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Au pair en Madrid: "Antes del desayuno limpiaba, hacía la colada e iba a por el pan"
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nubes y claros de una experiencia cultural

Au pair en Madrid: "Antes del desayuno limpiaba, hacía la colada e iba a por el pan"

Explotación, estafas e historias de precariedad pueden empañar una experiencia que siempre acaba siendo única: conocer otra cultura desde el hogar de una familia

Foto: Erika en uno de sus viajes mientras fue au pair en EEUU
Erika en uno de sus viajes mientras fue au pair en EEUU

"'Buena suerte y hasta nunca', fueron las últimas palabras que me dijo la madre de la familia que me acogió". Así comienza su relato una au pair holandesa que prefiere no revelar su nombre ni su imagen ahora que por fin ha comenzado a disfrutar su experiencia laboral en Madrid con una nueva familia. Las exigencias de la señora de la casa en su primer destino, que revisaba cada tarea que le encargaba incluso después de mandar que la repitiera hasta tres veces, llegaron a hacer insoportable su paso por ese idílico y céntrico hogar que prometía "un año sabático perfecto por el que además iba a ser pagada". Su historia es la de otros muchos au pairs que quieren aventura o que buscan un medio de vida.

Había contactado con la familia a través de la plataforma gratuita Au Pair World, la más conocida de Europa. Todo parecía hecho a medida, recibió buenas referencias e incluso les conoció tres meses antes de llegar. Y entonces llegó la primera advertencia: la madre era "muy organizada", como le dijo su marido la misma noche que entró por la puerta, recomendándole que no se tomara como algo personal que su mujer fuera tan "estricta". Pronto comenzó el descenso cuesta abajo, con la triple reorganización del armario de la niña de seis años que iba a cuidar; "un armario que ya estaba perfectamente ordenado".

"Ella esperaba demasiado de mí y discutir sobre las tareas no era una opción", explica a El Confidencial por correo electrónico. "Antes del desayuno, por ejemplo, tenía que hacer mi cama y limpiar la habitación, mi baño, hacer la colada y doblar toda la ropa, ir a la panadería y levantar a la niña", relata. Y esto, unido a que sólo libraba un día, a que su paga semanal era muy inferior a la de otras amigas y que la madre "no se cortaba en decir lo que pensaba, que no eran las cosas más bonitas del mundo" desembocaron en una rápida decisión: pedir ayuda a una agencia. El acuerdo verbal con la familia la dejaba desamparada y por ello acudió a la Asociación del Programa Au Pair (AEPA). "Ahora estoy muy contenta con mi nueva familia. Me tratan muy bien y por fin tengo un horario normal y tiempo suficiente para explorar la cultura española", concluye.

¿Suerte o buen ojo?

Entre los factores que componen una buena experiencia au pair podemos hablar de las condiciones de cada país, la conexión con la familia, la seguridad y el respaldo si algo sale mal e incluso, la suerte. Hay numerosos testimonios positivos aunque la decepción y las injusticias que normalmente no trascienden comienzan a salir a la luz. Muchas denuncian sentirse estafadas nada más llegar al llegar a la familia elegida. Por encima de lo acordado -en el mejor de los casos de manera verbal-, encuentran que en lugar de trabajar 5 horas al día, pasan hasta 12 horas encargándose de los niños, planchando hasta la ropa de los padres y limpiando a fondo el garaje; tareas que no les corresponden, mal pagadas y peor tratadas.

Esta situación se ha puesto esta semana de relieve a través del caso de una au pair española que contactó con una familia irlandesa a través de internet y que, tras vivir una desgradable experiencia, sólo pudo recurrir a una ONG. "Cuando llegué al Centro de Derechos del Migrante (MRCI) estaba exhausta, deprimida y débil", ha comentado.

El acuerdo de colocación europeo de 1969 deja claro que un au pair no es un estudiante ni un empleado, sino que se trata de una "categoría especial"

El pasado martes, la Comisión de Relaciones Laborales (WRC) de Irlanda falló a su favor. Este tribunal ordenó a la familia de acogida que indemnice a la au pair española con 9.229 euros, al considerar que había infringido la Ley de Salario Mínimo, de Organización del Horario Laboral y Condiciones de Empleo porque la paga semanal no superaba los 100 euros. "Con este juicio he sentido por fin que mi trabajo se respeta", agradece la beneficiada, cuyo caso ha sentado jurisprudencia en un país en el que hay alrededor 20.000 hogares con au pairs.

Elena es otra au pair avezada desde que en 2013 aterrizara en Irlanda. Al igual que la chica indemnizada, cobraba 100 euros y trabajaba entre 8 y 10 horas al día. En líneas generales se encontraba bien en esa casa, salvo por lo incómoda que acabó siendo la convivencia con un matrimonio que se estaba separando y las broncas provocadas por los problemas de alcoholismo del marido. Tras una estancia de dos meses, cambió de familia, donde tuvo que aguantar las constantes comparaciones con la anterior au pair. "En Navidad me dijeron: 'oye, mira, si quieres mejor no vuelvas y buscamos a otra'", recuerda. "En ninguna casa me sentí muy esclava, la verdad, pero valorada tampoco", comenta ahora desde Inglaterra.

Pablo Rojas, de MRCI, explica que lo vivido por la chica española "es una situación estándar". Esta organización recibe al día varias quejas de jóvenes extranjeros que optan por este programa para aprender inglés en Irlanda, pero "la mayoría no quiere tomar ninguna medida para no perder su trabajo ni su hogar". No obstante, ya acompañan los procesos de denuncia de 48 au pairs.

Au pair en tierra de nadie

La sentencia irlandesa ha caído como un bálsamo entre las chicas y chicos que llevaban tiempo reivindicando condiciones dignas. Pero para las agencias oficiales la decisión tiene una lectura poco deseable, y es que equipara a una au pair con una empleada del hogar sin que se trate del mismo perfil. "Es que así se cargan el programa au pair", explica Lorena Martínez, presidenta de la AEPA. Las empresas se preguntan cuál es la ley irlandesa que entiende que hay que medir por el mismo rasero a unos a y a otros y que ha llevado a este tribunal a considerar que la paga de 100 euros que recibía la denunciante implicaba una infracción del salario mínimo en Irlanda, que desde enero está fijado en 9,15 euros la hora.

Martínez puntualiza que el acuerdo de colocación firmado en Estramburgo en 1969 deja claro que un au pair no es un estudiante ni un empleado, sino que se trata de una "categoría especial" con rasgos de las otras dos. Recibirá alojamiento y comida, y si bien no tendrá un sueldo sí le darán una paga semanal por su jornada de cinco horas diarias y su "colaboración" en las tareas domésticas. El acuerdo estipula también que el au pair tendrá al menos un día libre y disponibilidad para asistir a cursos de idiomas.

El fallo también ha tenido una fuerte repercusión en Irlanda. Algunas familias han comentado en los medios que bajo esa 'nueva' categoría ya no les compensa tener a un extraño sentado a la mesa y encargado de sus niños. "La única razón por la que tengo a un au pair es la asequibilidad porque prescindes de tu privacidad, incluidas las comidas de familia", explicaba una madre, Berry, al diario irlandés Independent. La cultura au pair está especialmente asentada en este país, algo que Dara Calleary, el portavoz de Empleo, Empresa e Innovación del partido centrista Fianna Fáil, atribuye al "aumento masivo de los gastos de guardería". Por eso en los últimos años ha detectado "una expansión del sector de la puericultura informal, lo que incluye cualquier uso inadecuado de las au pairs como encargados de la primera infancia".

"En EEUU tienes contrato, que aunque a veces se lo salten implica algo más de respaldo legal y seguridad que no tienes cuando buscas familia en Europa"

Lo cierto es que más allá del acuerdo europeo, muchos países no tienen mayor regulación y algunos, como Irlanda, ni siquiera lo han ratificado (como se comprueba en este documento). "El problema que veo, desde mi experiencia y por las de las chicas que conozco de mis círculos y del blog (La maleta de una au pair), es que en Europa el trabajo como au pair no está bien regulado", cuenta la experimentada Erika. Alemania y Holanda cuentan con sólidas reglas mientras que en España no ha habido cambios desde que en 1988 ratificó el acuerdo europeo.

¿Por agencia o por tu cuenta?

Erigida casi en consejera, Erika recoge casos de chicas que acuden en su ayuda cuando creen que están siendo víctimas de una estafa, como la brasileña María. María inscribió su perfil en plataformas gratuitas. Enseguida llegó la respuesta de una supuesta familia británica que tampoco tardó en esfumarse. "La situación era sospechosa desde el principio: la familia contactó conmigo directamente por e-mail en lugar de hacerlo a través de la web y borró su perfil después de hacerlo. No tenían foto, pagaban un salario demasiado elevado para tratarse de una au pair... Claro, que yo me di cuenta de esto una vez que me pidieron que depositara dinero en una cuenta", explica María. El antídoto contra la estafa no tiene una fórmula clara. Todo depende de a quién se le pregunte, qué experiencia haya tenido y de qué país estemos hablando.

"Para irte a Estados Unidos necesitas obligatoriamente hacerlo a través de una agencia autorizada por el Gobierno porque para tramitar la visa necesitas un sponsor. Tienes contrato, que aunque a veces se lo salten implica algo más de respaldo legal y una serie de condiciones y seguridades que no tienes cuando buscas familia en Europa", explica Erika. En Europa, por el contrario, "no es necesario irte a través de una agencia porque te ahorras un dinero y porque no necesitas visados ni permisos de trabajo", y lo habitual, añade, es que se cierren los contactos por internet.

Experiencia de Sara

Por su parte, la presidenta de la AEPA cree que "hoy en día la única forma que tienen de hacerlo de forma segura es ir a través de agencia". Lorena Martínez defiende la estructura y las garantías que ofrece una agencia con un equipo humano que cobra 250 o 300 euros, pero también se cerciora de las capacidades de las au pairs y de la idoneidad de las familias de acogida. También se hace un seguimiento y si tienen algún problema, la agencia española contacta con su partner y se toma la decisión correspondiente, desde el cambio de casa hasta una llamada de atención.

"Al venir con agencia a Estados Unidos -que cuenta con una de las regulaciones más completas para au pairs- te sientes más apoyada, no tan sola. Pero para ir a Inglaterra, animaría a que se vayan por su cuenta, a no ser que hagan leyes para regular las estancias", recomienda por el contrario Sara, que ha pasado por ambas experiencias y que ahora comparte su temporada estadounidense en su canal de Youtube. "Para ser sincera, ser au pair es la mejor forma que conozco de explorar un país, aprender el idioma y empaparse de su cultura. Tiene sus pros y sus contras, como todo, pero si tienes suerte con la familia (o la eliges bien) puede ser una gran experiencia", resume.

"'Buena suerte y hasta nunca', fueron las últimas palabras que me dijo la madre de la familia que me acogió". Así comienza su relato una au pair holandesa que prefiere no revelar su nombre ni su imagen ahora que por fin ha comenzado a disfrutar su experiencia laboral en Madrid con una nueva familia. Las exigencias de la señora de la casa en su primer destino, que revisaba cada tarea que le encargaba incluso después de mandar que la repitiera hasta tres veces, llegaron a hacer insoportable su paso por ese idílico y céntrico hogar que prometía "un año sabático perfecto por el que además iba a ser pagada". Su historia es la de otros muchos au pairs que quieren aventura o que buscan un medio de vida.

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