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10 cosas que nunca debes tener en tu casa si no quieres que crean que eres de clase baja
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“EL ANTICRISTO DEL ESTILO”

10 cosas que nunca debes tener en tu casa si no quieres que crean que eres de clase baja

Si quieres que tu vivienda tenga clase, y no parezca la mansión de Tony Soprano –u otros mafiosos de la vida real como Juan Antonio Roca–, no compres nada de esto

Foto: Que tengas dinero para comprar muebles no significa que tengas clase. (iStock)
Que tengas dinero para comprar muebles no significa que tengas clase. (iStock)

En un mundo cada vez más desigual, la diferencia en el modo de vida del 1% de la población más adinerada y el resto de los mortales es abismal. Ahora bien, el dinero y la clase –entendida esta como la afinidad de costumbres e intereses que pertenecen al mismo nivel social– no siempre va de la mano. Y sólo hay que ver cómo había decorado su palacete Jaume Matas para comprobarlo.

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Como explica en 'The Daily Mail' el experto en protocolo William Hanson, que sabe reconocer a un “nuevo rico” en décimas de segundo, “una casa es el reflejo de nuestra personalidad, educación y aspiraciones, así que es justo que critiquemos, comentemos y juzguemos lo que los demás han elegido libremente poseer”.

Justo o no, lo cierto es que, según explica Hanson, hay una serie de enseres y detalles decorativos que van contra el buen gusto y que, asegura, nunca debemos escoger si no queremos ser despreciados por la clase alta de verdad (o por cualquier persona con un mínimo de elegancia, independientemente del dinero que tenga).

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Así que, si quieres que tu vivienda no parezca la mansión de Tony Soprano –u otros mafiosos de la vida real como Juan Antonio Roca– es mejor que no emplees tu dinero en cualquiera de estas cosas:

1. Jacuzzi

“Hay pocas acusaciones peores que hacerle a alguien que decirle que tiene, o aspira a tener, un jacuzzi”, explica Hanson. Pero tampoco hay que ser un estirado experto en etiqueta y protocolo para saber que las bañeras de hidromasaje, la aspiración máxima del sueño americano, son el epítome del mal gusto.

Uno ve un 'jacuzzi' y sólo puede imaginar a un cincuentón con sobrepeso disfrutando de una cerveza, a los retoños de este haciendo guarrerías o a Jesús Gil. Y nada de eso tiene clase. Cosa aparte es tener una piscina. Evidentemente si eres rico y tienes una gran casa con jardín debes tener piscina, pero evita decorarla con las típicas cascadas si no quieres que tus amigos adinerados asocien tu mansión con un restaurante chino.

2. Una televisión demasiado grande

No hay nada malo en tener un buen televisor, pero según Hanson las pantallas demasiado grandes, de más de 38 pulgadas, son propias de paletos, quizás porque indican que su dueño le da demasiada importancia a la caja tonta.

Peor aún, explica el experto en etiqueta, es tener una sala de cine (sí, como Tony Soprano): “Una televisión demasiado grande no es nada en comparación a una sala que tiene toda una pared totalmente ocupada por una pantalla”.

3. Una nevera gigantesca

Otro elemento indispensable de las casas americanas que el experto en protocolo británico considera inenarrable. El dispensador de hielo puede levantar pasiones, pero Hanson asegura que los verdaderos miembros de la clase alta huyen de la ostentación, y una nevera que resulta intimidante respecto al resto de la cocina denota falta de elegancia. Los verdaderos ricos, además, se pasan el día comiendo en restaurantes, así que no necesitan conservar tanta comida.

4. Un piano de cola (para aparentar)

Hanson reconoce que no hay nada de malo en tener un piano en casa, pero sólo si alguien de la familia lo sabe tocar. “No soporto los pianos que la brigada de nuevos ricos compran para añadir interés a su casa”, explica el experto. Habría que apuntar que, en general, comprar algo carísimo sólo para dar el pego es una muestra mayúscula de estupidez, sea uno director de banco, frutero o traficante de drogas.

5. Muebles con espejos

Los muebles repletos de espejos no sólo abundan “en las categorías inferiores de la primera división” –otro de los eufemismos que Hanson usa para calificar a los nuevos ricos– sino que son muy poco prácticos. Para mantener estos muebles en buen estado hay que estar constantemente limpiado sus cristales lo que lleva a que, en muchas ocasiones, estén sucios. Y no hay nada pero que intentar aparentar ser un tipo adinerado y tener la casa hecha un asco.

La gente con clase tiene muebles antiguos, de roble o de caoba, que tienen mucho más caché, y no requieren un mantenimiento tan costoso.

6. Estufas de patio

Además de ser peligrosas, estas estufas que se han puesto de moda recientemente para poder disfrutar en invierno del jardín, harán que tu casa parezca la terraza de un bar. Hanson, en su típica proclama clasista (a eso se dedica) asegura que plantar uno de estos artilugios en el jardín es como poner un cartel que diga: “no tengo pedigrí alguno, y soy felizmente inconsciente de ello, aunque extrañamente pienso que soy de clase media”.

7. Imanes de nevera

Estos 'souvenirs' que tienen la inmensa mayoría de las neveras españolas son, según Hanson, una clara muestra de que no se es de clase alta. Ni que decir tiene que la alta burguesía y la aristocracia no decora sus no muy grandes frigoríficos (suponemos que es debido a que no las tocan).

8. Retratos de familia en lienzo

Decorar la casa con retratos de uno mismo no es de muy buen gusto, pero el colmo de la falta de elegancia es, según Hanson, tunear una foto para que parezca pintada a mano e imprimir esta en un lienzo. “Son un signo seguro de que usted está en un nauseabundo establecimiento de clase media”, afirma con repugnancia el Ussía británico.

9. Alfombras gigantes

Aunque no hay nada de malo en usar alfombras, es mejor que estas sean bonitas, pequeñas y a ser posible antiguas, y cubran una parte concreta del suelo (de parqué, por supuesto). Si el piso, por el contrario, está cubierto por entero de alfombras, ocurrirá lo mismo que si nuestra casa tiene moqueta: será un hogar de clase baja. Y punto.

10. Posavasos

Por alguna razón que Hanson no alcanza a explicar, parece ser que los ricos no usan posavasos. “Son el anticristo de la clase social. Tíralos a la basura. No, mejor quémalos. Tiralos a la chimenea y, ya de paso, tírala también a la basura”, asegura. Más claro agua.

En un mundo cada vez más desigual, la diferencia en el modo de vida del 1% de la población más adinerada y el resto de los mortales es abismal. Ahora bien, el dinero y la clase –entendida esta como la afinidad de costumbres e intereses que pertenecen al mismo nivel social– no siempre va de la mano. Y sólo hay que ver cómo había decorado su palacete Jaume Matas para comprobarlo.

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