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8 grandes insultos salidos de la pluma de William Shakespeare
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8 grandes insultos salidos de la pluma de William Shakespeare

La riqueza de nuestro léxico dice mucho acerca de nuestro nivel cultural. Y si ya hablamos de oprobios, muchísimo más: aprende a faltar al respeto con el gran bardo inglés

Foto: Reza para no caer mal a Shakespeare, "The Insultator".
Reza para no caer mal a Shakespeare, "The Insultator".

Ahora que han pasado ya unas cuantas semanas desde el Día del Libro, y con él, la tormenta mediática que se levanta cada año por motivo de la onomástica de las muertes de Shakespeare y Cervantes, podemos volver sobre la obra del inglés sin ningún remordimiento, recuperando uno de los hitos que han arrasado en la prensa este año: una recopilación de los mejores insultos del bardo de Stratford-upon-Avon, y que ha aparecido en medios como 'The Independent' o la 'BBC'.

Es posible que el arsenal lingüístico de Cervantes se adapte más a la realidad española –con ese rufián como mascarón de proa–, pero no debemos hacerle ascos tampoco a aquel considerado como el mejor escritor de todos los tiempos. Así que nos fiaremos de los ingleses, que para eso son sus vecinos, para trazar una lista de los mejores, más humillantes y denigrantes insultos jamás pensados. Faltar o no faltar, esa es la cuestión.

¡Desfigurado por el espíritu del mal, aborto, cerdo, devastador, sellado al nacer para esclavo de la Naturaleza e hijo del Averno!

¡Engendro aborrecido de los riñones de tu padre!” (“Thou loathed issue of thy father's loins”)

Como cabía esperar, el deforme Ricardo III es víctima de un gran número de oprobios a lo largo de toda la obra de teatro que lleva su nombre. Seguramente los más duros sean los pronunciados por la reina Margarita, que le suelta (traducida al español) la siguiente andanada: “¡Desfigurado por el espíritu del mal, aborto, cerdo, devastador, sellado al nacer para esclavo de la Naturaleza e hijo del Averno! ¡Oprobio del vientre pesado de tu madre! ¡Engendro aborrecido de los riñones de tu padre! ¡Andrajo del honor!” Y otras tantas expresiones imposibles de reproducir aquí.

¿Quién te dio esa mirada de ganso?” (“Where got'st thou that goose look?”)

Esta es la pregunta que Macbeth le dirige a un criado ante la llegada de miles de soldados a las puertas del castillo de Dunsinania, de igual manera que nosotros diríamos, en un lenguaje más coloquial, “¿por qué se te ha quedado esa cara de tonto?” En castellano es relativamente común utilizar la expresión “mirada de cordero degollado”, no tanto para denotar estupidez –aunque también– como para señalar que nuestros ojos expresan lástima.

¡Atrás, fregona hedionda, atrás, víbora!” (“You scullion, you rampallion, you fustilarian!”)

Si el lector se ve envuelto en cualquier clase de pelea en el idioma de Shakespeare –valga la redundancia–, le recomendamos la utilización de estos tres epítetos, especialmente si desea que la persona a quien van dirigidos no le entienda. Algunas versiones lo traducen de la manera señalada, pero 'The Independent' recuerda que “scullion” es algo así como un “esclavo de baja estofa” y un “rampallion”, un “canalla”. Más dudas hay acerca del “fustilarian”, que según el autor probablemente se trata de un término inventado por el propio Shakespeare para referirse a una mujer gorda.

Vil bastardo vanidoso” (“You whoreson cullionly barber-monger!”)

Algunas traducciones se conforman con esta sencillita fórmula en lugar de reproducir la alambicada y sonora expresión que, puestos a ser ingeniosos, podría traducirse como “bastardo vanidoso dedicado al barbero”. No es, ni mucho menos, el único insulto que el conde de Kent dedica al intendente en “El rey Lear”: también le acusa de ser “un bribón, cobarde, necio, de baja estirpe, hijo del oprobio, vil solicitante, vago, miserable esclavo que hace de perro para suplantar al hijo de la casa”.

Queso de Bambury” (“Banbury Cheese”)

Cuando en “Las alegres comadres de Windsor” Slender cuenta que fue emborrachado y le robaron, Bardolfo le responde: “¿a ti, queso de Bambury?”. Los españoles nos perdemos por completo el contexto: Bambury –o Banbury, como se escribe en inglés– es una localidad a 32 kilómetros al norte de Oxford famosa por su leche y por su queso, así que llamar a alguien “queso” es una manera de poner de manifiesto su inocencia, como ocurriría con nuestro musical “capullito de alhelí”.

“A pustule, a sore, a tumor digesting my bloodline”: el típico zasca de un padre a su hija

Asqueroso político” (“Scurvy politician”)

La mayor parte de traducciones de esta expresión, que se utiliza para referirse a aquellos que “miran lo que no ven” suelen traducirlo como “ruin”, aunque bien valdría “vil”. Sin embargo, debemos recordar que “scurvy” también puede traducirse como “escorbuto”, lo que le da un toque un tanto más repugnante al asunto.

Maldito portero de todo escudero que viene preguntando por su cabeza loca” (“Thou damned doorkeeper to every custrel that comes inquiring for his Tib”)

Esta rimbomante expresión puede encontrarse en "Pericles, príncipe de Tiro", y utiliza dos términos que incluso para los angloparlantes resultan extraños: “custrel”, que se utilizaba para referirse tanto a los caballeros como a sus escuderos, y “Tib”, que 'The Independent' señala, en referencia al Diccionario de Oxford, que suele utilizarse para referirse a aquellos jóvenes de alocado carácter.

Un tumor, una llaga que supura, una úlcera inflamada en mi sangre corrompida” (“A pustule, a sore, a tumor digesting my bloodline”)

Grandes oprobios se pronuncian en “El rey Lear”, como ya hemos visto, en consonancia con la tragedia que se dirime en sus páginas. El monarca dirige estas palabras a su hija mayor Goneril, quizá con un toque de ternura, puesto que inmediatamente antes le ha recordado que “con todo eso eres mi carne, mi sangre, mi hija”, y acto después, explica que no quiere reprocharle nada (¡quién lo diría!): “Caiga sobre ti el oprobio, no lo llamaré”.

Ahora que han pasado ya unas cuantas semanas desde el Día del Libro, y con él, la tormenta mediática que se levanta cada año por motivo de la onomástica de las muertes de Shakespeare y Cervantes, podemos volver sobre la obra del inglés sin ningún remordimiento, recuperando uno de los hitos que han arrasado en la prensa este año: una recopilación de los mejores insultos del bardo de Stratford-upon-Avon, y que ha aparecido en medios como 'The Independent' o la 'BBC'.

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