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Ocho sencillos consejos para ahorrar energía (y reducir mucho la factura de la luz)
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Ocho sencillos consejos para ahorrar energía (y reducir mucho la factura de la luz)

Hay pequeños cambios que pueden ayudarnos a gastar un buen puñado de euros menos al año en el consumo doméstico, y hacerlos no requiere un esfuerzo sobrehumano

Foto: Y se hizo la luz, pero para tu economía doméstica. (iStock)
Y se hizo la luz, pero para tu economía doméstica. (iStock)

Parece que en aquel mítico lema de 'luz, gas, personas' se les pasó que al último factor de esta fantástica ecuación le cuesta bastante poder cubrir los gastos que derivan de los otros dos. Tanto es así que, aunque sea una mera fantasía, te has llegado a plantear que si siguen subiendo las tarifas de las facturas y sus impuestos añadidos, vas a tener que quemar cartones en medio de tu salón para poder mantener la casa caliente y ver algo a tu alrededor.

Menos dramas y más remedios de la abuela, que son los que verdaderamente funcionan. Hay pequeños cambios que pueden ayudarnos a gastar un buen puñado de euros menos al año si nos tomamos en serio el ahorro energético doméstico, y tampoco requieren de un esfuerzo sobrehumano. Presta atención porque merece la pena hacerlos.

1. Dúchate pero no te bañes

Aunque tengamos bañera, no nos dejemos guiar por las familias de palabras y optemos por lo correcto: una buena ducha. Lo único malo de este concepto de ahorro energético es que para que funcione nuestro baño en formato ducha no debe superar los cuatro o cinco minutos para que realmente suponga una diferencia (de hecho, si superas los 10 minutos en realidad podrías estar gastando más agua que si llenases todo el sanitario y echases el rato en remojo). Según asegura James Burton en 'The Daily Mail', haciendo esto nos podemos ahorrar al año unos 26 euros en gas y hasta 33 euros en la factura del agua, claro que él coteja tarifas británicas así que son datos meramente orientativos. Lo que sí es un hecho es que saldrás igual de limpio y gastarás menos tiempo y, sí, dinero.

2. Alcachofas ecológicas

No, no hablamos de alimentación vegana ni nada por el estilo. En línea con el punto anterior sería interesante que eches un vistazo al estado de tu actual cabezal de ducha. Algunos tienen una potencia de chorro desmesurada, lo que se traduce en que en tu breve enjuague de no más de cinco gastes la misma cantidad de agua que si llenases una señora bañera. Pregunta en la ferretería más cercana si han oído hablar de las alcachofas 'eco' que consumen menos energía y filtran menos agua. Son algo más caras pero en poco más de tres meses de ahorro económico –échale unos 8 céntimos de euro por ducha que, dependiendo de tu grado de implicación con tu higiene corporal, puede traducirse en cerca de 30 euros menos al año– en pocos meses la tienes amortizada.

3. Calefacción, no sauna

Si tienes la oportunidad de regular bajo termostato tu sistema de calefacción, prueba a ponerlo un par de grados más bajo de lo que recomiendan en los anuncios de coches: 18 grados centígrados es lo ideal. Ojo, porque los expertos aseguran que con reducir en apenas un grado la temperatura podemos ahorrar hasta 100 euros al año.

4. Apágalo todo

Uno de los consejos más repetidos para ahorrar en el consumo doméstico es que antes de acostarnos apaguemos la televisión, la radio y demás aparatos electrónicos. Pero para que el ahorro funcione de verdad no basta con darle al 'off', el botón de 'stand by' –la bombillita que se queda encendida– sigue haciendo gasto. Mínimo sí, pero si en lugar de apagar desenchufas, eso que te llevas. Atención: no poner en marcha este consejo con la nevera, la idea es ahorrar en todos los sentidos y dejar que la comida se estropee no está muy acorde con el listado de consejos.

5. Hierve con menos agua

Es de cajón pero seguramente ni lo habías pensado. Si sólo vas a prepararte un té, ¿para qué llenas toda la cacerola de agua? ¿No te has dado cuenta de que tarda mucho más en calentarse? Lo mismo cuando vas a hervir pasta o unas simples verduras, que no estás en las fiestas de Villarriba y Villabajo que organizaba Fairy ni vas a cocinar para un regimiento. ¿Sabes cuánto dinero estás derrochando? Según cálculos de la empresa especializada en el uso eficiente de energía doméstica Energy Saving Trust, por lo menos 9 euros al año, y fíjate por qué descuido tan tonto. Deja de derrochar agua y electricidad o gas y mide bien las cantidades.

6. Luces fuera

Si cada vez que salimos de una habitación apagásemos la luz, podríamos gastar hasta 20 euros menos al año. Piensa que, a no ser que se trate de bombillas de bajo consumo, cada vez que las enciendes y apagas hacen un uso indiscriminado de energía para tomar temperatura. Como si fueses Grace –la perturbada madre de 'Los otros'– cuando cerraba con llave cada cuarto del que salía en plan histérica, nunca olvides apagar las bombillas.

7. Tapa la olla

Cubriendo las cacerolas con una tapa ahorras energía gracias a que el calor se mantiene a mayor temperatura y se cocina más rápido. Claro que los centimillos que sacarás de este hábito sólo sirven para algo si tienes una placa de inducción eléctrica, de lo contrario quizás no te rente teniendo en cuenta el agua caliente que derrocharás para limpiar además de la olla, su accesorio.

8. Echa las cortinas

Ojo porque este truco varía radicalmente según en la estación del año en la que nos encontremos. Mientras en verano debemos bajar las persianas durante el día para mantener la casa fresca y gastar menos en aire acondicionado –y si no lo tenemos, evitar derretirnos a mediodía–, en los meses de frío debemos hacer lo propio de noche para aislar la casa y que no se escape el calor. Según demostró un estudio realizado en la Universidad de Salford, hacer este gesto cada día podría reducir las facturas en luz hasta en un 17%, y eso que allí las temperaturas no son bastante más estables. Sí señores, más de 100 euros año año. Dale a la manivela y sube y baja persianas, este truco sí que merece la pena.

Parece que en aquel mítico lema de 'luz, gas, personas' se les pasó que al último factor de esta fantástica ecuación le cuesta bastante poder cubrir los gastos que derivan de los otros dos. Tanto es así que, aunque sea una mera fantasía, te has llegado a plantear que si siguen subiendo las tarifas de las facturas y sus impuestos añadidos, vas a tener que quemar cartones en medio de tu salón para poder mantener la casa caliente y ver algo a tu alrededor.

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