Cómo deshacerte rápido de la grasa del estómago, según la gente que sabe

Nos encantaría no tener que mencionarla, pero lo cierto es que ya está aquí la operación bikini. Y tú con estos pelos. El caso es que te va a tocar desprenderte de ropa y empezar a enseñar partes de tu cuerpo que han estado hibernando durante los últimos meses. '¿Y toda esa grasa acumulada en mi abdomen?', exclamarás al tratar de calzarte alguno de tus modelitos primaverales. No te sorprendas tanto porque sabes de dónde viene y hasta recuerdas como rebañaste el plato con pan hasta dejarlo impoluto.

Te has mentalizado para bajar de peso, pero por causas inexplicables no consigues reducir los centímetros de grasa que asoman por tu vientre y laterales. No hay manera: ni yendo cuatro días a la semana al gimnasio, quitándote los carbohidratos de tus menús y dándole duro a la fruta y verdura. ¿Por qué? Puede que no estés acompañando tu estrategia de estas cinco pautas, y son fundamentales.

Deshinchate

Vas al gimnasio a diario y siempre haces abdominales, pero tu vientre sigue estando inflado como un balón de playa. Como explica en 'The Daily Mail' la nutricionista Marilyn Glenville. “Las células de grasa producen sustancias llamadas citoquinas inflamatorias que llegan hasta el sistema inmunológico haciendo que las glándulas suprarrenales liberen más cortisol del necesario, y esto provoca que las grasas se almacenen sin control y aumenten los niveles de citoquinas”. Es entonces cuando surge esa desagradable sensación de hinchazón o inflamación abdominal.

Unos simples cambio en tu dieta te ayudarán a reducir la hinchazón que impide que luzcas la tableta de abdominales que te estás trabajando en el gimnasio: mantente alejado de los alimentos preparados, procesados y envasados así como grasas saturadas. Tampoco te vendrá nada mal reducir o eliminar de tu dieta el alcohol, el gluten o los alimentos que aumentan los niveles de azúcar en la sangre rápidamente, como los dulces, los zumos y el pan.

Mantén tu vientre feliz

Nuestra flora intestinal está plagada de bacterias que influyen directamente en algunas de las funciones más importantes de nuestro organismo, como controlar el metabolismo y eliminar estómago se compone de bacterias buenas y malas, llamadas flora intestinal, lo cual tiene una influencia controladora sobre muchas funciones importantes del cuerpo, incluyendo el metabolismo y la reducción de grasa.

Tampoco te vendrá nada mal reducir o eliminar de tu dieta el alcohol, el gluten o los dulces

El problema es que algunos hábitos cotidianos como el consumo de alimentos azucarados, el alcohol, vivir estresados o tomar antibióticos hacen que aumenten los niveles de un tipo de bacterias que no ayudan nada: las conocidas comúnmente como 'malas', que puedes reducir y conseguir que se hagan fuerte sus contrarias (exacto, 'las buenas'), añadiendo a tu dieta platos ricos en fibra y proteínas como los alimentos fermentados, desde yogur hasta chucrut.

Aprende a leer las etiquetas

Todos lo hemos hecho alguna vez: coger los productos 'sin gluten', 'sin azúcar' y 'bajos en grasas' pensando que nos ayudaría a perder peso. Nada más lejos de la realidad, porque este tipo de alimento ni está exento de azúcares ni adelgaza.

Por lo general, este tipo de alimentos contienen una cantidad de edulcorantes artificiales bastante más elevada de lo que imaginas. “Diferentes investigaciones han relacionado el consumo de este tipo de sustancias con cambios de humor y depresiones, y se ha demostrado que las personas que los toman regularmente tienden a ganar peso, como consecuencia de que ralentizan los procesos digestivos y aumentan la sensación de hambre”, asegura Glenville.

No te fíes de los mensajes que veas a primera vista en los paquetes y cajas de productos 'bajos en' y 'con un % menos de', y aprende a leer con detenimiento la verdadera información nutricional.

Duerme más

Cada vez dormimos menos, y las recomendaciones médicas se amoldan a nuestros hábitos. Si antes no debíamos bajar de ocho horas de sueño, ahora parece que con siete –e incluso menos– es suficiente, pero no. Especialmente si pretendemos perder peso.

Mientras dormimos, nuestros cuerpo recargar batería para afrontar el día siguiente aprovechando para reparar las células y el tejido muscular. Si no invertimos el suficiente tiempo en este proceso, además de despertarnos cansados, malhumorados y con nuestras capacidades cognitivas trastocadas, engordamos.

El hecho es que cuando descansamos poco, disminuyen los niveles de leptina en nuestro organismo, y la influencia de la conocida como 'la hormona del apetito' no es ninguna tontería. Se encarga de suprimir la sensación de hambre y cuando no está lo suficientemente presente deja paso a que otra hormona relacionada con la sensación de hambre, la grelina, aumente. Mala cosa en base a los diferentes estudios que han demostrado que su elevada presencia desempeña un papel importante en la regulación del peso corporal.

El consumo de edulcorantes está relacionado con cambios de humor, depresiones y aumento de peso

Uno de ellos, categorizado como macroestudio por la cantidad de años (en torno a 16) que estuvo analizando los comportamientos de 70.000 mujeres, descubrió que las personas que dormían menos de cinco horas por la noche engordaban más que las que disfrutaban de al menos siete horas de descanso. Así que si quieres adelgazar durmiendo, ya lo sabes: procura descansar del tirón y durante un mínimo de 8 horas.

Magnesio: el gran aliado

Tus dientes, huesos, corazón y cerebro lo necesitan. Imprescindible para mantener estables los niveles de energía y el ritmo cardíaco, el magnesio también juega un papel importante en el azúcar en sangre.

No sólo eso, la construcción de músculo y la eliminación de grasa son dos de sus fuertes. Según un estudio publicado en la revista 'Journal of Pharmaceutical and Biomedical Analysis', el magnesio puede aumentar los niveles de testosterona en nuestro cuerpo, una de las hormonas más efectivas en el proceso de quemar grasa. Un suplemento acompañado de visitas regulares al gimnasio, te ayudará a lucir un vientre plano sin demasiado esfuerzo. Si no eres de pastillas, prueba a incluir en tu dieta verduras de hoja verde como espinacas o acelgas, plátanos, alubias, arroz o frutos secos, la forma más saludable de añadir un poco de magnesio a tu vida.