas a enfadar a más de uno. (iStock)

Llega el veranito, y con él, el calorcito, las cañitas, las terracitas, las tapitas, y todos esos infames diminutivos relacionados con pasar horas y horas engullendo cervezas y grasas sin parar al vientecillo de la madrugada. Es el momento del año en el que más contacto tenemos con los camareros que nos atienden, y en el que, a la vez, más probable es que se nos vaya de las manos la confianza con ellos. No hace falta mantener una rectitud decimonónica, pero tampoco conviene pegarle palmaditas en la espalda al camarero como si fuese tu cuñado o tu amigo del curro.

Para conocer nuestros límites, nunca está de más preguntarle a los propios camareros, que son los que tienen que sufrir los excesos de los demás a cambio de sueldos no particularmente altos. Eso o echarle un vistazo a Reddit, esa fuente inagotable de sabiduría cotidiana, para ver qué es lo que les saca de las casillas y hasta dónde podemos tensar la confianza. La pregunta fue planteada hace apenas unos días por un usuario llamado 'Saint_Dichotomy', y ya cuenta con un buen puñado de reveladoras respuestas. Y, aunque la cuestión hacía referencia a “las cosas sencillas que los clientes pueden hacer para facilitarles la vida”, los camareros parecen habérselo tomado de manera muy personal.

La etiqueta es funcional

Las reglas de cortesía habituales señalaban que, una vez hemos terminado el plato, debemos depositar los cubiertos en un lado para indicar que nos hemos dado por satisfechos. Aunque pueda parecer un reducto de otra época, un usuario recuerda que es una regla que ya no se enseña y que es “jodidamente útil”. Sobre todo, a la hora de recoger la mesa; ¿o es que no recordamos al típico camarero que tiene que desplazarse a lo largo de todo un grupo de gente para poner 30 cuchillos y tenedores encima de la vajilla? Además, puede ser útil a la hora de evitar las típicas situaciones en las que el camarero tiene que preguntar, uno por uno, si el comensal ya ha terminado.

Nada de meter la servilleta en el vaso que has utilizado: “Es asqueroso, no lo hagas. Los camareros tienen que sacarlo con sus propios dedos”

No intentes ayudar si no sabes

A la hora de recoger los platos, hay otra alternativa a la de pasar completamente del camarero y es intentar ser demasiado útil, por ejemplo, apilando la vajilla para, supuestamente, facilitarle la vida al que tiene que recogerlos. En realidad, no es así: como explica un usuario llamado 'NSFBF', “es muy probable que no los coloques de una manera que vaya a ser estable a largo plazo y probablemente no se te ocurrirá quitar la cubertería, creando un tambaleante lío que el camarero tendrá que volver a reajustar”. Dos consejos más: si pretendes, como cada vez es más habitual, llevarte en un 'tupper' la comida que te has dejado, no coloques encima la servilleta. Y nada de meter esta en el vaso que has utilizado (“es asqueroso, no lo hagas. Los camareros tienen que sacarlo con sus propios dedos”).

No te pases de listo

A todos nos gusta que nos atiendan pronto, poder sentarnos si vemos una mesa libre y, en general, todo lo que tenga que ver con chascar los dedos y recibir respuesta al segundo. Sin embargo, por lo general (hay poco honrosas excepciones, claro), suele haber muy buenas razones por las que no se nos trate como si fuésemos el rey de Roma, empezando porque hay otras tantas decenas de clientes. Así que si llegamos al restaurante y vemos un cartel que reza “espere aquí su turno”, lo mejor que podemos hacer es esperar ahí nuestro turno (¡sorpresa!), como recuerda un usuario. “Por lo general hay rotación en el mostrador para evitar que haya demasiada gente y para mantenerlo igualado”, explica. “La mayor parte de la gente que se sienta por sí misma lo hacen en mesas que no han sido limpiadas así que se quejan de que están muy sucias”. Conviene tenerlo en cuenta para esos momentos en los que nos arrojamos a la mesa de la terraza que acaba de ser liberada como si fuésemos hienas ante un cadáver fresco.

Pide ahora (o calla para siempre)

De acuerdo, el trabajo del camarero es estar a nuestro servicio, pero si podemos ayudarle, mejor que mejor. Es lo que ocurre con el forero 'Chasen96', que pide por favor por favor por favor que pidamos todo a la vez, ya sea comida, bebida o si falta algún cubierto. “Demasiadas veces me piden una servilleta, voy por una servilleta, y cuando vuelvo piden pan, cuando podía haberlo cogido ya que está al lado de las servilletas”, explica. Probablemente no se te haya ocurrido en ese preciso momento que, ¡qué diablos!, te gustaría comer un poco de pan con el gazpacho, así que haz el esfuerzo de pensar lo que necesitas antes.

La larga sobremesa

Empezamos con los puntos controvertidos o, mejor dicho, aquellos en los que es difícil llegar a un acuerdo cultural. El usuario 'Beauty-sandwich' pide que, cuando comamos fuera, tengamos en cuenta el tiempo que pasamos después de terminar de comer y pagar, “especialmente en una noche ocupada”. No tanto por perjudicar al restaurante (que también), sino por los clientes que vienen después de nosotros, y que puede ser que no tengan la mesa preparada cuando lleguen. “No hace falta que os marchéis, pero podéis seguir con la conversación en el bar y disfrutar de una bebida”, sugiere. A los españoles, acostumbrados a las sobremesas que se alargan hasta la cena, probablemente nos suene fatal; como también la creciente tendencia a juntar tres cenas en la misma mesa cada noche, lo que provoca que más que una agradable velada termine pareciendo el comedor de un colegio con tantos turnos.

Tuvimos una fiesta con más de 20 personas, todas con cuentas separadas. Tuvieron un servicio de mierda y se lo merecían

El gran tabú: la cuenta

Hace no tantos años, a muchos les habría parecido totalmente irrespetuoso dividir la cuenta entre cada uno de los comensales, especialmente si estos se contaban por decenas. Sin embargo, es cada vez más habitual que uno pague con tarjeta, otro en metálico, que dos junten sus menús para pagar juntos… ¿Qué tienen que decir los camareros de esto? “No dividas la cuenta, especialmente si sois un grupo y habéis pedido al azar cervezas por la noche”, pide 'JoanofArc5'. “Es muy difícil llevar la cuenta todo el rato. Las matemáticas no son tan difíciles”. En caso de dividirlo, añade, mejor avisar antes. No siempre son tan restrictivos. Otra usuaria llamada 'cucowgirl' pide simplemente que no se divida la cuenta si los grupos que van a pagar están separados entre sí: “Tuvimos una fiesta con más de 20 personas, todas las parejas con cuentas separadas, pero ninguna estaba sentada junta. Tuvieron un servicio de mierda y se lo merecían”.

Un pequeño detalle marca la diferencia

Un antiguo camarero llamado 'SonicBeastZA' da una serie de consejos en apariencia insignificantes pero que pueden marcar la diferencia. Por ejemplo, comprender que en hora punta no van a servirte a tanta velocidad como en otros momentos; que los camareros y los cocineros son cuerpos separados, por lo que el primero no tiene la culpa directa de que al segundo se le haya pasado la carne; si la comida está mala o no es lo que querías, dilo pronto, no te la comas y luego te quejes; y, en especial, mucho cuidado con los niños. Un restaurante es un lugar lleno de comida y bebida calientes, cuchillos, tenedores y vajillas que pueden cortar miembros si se caen al suelo por un desafortunado empujón. En realidad, todo se resume en lo siguiente, como explica 'Nr1CoolGuy': “Sé bueno conmigo y yo seré bueno contigo. Siempre haré cualquier cosa a mi alcance para hacer que tu experiencia sea lo mejor posible. Las cosas pueden salir mal, pero intentaré arreglarlas. Relájate y disfruta de la comida, tus bebidas y la compañía. Un toque de cortesía hará tu experiencia mucho mejor”.

La cena de los idiotas

Ahora pongámonos en el otro lado de la mesa, cortesía del usuario 'k8fearsnoart', que reconoce haber visto en su familia política los peores comportamientos en un restaurante, y tanto es así que los enumera en el listado, aunque pueden resumirse en un principio: haz caso al maître. “No son malvados, simplemente idiotas”, aclara. Su mayor pecado es no prestar atención al camarero cuando está hablando (“por favor, ¿qué primer plato ha dicho que tiene?”, “¿puede repetir los postres?”); o por ejemplo, pedir las cosas a destiempo cuando sabes perfectamente lo que deseas. “Las dos últimas veces que salimos, nuestros camareros tuvieron que repetir la lista de acompañantes no una ni dos veces, sino cuatro veces porque no hacen caso”, explica el desesperado usuario. “Gracias GIGANTESCAS a cualquiera que trabaje en un restaurante. Sois la hostia, y vuestro trabajo es muy duro, ¡así que gracias!).

Llega el veranito, y con él, el calorcito, las cañitas, las terracitas, las tapitas, y todos esos infames diminutivos relacionados con pasar horas y horas engullendo cervezas y grasas sin parar al vientecillo de la madrugada. Es el momento del año en el que más contacto tenemos con los camareros que nos atienden, y en el que, a la vez, más probable es que se nos vaya de las manos la confianza con ellos. No hace falta mantener una rectitud decimonónica, pero tampoco conviene pegarle palmaditas en la espalda al camarero como si fuese tu cuñado o tu amigo del curro.

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