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Las cosas más estúpidas que les han preguntado a los informáticos británicos
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“APAGUE Y VUELVA A ENCENDER”

Las cosas más estúpidas que les han preguntado a los informáticos británicos

Los caminos de la inteligencia son inescrutables, y cuando además son obstaculizados por ordenadores, peor. ¿Qué han tenido que soportar los informáticos?

Foto: 'Dejaré esto aquí... con el resto del fuego'.
'Dejaré esto aquí... con el resto del fuego'.

Los chistes de informáticos se han convertido con pleno derecho en uno de los grandes subgéneros del humor. Ninguna otra profesión en la Historia del ser humano ha irrumpido con tal fuerza en el imaginario humorístico de la sociedad de su tiempo, quizá por la mezcla del desconocimiento de muchas personas mezclado con su integración en el mundo laboral, que da lugar a desternillantes equívocos culturales que ríete tú de López Vázquez rodeado de suecas.

En España hay unos cuantos clásicos, como el de “mamá, ¿qué haces con los ojos cerrados delante del ordenador? / “es que Windows me dijo que cerrara las pestañas” (chum-pán) o la célebre anécdota del “no funciona el ordenador / ¿ha probado a encenderlo?”, pero la mayoría de ellos están ya muy oídos. Por eso merece la pena salir de nuestras fronteras y comprobar cómo la estupidez es universal, incluso aún más en los países anglosajones. Una entrada publicada en el blog de Solar Winds ha reunido algunas de las conversaciones más absurdas mantenidas entre los informáticos y sus clientes.

Dame tu dirección

“–No puedo enviar un email. ¿Me puede ayudar?

–Sí, ¿qué problema tiene?

–Dice todo el rato que no se puede mandar. “Su mensaje no puedo ser enviado”.

–Ok, ¿a qué dirección está intentando mandar el email?

–A esta: calle *****, número **, piso **, letra *.

–Esa es la dirección postal.

–Lo sé. No se manda.”

Uno de esos casos en los que el despistado usuario mezcla el viejo significado de una palabra con su nueva acepción. Algo que le habrá ocurrido a muchas personas hace décadas, aunque hay que admitir que vista la fecha de la conversación (13 de noviembre de 2015), ya le vale a estas alturas no conocer la diferencia.

Los límites del espacio

“–De acuerdo, inserte el primer disco.

–Hecho.

–En la consola, teclee “wordstar” y pulse enter.

–Dice “no encontrado”.

–Ok, prueba con el siguiente disco.

–Ok, tecleo “wordstar” y le doy al enter. Dice “error al leer el disco”.

–Vamos a probar con el siguiente.

–De acuerdo, pero está empezando a apretarse y me está resultando difícil cerrar la puerta.

–¿Cómo?

–¿Debería sacar los otros discos?”

Amigo informático, usted debería saber mejor que nadie, si conoce un poco de programación, que ninguna orden puede darse por supuesta

Wi-Five, colega!

“–Mi Wi-Five está funcionando muy lento. ¿Puedes actualizarla o algo?

–¿Quieres decir el Wi-Fi?

–No, el Wi-Five. Funciona mal desde el lunes.

–¿Quieres que te lo actualicemos a Wi-Six?

–Eso sería genial. ¡Gracias!”

No hay nada más satisfactorio que hacer feliz a un fan de la tecnología de última generación.

El ratón mágico

“–¡Mi ratón no funciona!

–Habías comprado uno nuevo hace poco, ¿correcto?

–Sí, y no funciona. Necesito otro.

–No creo que necesites uno nuevo… quizá baste con cambiar las pilas.

–No tiene pilas. El que compré no las usa.

–¿No es un ratón inalámbrico?

–Claro. ¿Para qué iba a utilizar pilas?

–Mejor voy a mirar.”

El lenguaje informático parece tener algo de mágico. O, de lo contrario, este buen hombre no habría pensado que “inalámbrico” significa lo mismo que “funciona sin pilas, por pura gracia divina”.

El ratón vivo

“–¡La caja dice que viene un ratón incluido!

–Así es.

–¿Por qué me han dado un ratón?

–Necesitas uno.

–¿Está vivo?

–¿Perdón?

–El ratón. ¿Está vivo?

–¿Hay agujeros en la caja?

–Sí.

–Bueno, por lo menos está respirando.

–Eso es bueno… ¿qué hago ahora?

–Cierra la caja, séllala y la recogeremos.

–¿Estará bien el ratón?

–Sí, estará perfectamente. Te vamos a dar un 'notebook' en su lugar.”

Un buen servicio al cliente: no sólo le ofrece una útil alternativa al despistado consumidor, sino que además desratiza su casa y salva la vida a un animal indefenso.

¡Haga algo, esta empresa se hunde!

“–Nuestras acciones han bajado un 30% hoy, incluso con los nuevos datos.

–Ok…

–Claramente el mercado de acciones tiene un problema técnico con la producción. ¿Podéis echar un vistazo a esto y arreglar el problema?

–No estoy muy seguro de qué hacer con esto. Puedo arreglar Internet, pero la bolsa necesita algo de magia con la programación.

–Bien. ¿Podríamos solucionar esto durante el montaje la próxima vez?”

Los informáticos son los grandes chivos expiatorios de la empresa, de igual manera que antes lo fue el contable. Si los datos no encajan o la empresa no parece estar alcanzando los objetivos planeados, no es por una gestión mediocre, sino porque algo ajeno a ellos falla. Y eso suelen ser los putos ordenadores (con perdón).

Dale caña al LAN

“–Hola, mi ordenador funciona muy lentamente. ¿Puedes darle más LAN?

–¿Más LAN?

–Sí. Tengo que entregar un informe al final del día y me está llevando demasiado”.

Suponemos que el LAN al que se refiere el iluminado usuario es un red de área local ('Local Area Network') que, como el lector ya debe haber sospechado, no sirve para que el procesador de texto (no digamos la inspiración del autor) funcione con mayor velocidad.

No suenaaaaaaaa

“–Estoy intentando transcribir algo y no puedo oír nada por los cascos.

–¿Puedes probarlos en otra cosa? Para ver si el problema son ellos o el ordenador.

–Los he probado en el teléfono y funcionan bien.

–OK, puede ser la tarjeta de sonido. ¿Puedes buscar 'sonido' en el panel de control?

–Hay algo abajo con una x al lado.

–Ok, ¿puedes hacer una captura de pantalla para mí?

–OK, haz click ahí y volverás a tener sonido."

Sin comentarios.

Los chistes de informáticos se han convertido con pleno derecho en uno de los grandes subgéneros del humor. Ninguna otra profesión en la Historia del ser humano ha irrumpido con tal fuerza en el imaginario humorístico de la sociedad de su tiempo, quizá por la mezcla del desconocimiento de muchas personas mezclado con su integración en el mundo laboral, que da lugar a desternillantes equívocos culturales que ríete tú de López Vázquez rodeado de suecas.

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