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"Si estaba agachado me miraba y me decía cosas obscenas". A ellos también les acosan
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"Si estaba agachado me miraba y me decía cosas obscenas". A ellos también les acosan

Aunque el porcentaje de afectados es mucho menor que el de las mujeres, en ocasiones ellos también sufren abusos por parte del sexo opuesto, y no todos se lo toman a risa

Foto: "Hablaba de cómo le iba a dar lo que se merecía y de cómo me tocaría la polla por encima del uniforme". (iStock)
"Hablaba de cómo le iba a dar lo que se merecía y de cómo me tocaría la polla por encima del uniforme". (iStock)

Cada vez más vídeos virales muestran a través de grabaciones con cámara oculta las reacciones de los hombres en la calle –y a plena luz del día– al observar a una mujer guapa y atractiva –porque lo cierto es que ninguno de los muchos 'experimentos sociales' que han contado con Carmen de Mairena para acosar al personal– caminando o hablando con ellos. Y la mayoría de las imágenes demuestran un comportamiento bastante deleznable por parte de los transeúntes que se creen con derecho a piropear, perseguir e incluso tocar a las mujeres que graban las turbias escenas.

Estamos acostumbrados a que sean ellas quienes denuncien públicamente los comentarios diarios que tienen que sufrir por el simple hecho de ser mujeres. Campañas como #NoMeLlamoNena y otras acciones sociales han servido para concienciar a gran parte de la población de que se trata de un problema real que hay que frenar. Cuanto antes, mejor.

Muchos sugieren que si los roles se invirtiesen en las anécdotas contadas, los ataques podrían haber dado lugar a una denuncia e incluso a una condena

Sin embargo, y pese a la evidencia de que el porcentaje de afectados es infinitamente menor que el de las mujeres, los hombres no quedan exentos del acoso. Aunque la inmensa mayoría de ellos prefieran no desvelar que una mujer les ha increpado o se ha intentado sobrepasar con ellos, un grupo de valientes han decidido contar sus experiencias en un hilo de Reddit. Y ojo, porque en menos de 22 horas la pregunta del usuario John Myers sobre si alguna vez habían sido acosados y cómo reaccionaron recibió cientos de comentarios.

Guapito, se han invertido los roles

A diferencia de la violencia machista callejera, los hombres señalaron como las situaciones más comunes en las que habían sufrido acoso eran en el lugar de trabajo y en los bares, incluso estando acompañados por su grupos de amigos.

Bajo el nombre de workonspace, uno de los usuarios recuerda el acoso verbal que sufrió en el ámbito laboral: “Cuando tenía 22 empecé a trabajar con una mujer de mediana edad en un departamento de IT y ella me acosaba constantemente. Si estaba arreglando un equipo y me agachaba me miraba y me decía cosas obscenas. Hacía este tipo de comentarios también cuando salíamos del trabajo y me hacía sentir muy incómodo. Trataba de sonreír y evitaba estar con ella siempre que podía”.

Una mujer corrió hacia mí mientras estaba recogiendo vasos y metió su mano por dentro de mi pantalón. Tenía las uñas muy largas y afiladas

En una posición parecida a la anterior se encontraba otro usuario cuando, mientras trabajaba, sintió el acoso de una mujer: “Estaba de rodillas fijando el tirador de una puerta. Pasó un grupo de mujeres y una dijo que 'así es como los hombres tendrían que estar'. No hice ni dije nada, pero sabía que si la situación hubiese sido a la inversa habría perdido mi trabajo”.

Y no es el único que piensa así. De hecho, llama la atención que una gran cantidad de los participantes que parecen haber hecho de tripas corazón para compartir sus “estremecedoras historias” –como las definen en 'The Daily Mail'– sugieren que si los roles se invirtiesen en las anécdotas plasmadas, los ataques podrían haber dado lugar a una denuncia e incluso a una condena.

También en el ambiente laboral, Wanderlustian tuvo que enfrentarse a una situación de acoso desde las altas esferas de su empresa. En concreto, por parte de la hija del director: “A menudo me daba azotes en el culo cuando no había nadie alrededor, hablaba de cómo yo le iba a dar lo que se merecía y de cómo me tocaría la polla por encima del uniforme”.

Dos modelos de buen ver participan en un experimento.

Camarero, camarero, aprovecho la ocasión

Muchas de las anécdotas de los usuarios ocurrieron en bares y clubes. La mayoría de las historias de acoso relatadas fueron sufridas por varones que no estaban precisamente de ocio en los locales: los camareros son los grandes perjudicados de las salidas de tono de las féminas.

“Estaba trabajando en un bar y una despedida de soltera tenía una 'lista de atrevimientos'”, comienza relatando uno de los usuarios: “Una de ellas tenía un desafío que decía 'tocar el pene de un individuo al azar'. La mujer corrió hacia mí mientras estaba recogiendo vasos y metió su mano por dentro de mi pantalón. Tenía las uñas muy largas y afiladas”, recuerda, y añade que cuando le pidió que abandonase el local antes de que llamara a la policía, el grupo de mujeres comenzaron a gritarle e increparle que era un machista y un homófobo.

Al hilo de esta historia, Clockworkblk asegura que “cuando eres hombre y trabajas en un bar estás muy expuesto al acoso o asalto sexual”. Agarrones y caricias al azar, abrazos –un clásico vivido por los 'recogevasos' que no pueden usar sus manos para defenderse–, o besos, “son bastante comunes”, comenta el camarero.

Cuando le pedí que abandonase el local antes de que llamara a la policía, comenzaron a gritarme e increparme que era un machista y un homófobo

Uno de los participantes llamado Raskoln1kov compartió una experiencia similar aunque estando del lado del cliente: “Ocurrió en un bar de Nueva Orleans hace unos meses. Una camarera agarró mi pene (por encima de los pantalones) porque 'quería saber qué tal calzaba'. En este momento me reí, pero aún no puedo ni imaginarme qué habría ocurrido si hubiese sido al revés”, opina el acosado.

“Una mujer de unos treinta y tantos iba a tientas por la oscuridad del bar cuando empezó a palpar mi entrepierna. Antes de que comenzase a sobarme los brazos, me negué y me alejé de ella, pero empezó a seguirme”, explica otro.

Las manos quietas

Otro cuenta que cuando estaba celebrando su 18 cumpleaños notó como alguien le agarró de una forma obscena. Confuso, se dio la vuelta y vio que era “una mujer de 50 años o más”. “No sabía cómo manejar adecuadamente la situación y le pregunté si necesitaba ver mi DNI. Fue gracioso en el momento y supongo que ella no pretendía nada con aquel gesto, excepto que quería acariciar la mercancía que tenía delante”.

Claramente, son pocos quienes entienden la impotencia y violencia real que puede sentirse si quien te agarra en contra de tu voluntad es un individio que te duplica en peso y tamaño y no sólo se cree con derecho a sobrepasarse sin más, sino que además la sociedad avala su actitud. Hagámonos un favor y asumamos todos que lo de “tentar la mercancía”, gracioso, gracioso, no suele ser. Para nadie.

Cada vez más vídeos virales muestran a través de grabaciones con cámara oculta las reacciones de los hombres en la calle –y a plena luz del día– al observar a una mujer guapa y atractiva –porque lo cierto es que ninguno de los muchos 'experimentos sociales' que han contado con Carmen de Mairena para acosar al personal– caminando o hablando con ellos. Y la mayoría de las imágenes demuestran un comportamiento bastante deleznable por parte de los transeúntes que se creen con derecho a piropear, perseguir e incluso tocar a las mujeres que graban las turbias escenas.

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