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Olvídate de lo que te han contado las películas: así es el ejército de verdad
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Olvídate de lo que te han contado las películas: así es el ejército de verdad

Los seres humanos sanos sospechamos que lo que te cuentan en el puesto de información del ejército en la expo de turno es mentira: la vida está en otro sitio

Foto: Marines de EEUU y Corea del Sur durante unas maniobras conjuntas. (Efe)
Marines de EEUU y Corea del Sur durante unas maniobras conjuntas. (Efe)

Hay un género en sí mismo –literario y cinematográfico- que parece consistir en la sencilla fórmula siguiente: describa a algunos inocentes, o idiotas, es lo mismo. Que sean jóvenes. Pregúnteles lo que es la guerra, apunte la respuesta y luego suéltelos en la guerra de verdad y disfrute de las vistas.

Por supuesto, lo que retratan las películas, en general, no es la guerra “de verdad” (aunque en algunos casos, como en la magnífica segunda versión fílmica de 'Sin novedad en el frente' de Erich Maria Remarque, la cosa se acerque bastante). Los libros de gente que estuvo allí son casi siempre más exactos, aunque uno puede encontrar, con la misma sinceridad, extremos opuestos. En uno estaría, por ejemplo, Ernst Junger que en sus diarios de la Segunda Guerra Mundial se muestra frustrado porque la ‘blitzkrieg’ le ha hecho todo el trabajo y su división entra en Francia siguiendo el rastro en plan coche escoba, conservando castillos y ocupándose de los prisioneros. Siempre que pienso en él recuerdo aquel chiste:

-¿Cuantos hombres hacen falta para defender París?

-No se sabe, nunca se ha intentado.

Arranque de 'Sin novedad en el frente'.

Ejemplo opuesto es el arranque de 'Viaje al fin de la noche', la famosa novela de Louis Ferdinand Celine, a quien hoy todo el mundo recuerda por su rampante antisemitismo, pero que en ese libro magistral muestra su cara más cáusticamente antimilitarista. En su inicio, un acabado ejemplo de inocente o de idiota, Ferdinand Bardamú (trasunto del propio Celine) se alista por razones que ni él comprende para encontrarse en medio de la carnicería más pavorosa de la historia. Y para encontrarse con que “cuando se carece de imaginación, morir es cosa de nada; cuando se tiene, morir es cosa seria”, volver traumatizado a casa y permitirse algunas reflexiones sobre el miedo puro que todos deberían conocer.

En todo caso, los seres humanos sanos sospechamos que lo que te cuentan en el puesto de información del ejército en la expo de turno es mentira, y que las películas de Hollywood son mentirijillas –trágicas también, aunque pasen bien gaznate abajo cuando uno quiere perder una tarde de domingo. La vida está en otro sitio y la realidad es bien distinta. A veces más aburrida, otras, más traumática. En general, en el ejército, como en cualquier trabajo, profundamente mediocre y chapucera.

Una muestra realista del típico pelotón de infantería dejaría al público preguntándose qué hacen esos chavalitos corriendo por ahí jugando a soldados

Las opiniones en este hilo de Reddit sobre las diferencias entre el ejército real y el hollywoodiense confirman esas sospechas. Allí, unos simpáticos chicos americanos que acabaron en los marines y otros cuerpos exóticos (alístate y verás mundo) dan su visión del asunto contando cómo es la vida real en el ejército. Apunten, jóvenes castores:

1. El lenguaje es mucho más rudo aún que el de las películas.

2. “No todo es acción” (lo sospechábamos)

3. En las películas se da la odiosa situación, apunta un soldado, de que “cuando nadie sabe cuál es su trabajo, los tipos al mando siguen haciendo ‘micromanaging’: en la realidad no tienes que decirle a un marine que tiene que dispararle ‘a los malos’. Tampoco explicarle que lo que acabas de decir ‘es una orden’”.

El célebre y polémico final de 'Senderos de gloria'.

4. En las películas, los soldados están siempre interpretados por gente mayor, igual que en las comedias juveniles los chavales de quince son interpretados por tipos que dejaron hace tiempo la universidad: “Las pelis y las series muestran a soldados rasos en la treintena. En realidad, una muestra realista del típico pelotón de infantería dejaría al público preguntándose qué hacen esos chavalitos corriendo por ahí jugando a soldados, porque suele ser gente de diecinueve o veinte años". 'Sensación de vivir' en crudo y con bajas, no sólo emocionales.

5. La guerra no es tan fácil: “Lo que más odio de las pelis es lo fácil que parece matar o neutralizar a mercenarios o soldados veteranos. Un espía o un héroe se infiltra en la base, unas cuantas patadas y puñetazos y los guardias con armas automáticas ya están en el saco. Los enemigos mueren de un disparo, pero el héroe es herido una docena de veces y aún tiene energía para desactivar la gran bomba o salvar a la monísima heroína atrapada en una celda de seguridad”. (Bienvenido al concepto de ficción para todos los públicos, soldado)

Cuando los héroes de las pelis son bombardeados, se quitan del uniforme el polvo que ha provocado una explosión a cinco metros de ellos y siguen luchando

6. Los “héroes” son los soldados de a pie, pero nadie lo reconoce: “Siempre se pone el acento en los oficiales, a los que se retrata como héroes, nunca en los miembros del pelotón, los soldados rasos que son los que hacen el verdadero trabajo” (Bienvenido al mundo del escalafón laboral, soldado)

7. El cine no reflejan bien las tácticas: “En ‘Salvar al soldado Ryan’, envían hombre tras hombre para capturar una posición y sólo después de que mueran una docena se les ocurre llamar a un francotirador” (Bienvenido al mundo de la estupidez humana, Soldado. Esa descripción casi me la creo)

8. El ejército es burocrático, y las películas no lo reflejan: “No se ve suficiente gente en mesas, fingiendo que trabajan”. (Bienvenido al mundo del ministerio de la guerra, que raramente vende entradas en taquilla)

9. “Prácticamente nadie en el ejército está cachas”. (Así que si te alistaste por eso, además de tonto, estás jodido)

10. El fuego de artillería real es cosa seria: “Cuando los héroes de las pelis son bombardeados, se quitan del uniforme el polvo que ha provocado una explosión brutal a cinco metros de ellos y siguen luchando. Siempre parece que el fuego es una contrariedad sin importancia en lugar de una carnicería”. (Vea usted ‘Senderos de gloria’, soldado)

La escena del francotirador de 'Salvar al soldado Ryan'.

11. “En las pelis todos los oficiales usan esa jerga de radio militar, incuso en las conversaciones normales, cuando en el ejército no se usa ni por radio. Y todo es super limpio y aseado. Nadie tiene una costra de sudor en el uniforme que no ha tenido tiempo de lavar. Los oficiales dan órdenes a todo el mundo como si fuesen robots. En una patrulla real, un buen oficial no debería hacer nada más que estar conectado por radio con el centro de operaciones para informar si hay bajas: todo el resto deberían saber perfectamente lo que hacer, y los soldados se ocupan del resto”. (Nadie sabe nunca “perfectamente” lo que hacer, ni siquiera en tiempos de paz, soldado)

12. Hay mucho ruido: “Nadie parece entender el estruendo que hay en realidad. Estuve en un tiroteo en el hueco de una escalera una vez y mi oído izquierdo todavía zumba diez años después”.

En definitiva, el ejército americano es burocrático, carnicero, reglamentado, ruidoso, malhablado, jerárquico y en general una mierda, y las pelis de Hollywood no lo cuentan. Grandes noticias. Para todos los psicópatas que sin embargo lo estén disfrutando, recomendamos la lectura del libro de Roger Bercel “Capitán Conan” (es como Rambo I pero bien contado y no, no tiene nada que ver con Conan el Bárbaro). Quizá leyéndolo con cuidado, la reintegración en una sociedad pacífica (por otro lado igualmente jerárquica, reglamentada, malhablada y algo 'fake') sea más fácil. Descansen. Es una orden.

Hay un género en sí mismo –literario y cinematográfico- que parece consistir en la sencilla fórmula siguiente: describa a algunos inocentes, o idiotas, es lo mismo. Que sean jóvenes. Pregúnteles lo que es la guerra, apunte la respuesta y luego suéltelos en la guerra de verdad y disfrute de las vistas.

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